Balance final
Si el festival no ha muerto este a?o hay que reconocer que no ser¨¢ porque sus responsables no hayan puesto cuanto estaba de su mano. Pues no se puede organizar un certamen de este tipo sin saber qu¨¦ se quiere, c¨®mo se quiere y con qu¨¦ medios se cuenta. Insistir en un h¨ªbrido entre feria comercial y semana cultural a nadie satisface. Adem¨¢s este a?o tal mercado no ha existido. Invitar a los nuevos realizadores para despu¨¦s relegarlos al olvido de horas y sala inaceptables, son ganas de cumplir sin cumplir, de igual modo que aceptar a competici¨®n pel¨ªculas ya estrenadas en Francia y relegar a la secci¨®n informativa La vieja memoria, seg¨²n dicen, obedeciendo a presiones exteriores.Escoger un jurado que por razones ?de buen gusto? no elige presidente, escudarse tras cortinas de inhibiciones y justificaciones descargando las posibles culpas en los seleccionadores roza lo pueril cuando no lo incongruente. Bien es verdad que Leslie Caron no es Sadoul, ni Comencini, Bu?uel precisamente, y que, reglamento en mano, en tal jurado hubiera debido incluirse un productor, pero como este particular tribunal opt¨® por operar libremente de antemano, he aqu¨ª su palmar¨¦s que a buen seguro desatar¨¢ pocas controversias, dado que al haber sido exhibidos y premiados algunos de los filmes no es preciso afinar demasiado a la hora de adivinar sus preferencias.
As¨ª la Concha de Oro se ha concedido a Alambrista, ya premio de la Cr¨ªtica en Cannes, buen filme, aunque nada excepcional, narrado con sinceridad no exenta de lagunas, a partir de un relato un tanto breve y demasiado prolongado. Dos conchas de plata han ido a parar al excelente Dossier presentado por Francia, y al desigual Como en casa, bien poco convincente.
Los actores
En cuanto a los actores, se ha distinguido a Jos¨¦ Sacrist¨¢n, muy merecidamente, por su Flor de oto?o, y una Calrol Burnett poco m¨¢s que graciosa. La mejor direcci¨®n ha sido la de Rodr¨ªguez Arag¨®n, ambiciosa, brillante y personal, y en cuanto a la perla del Cant¨¢brico ha ido a parar a manos del asesino de Pedralbes.
Con esto el festival concluye un a?o m¨¢s. Se dice que en ciertas altas esferas oficiales existe el proyecto de organizar otro en Torremolinos o Palma de Mallorca. Puede ser, pero de todas formas hay que, reconocer que por mucho que sus secretos enemigos se muevan, no se precisa mucho para acabar con lo que queda de ¨¦ste. Cada a?o aparece m¨¢s sin sentido, vacilante y pobre, incapaz de soltar amarras con el tiempo. pasado y afrontar de una vez por todas un camino nuevo y acorde con sus particulares intereses.
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