Hacia unos acuerdos econ¨®micos-sindicales
(Miembro de la Comisi¨®n Ejecutiva Confederal de la UGT, diputado del PSOE)
El desarrollo pol¨ªtico en los pr¨®x¨ªmos meses va a estar marcado por un hecho de una importancia excepcional: la aprobaci¨®n por el pueblo espa?ol de una Constituci¨®n democr¨¢tica que va a poner fin al proceso constituyente que se inici¨® el d¨ªa 15 de junio del pasado ano. Ello va a suponer el punto culminante de una ruptura institucional con el pasado franquista y, l¨®gicamente, la consolidaci¨®n de un Estado democr¨¢tico que har¨¢ dif¨ªcil que actos desestabilizadores puedan provocar procesos involutivos. Las soluciones de ?emergencia nacional? propiciadas por determinados partidos pol¨ªticos y fuerzas sindicales, as¨ª como otros agoreros de la pol¨ªtica en base a pretendidas situaciones de un dramatismo exagerado, no van a tener justificaci¨®n pol¨ªtica una vez aprobada la Constituci¨®n.
Durante esta etapa de transici¨®n, la necesidad de conseguir una Constituci¨®n democr¨¢tica y abierta, de todos los espa?oles, que permita el juego a todos los partidos pol¨ªticos motiv¨®, junto a las circunstancias propias de este per¨ªodo de transici¨®n y dada la relaci¨®n de fuerzas existente en el Parlamento, el desarrollo de una pol¨ªtica de ?consenso? que posibilitara una Constituci¨®n de las caracter¨ªsticas antes mencionadas.
A pesar de las declaraciones de algunos de sus miembros, para el actual Gobierno de UCD la situaci¨®n ideal ser¨ªa la de continuar, una vez celebrado el refer¨¦ndum de la Constituci¨®n, con el mismo esquema de ?consenso? pol¨ªtico y econ¨®mico seguido hasta ahora; pol¨ªtica en la que se ver¨ªa apoyado por el PCE. La raz¨®n radica en que el actual Gobierno no cuenta con una mayor¨ªa absoluta en el Parlamento, encontr¨¢ndose en una situaci¨®n inc¨®moda en base a la cual necesita, desesperadamente, el apoyo parlamentario de otras fuerzas pol¨ªticas que le permita desenvolverse con cierto desahogo. Con ello, la UCD tratar¨ªa de mantenerse en el Gobierno sin necesidad de convocar nuevas elecciones legislativas, l¨®gicas despu¨¦s de finalizado el per¨ªodo constituyente. Y en este contexto se sit¨²a la petici¨®n de un acuerdo pol¨ªticoecon¨®mico con una vigencia de tres a?os, precisamente los que restan para cumplirse el actual per¨ªodo legislativo.
Un acuerdo de este tipo no s¨®lo reducir¨ªa el papel del Parlamento, instituci¨®n b¨¢sica en la consolidaci¨®n de la democracia, sino que provocar¨ªa una grave desmovilizaci¨®n de los trabajadores comprometiendo su capacidad de acci¨®n reivindicativa en los pr¨®ximos a?os. Al mismo tiempo, una pol¨ªtica consensual global, que ha tenido su, valor en el per¨ªodo anterior, ser¨ªa negativa no s¨®lo para los trabajadores, sino para el pa¨ªs, que entrar¨ªa en un estado de frustraci¨®n al anularse en el juego pol¨ªtico la nitidez necesaria entre las alternativas de los distintos partidos y en base a las cuales se presentaron ante el electorado. En s¨ªntesis, la UGT no est¨¢ de acuerdo con una pol¨ªtica global consensuada que s¨®lo servir¨ªa para mantener en el poder a un Gobierno de derechas.
Evidentemente, existe un hecho constatable: la grave crisis econ¨®mica que puede agravar a¨²n m¨¢s la actual situaci¨®n de los trabajadores. Esta situaci¨®n puede justificar un acuerdo a trav¨¦s del cual se intente aliviar los problemas que les ¨¢fectan, fundamentalmente el del paro. Pero ante unos, acuerdos globales pol¨ªt¨ªco-econ¨®micos, nosotros propugnamos unos acuerdos con un contenido econ¨®mico-sindical, referidos al a?o 1979.
Estos acuerdos deben ser unos acuerdos a tres bandas; es decir, negociados exclusivamente por las asociaciones de empresarios, las centrales sindicales m¨¢s representativas y el Gobierno. Ello no s¨®lo dejar¨ªa intacta la operatividad del Parlamento, sino que tambi¨¦n potenciar¨ªa el protagonismo de los trabajadores a trav¨¦s de las centra les sindicales m¨¢s representativas. Es evidente, que para nosotros la posici¨®n del Gobierno no puede ser, en ning¨²n caso, la de un ¨¢rbitro que redujera la negociaci¨®n a una confrontaci¨®n entre centrales sindicales y empresarios. El Gobierno, desde el momento en el que est¨¢n en juego contrapartidas sindicales, inversiones p¨²blicas, etc¨¦tera, tiene que ser un tercero en la negociaci¨®n. Por otra parte, el contenido de estos acuerdos no debe entrar en aspectos estrictamente pol¨ªticos, que s¨®lo son competencia del Parlamento a trav¨¦s del juego democr¨¢tico de los partidos pol¨ªticos.
La capacidad de negociaci¨®n de las centrales sindicales puede alcanzar una serie de contrapartidas (garant¨ªa del poder adquisitivo de los salarios, pol¨ªtica de empleo y de lucha contra el paro, sistema democr¨¢tico de relaciones laborales, democratizaci¨®n de las instituciones de la Seguridad Social, patrimonio sindical, etc¨¦tera) que mejorar¨ªa notablemente la situaci¨®n de los trabajadores, al mismo tiempo que potenciar¨ªa a las centrales sindicales en defensa de los intereses que est¨¢n llamadas a representar.
?Constituye esto un ?pacto social? como denuncian peyorativarmente CCOO y el PCE? La clase trabajadora y la opini¨®n p¨²blica necesitan un debate clarificador que evite argumentos manipuladores de la realidad. Y esto exige que se precise qu¨¦ es lo que se entiende por ?pacto social?. Porque, l¨®gicamente, si el ?pacto social? se define en funci¨®n de las partes que van a intervenir en la negociaci¨®n, tan ?pactossocial? es un acuerdo global pol¨ªtico-econ¨®mico como un acuerdo de contenido econ¨®mico-sindical, ya que en ambos participar¨ªan las fuerzas r¨¦presenlativas de las partes sociales e incluso, en el primero, las representaciones pol¨ªticas de dichas partes. Y si el ?pacto social? se determina en funci¨®n del contenido del mismo, cualquier acuerdo que se reduzca a una moderaci¨®n salarial haciendo recaer el peso de la crisis exclusivamente sobre los trabajadores s¨®lo obtendr¨ªa una rotunda negativa por parte de la UGT. No somos tan ilusos como para pretender obtener, a trav¨¦s de los acuerdos, una serie de transformaciones estructurales que modificaran el modelo econ¨®mico capitalista; ello ser¨ªa desconocer que un Gobierno de derechas, como el actual, a menos que sea un suicida, jam¨¢s podr¨¢ hacer concesiones en el terreno de las estructuras que configuran el modelo econ¨®mico. Pero tampoco hay que minimizar la capacidad de las centrales sindicales para, en un acuerdo a tres bandas, obtener contrapartidas concretas y favorables a los trabajadores. Para la UGT, la mejora de la situaci¨®n de los trabajadores, la potenciaci¨®n de los sindicatos en la empresa, su participaci¨®n en los ¨®rganos gestores de la Seguridad Social y de las empresas p¨²blicas, la potenciaci¨®n de una infraestructura sindical de servicios para los trabajadores, son factores que van a influir positivamente en un cambio a favor de la izquierda en la correlaci¨®n de tuerzas actualmente existente.
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