Aprobada una cierta representaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas en el Senado

Los debates constitucionales en el Pleno del Senado no depararon ayer ninguna sorpresa, y apenas se produjeron modificaciones respecto al texto anterior. Un t¨ªmido intento de articular la representaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas en el Senado, la definitiva desaparici¨®n de los senadores reales y el mantenimiento del t¨ªtulo de la Corona tal como estaba en el proyecto constituyeron los principales temas de la sesi¨®n de ayer, que comenz¨® con unas palabras de p¨¦same por la muerte del Papa. Informan Bonifacio de la Cuadra y Sebasti¨¢n Garc¨ªa.

La nueva composici¨®n del Senado fue ratificada ayer por el Pleno de la C¨¢mara alta, que asumi¨® la modificaci¨®n introducida por su Comisi¨®n Constitucional sobre el texto aprobado por el Congreso. Entre las novedades destaca la incorporaci¨®n de un senador por comunidad aut¨®noma y uno m¨¢s por cada mill¨®n de habitantes del territorio de ¨¦sta. La desaparici¨®n de los senadores de designaci¨®n real fue despedida con elogios de sabor funerario.De nuevo el consenso UCD-PSOE hizo que se estrellaran contra ¨¦l los escasos votos particulares mantenidos, incluso aquellos a los que, al ser rechazados en la Comisi¨®n Constitucional del Senado, centristas y socialistas hab¨ªan dado esperanzas de que prosperar¨ªan en el Pleno. Tal fue el de los Senadores Vascos, por medio del cual se abr¨ªa la posibilidad de que los estatutos de las comunidades aut¨®nomas contuvieran normas relativas a la elecci¨®n de los cuatro senadores provinciales.

Igualmente, el de Joaqu¨ªn Satr¨²stegui, que abogaba por que se a?adiera a la proporci¨®n de un senador por cada mill¨®n de habitantes lo siguiente: ?O fracci¨®n superior a 500.000.?

El ataque m¨¢s duro al texto aprobado se debi¨® al ¨²nico senador comunista, Jos¨¦ Vicente Mateo, quien antes, de que el Senado se convierta en una C¨¢mara duplicada, in¨²til y regresiva, solicit¨® su supresi¨®n.

Los que s¨ª quedaron definitivamente suprimidos fueron los senadores reales, aunque ya se encarg¨® el portavoz de UCD, Antonio Jim¨¦nez Blanco, de recordarles que, seg¨²n lo convenido entre partidos que representan m¨¢s de once millones de votos, su presencia en el Senado -como la de los restantes senadores- se prolongar¨¢ unos tres a?os, dando a entender de este modo que no hay previstas elecciones generales antes.

El se?or Jim¨¦nez Blanco elogi¨® la independencia de los senadores reales, que -seg¨²n dijo- no han comprometido con su actuaci¨®n al Rey y a la Monarqu¨ªa. Carlos Ollero agradeci¨® los elogios, pero insisti¨® en la conveniencia de que, en coherencia con ellos, se mantuviera este grupo, normal en otras monarqu¨ªas democr¨¢ticas.

Tanto el voto particular del se?or Ollero como el de Isa¨ªas Zarazaga en favor de los senadores reales fueron finalmente retirados, a pesar de lo cual el socialista Guillermo Alonso del Real intervino en contra de la existencia de esta clase de senadores, por entender que la decisi¨®n sobre qui¨¦nes son los mejores corresponde s¨®lo al pueblo, ?que va a ser el ¨²nico se?or de Espa?a?. ?No queremos servir a la Monarqu¨ªa -dijo-, si no que ella sirva al pueblo.? El se?or Ollero replic¨® congratul¨¢ndose de que los senadores reales hayan servido de pretexto para que ?algunos muestren su progresismo?.

El texto del art¨ªculo 68 no parece satisfacer demasiado a los socialistas, en nombre de los cuales Antonio L¨®pez Pina dijo que ?UCD pod¨ªa haber sido m¨¢s generosa en la gradualizaci¨®n de la representaci¨®n territorial?.

Y as¨ª se confirm¨® en el momento decisivo de los votos, en que UCD y PSOE se repartieron los papeles para abstenerse o votar en contra de cada una de las propuestas formuladas y finalmente votar juntos el texto del art¨ªculo 68, que fue aprobado con sus 141 votos favorables; siete en contra, de los Senadores Vascos y los se?ores Xirinacs y Audet, y veintiuna abstenciones, de los grupos Entesa deis Catalans y PSI.

Seguidamente fueron aprobados por unanimidad los art¨ªculos 61 a 73, ambos inclusive, que regulan el estatuto,de los diputados; y los senadores, la capacidad de ambas c¨¢maras para establecer sus reglamentos y los per¨ªodos de sesiones de las Cortes Generales

La sesi¨®n de la tarde lleg¨® hasta la aprobaci¨®n del art¨ªculo noventa.

lntervenci¨®n de Osorio

El almirante Gamboa propuso en el art¨ªculo noventa que el Rey pudiese devolver a las Cortes proyectos de ley para su reconsideraci¨®n por una vez. Alfonso Osorio, por su parte, defendi¨® que el Rey pueda someter a refer¨¦ndum cualquier ley que no hubiese promulgado en el plazo previsto. A t¨ªtulo de ejemplo aludi¨® a una posible ley sobre el aborto, aprobada por escasos votos de diferencia en las C¨¢maras, y que posiblemente el Rey considerara conveniente someterla a la consideraci¨®n del pueblo.

Alberto Ballar¨ªn (UCD) le contest¨® que notaba reminiscencias del pasado mon¨¢rquico, ?y de otros pasados?, en las palabras del se?or Osorio. Record¨® que precisamente por enfrentarse al Parlamento cayeron el rey Alfonso XIII y el presidente de la Segunda Rep¨²blica, Alcal¨¢ Zamora.

Desde su esca?o el se?or Osorio contest¨® que no era una facultad excesiva la que propon¨ªa, y que el Senado, respetuosamente, deb¨ªa h¨¢bersela concedido al Rey, ya que figuraba en la ley para la Reforma Pol¨ªtica.