La huelga de la Ford brit¨¢nica puede romper la pol¨ªtica salarial del laborista Callaghan
Cumplida su primera semana, la huelga de los 57.000 trabajadores manuales de la compa?¨ªa automovil¨ªstica Ford en Gran Breta?a ha entrado en una fase m¨¢s dura al rechazar los representantes sindicales nuevas negociaciones con la direcci¨®n mientras ¨¦sta no abdique claramente de su adhesi¨®n a las directrices gubernamentales que fijan en un 5% el aumento m¨¢ximo de los salarios en el a?o fiscal 78-79.
El pr¨®ximo movimiento de los l¨ªderes sindicales es ponerse en contacto con sus colegas de Valencia para asegurarse de que los trabajadores espa?oles de Ford no incrementar¨¢n su productividad para suplir las p¨¦rdidas de la compa?¨ªa en el Reino Unido, cifradas en 1.400 millones de pesetas al d¨ªa tras la paralizaci¨®n de sus veintitr¨¦s plantas el lunes de la semana pasada. Acuerdos similares ser¨¢n establecidos con los obreros de la multinacional norteamericana en Alemania y B¨¦lgica.Se avanza ya que cualquier paso hacia el desbloqueo de la situaci¨®n no se producir¨¢ antes de mediada la semana entrante en que el comit¨¦ ejecutivo nacional del partido gobernante inicia su conferencia anual y la c¨²spide pol¨ªtico-sindical laborista se da cita en Blackpool.
La firmeza con que el Gobierno se ha aferrado a los topes salariales como medio de combatir la inflaci¨®n puede provocar un serio enfrentamiento entre el laborismo combativo y la tendencia
?disciplinaria? que encabeza el primer ministro. Una noci¨®n izquierdista pidiendo del se?or Callaghan flexibilidad en la pol¨ªtica salarial y solidariz¨¢ndose virtualmente con los trabajadores de la Ford, a duras penas pudo ser congelada en una reuni¨®n previa del comit¨¦ ejecutivo laborista.
James Callaghan empe?a en Blackpool su propia autoridad dentro del partido. La lucha contra la inflaci¨®n, formalizada en las cuatro fases del ?pacto social?, ha sido la piedra angular de su gobierno, y su propia permanencia al frente del mismo est¨¢ determinada en buena parte por el resultado de su prueba de fuerza con los sindicatos. En su reciente congreso de Brihton, los dirigentes de los casi doce millones de trabajadores brit¨¢nicos afiliados decidieron oponerse a la intervenci¨®n administrativa en materia salarial y presionar en favor de un ordenado retorno a la libre negociaci¨®n con las empresas.
Solidaridad de los empleados
Las perspectivas de la huelga de la Ford pueden ensombrecerse a¨²n mas si sus 12.500 empleados administrativos llevan adelante un gesto de solidaridad con los trabajadores manuales. Hasta el momento, la posibilidad es s¨®lo una oferta, pero su materializaci¨®n paralizar¨ªa departamentos clave para el funcionamiento continental de la compa?¨ªa. Los centros europeos de investigaci¨®n, marketing y repuestos tienen su sede en Gran Breta?a.La ¨²ltima oferta oficiosa a los trabajadores -que reclaman 3.000 pesetas m¨¢s a la semana, reducci¨®n a 35 horas de la jornada semanal y mayores beneficios sociales- supone agregar al 5% permitido por el ministro de Hacienda otro 7% en concepto de productividad demostrable. Con todo, este paquete queda todav¨ªa lejos de las reivindicaciones de los 57.000 huelguistas.
Plan de inversiones
La hip¨®tesis de que, siguiendo ¨®rdenes de Detroit, la Ford brit¨¢nica estuviera dispuesta a resistir para luego invocar razones de productividad y trasladar una parte sustancial de sus instalaciones a otros pa¨ªses europeos menos ?sindicalizados?, no parece veros¨ªmil a corto plazo. La firma norteamericana est¨¢ embarcada en este pa¨ªs en un plan de inversiones masivas durante los pr¨®ximos cuatro a?os, que totalizar¨¢ m¨¢s de 150 millones de pesetas.
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