El debate paralelo
Cuando la funci¨®n se acerca al final, se repite de nuevo el tingladillo de antes: los pasillos toman un nerviosismo de sala de urgencias y aqu¨ª est¨¢n todos tratando de mirar a trav¨¦s del ojo de buey el quir¨®fano donde el problema vasco es intervenido a coraz¨®n abierto. Entonces se congela la c¨¢mara, se dan largos descansos y los portavoces establecen una circulaci¨®n extracorp¨®rea de negociaciones de ¨²ltima hora, desacuerdos sudados y citas nerviosas. Pero la opini¨®n del cirujano es que de esta tampoco sale. Sucede ahora lo mismoque en el Congreso. El remate constitucional en el Senado, bajo la presi¨®n psicol¨®gica del finiquito, est¨¢ rodeado por la tensi¨®n de esa escena que los directores del Oeste montan como Final en la polvorienta plaza del poblado entre un rubio de UCD y un moreno del PNV, con la banda sonora callada y ellos sobando cara a cara la disposici¨®n transitoria como se acaricia una culata mientras el personal contempla el desenlace desde los soportales.El verdadero debate circula por los pasillos, donde se ve cruzar al sofisticado Di¨®genes desnudo dentro del barril con un cirio en la mano buscando la f¨®rmula, la m¨¢gica palabra que resuelva la charada del problema vasco. El pesimismo es total, porque todo est¨¢ dicho, todos los resortes se han agotado, de modo que hasta aqu¨ª llegaron las aguas.
Ayer por la ma?ana hubo en el Senado una escaramuza dial¨¦ctica que marca la posici¨®n de lo que se cuece por debajo. Primero entre Ur¨ªa Epelde, portavoz de los vascos, y el socialista Eparraguirre se estableci¨® una de mosqueo con Sabino Arana y Pablo Iglesias por en medio, que fue un irailer de la entrevista de la tarde entre el PNV y el PSOE en la calle de Felipe IV. Despu¨¦s la agarrada del navarro de UCD Javier del Burgo con el alav¨¦s Bajo Fanlo, entre los que pasa la raya auton¨®mica. Los fueros no son la Constituci¨®n de los vascos, sino un aspecto de la Constituci¨®n espa?ola, Por el hecho de su propia existencia, los fueros excluyen la idea de independencia o autodeterm¨ªnaci¨®n. Aparte de esto, los millones son de todos.
Mientras los enfermeros arrastran la camilla por el pasillo y todo el mundo levanta la s¨¢bana para ver qu¨¦ cara pone el enfermo, los valen cianos en sal¨®n buscan su identidad perdida, que es casi como un pendiente de la Concha, Piquer extraviado bajo el esca?o hasta el interior del art¨ªculo que proh¨ªbe la federaci¨®n de regiones aut¨®nomas. Los catalanes Audet y Benet, acompa?ados por el comunista alicantino Mateo Navarro, se han puesto del lado de la cultura com¨²n, y Bevi¨¢ Pastor y Farn¨®s por la parte de ac¨¢ del sentimiento regional, cada cual a su aire, han cantado las desgracias del Pa¨ªs Valenciano con autonom¨ªa de segunda, su re chazo de Catalu?a, su deseo de ofrendar nuevas glorias a Espa?a con est¨¦tica de bombo y platillo y su aspiraci¨®n intelectual de formar un con junto de pa¨ªses catalanes. Mateo Navarro an daba por all¨ª repartiendo un comunicado firmado por intelectuales como en los viejos tiempos.
Y la funci¨®n segu¨ªa al ralent¨ª, con la atenci¨®n puesta fuera de la sala, donde se ve siempre a un vasco en medio de un corro de periodistas. Al final lleg¨® la noticia de otro atentado. Es la se?al de que la Constituci¨®n est¨¢ a punto de terminar. Es como un siniestro adorno.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.