Zumeta: "Pintura", 80x100 cms
?Nada me es m¨¢s querido que una canci¨®n gris, en la que lo indeciso, y lo preciso se dan la mano. ? As¨ª es la pintura de Zumeta, tan particularmente af¨ªn a la conocida estrofa de Verlaine que, a imagen y semejanza suya, amanece y se desvanece entre los l¨ªmites del ser y el no ser, entre el gui?o fugaz de un verte y no verte. Un gris, el suyo, gen¨¦sico, absoluto, no localizable ni mensurable, abierto de par en par a toda una reflexi¨®n cosmog¨®nica como aquella que acerca del caos apunta Paul Kee: ?Establecer un punto en el caos es reconocerlo necesariamente gris, en raz¨®n de su concentraci¨®n inicial y conferirle un car¨¢cter de centro original del que va a surgir el orden del universo esparci¨¦ndose en todas las diripcciones. A este acontecimiento corresponde la idea de todo comienzo (concepci¨®n, sol, irradiaci¨®n explosi¨®n, fuego de artificio, rama), o mejor, el concepto de huevo.?Concentraci¨®n inicial y acontecimiento originario, cada cuadro de Zumeta es como un huevo o como la diaria mediaci¨®n (de acuerdo con Vicente Huidobro) entre el huevo y el infinito: ?En cada hora del d¨ªa cae un huevo diferente, cae un huevo de luz y una luz de huevo, un huevo blanco, un huevo azul, un huevo verde, un huevo rojo, un huevo alegre, un huevo triste, un huevo negro, un huevo huevo... El infinito sale de su huevo y pone otro huevo y despu¨¦s otro huevo y m¨¢s lejos otro huevo, una procesi¨®n de huevos, v¨ªas l¨¢cteas de huevos ... ?
Zumeta
Galer¨ªa Juana Mord¨®.Castell¨®, 7
A cara y cruz, entre la indecisi¨®n y la precisi¨®n, un perpetuo gris germinal (s¨ªmbolo del caos nutricio) alimenta la expectativa general de la pintura de Zumeta, fascinante y temible como un parto; un gris seminal del que surge el orden de su universo derram¨¢ndose en todas las direcciones y estallando, como un huevo m¨¢gico, en la plenitud del cromatismo., Por preceder a la luz, llega el gris a sernos fascinante, y suscita explicables temores por su proclividad al anonimato. No sin raz¨®n, ni claro sentido de la iron¨ªa, advierte certeramente Gilbert Lascault en lo tocante al segundo de los aspectos: ?El miedo al gris hace vender detergentes. En este caso, el gris constituye un nuevo blanco, el menos radiante, el menos limpio. Es usado en el interior de un sistema de competencia que la publicidad intenta crear dentro del mundo de las utilizaciones. Ha de ganar aquella cuya colada haga parecer gris la colada de las otras mujeres. ? Enteramente ajeno al decoro de la camisa dominguera, el gris de Zumeta cobrar¨ªa toda su entidad en atenci¨®n a la primera de las razones antedichas: gris fascinante, por cuanto que premonitor de una luz (de un fiat lux) que viene desde el caos a sustentar un orden nuevo, como el sol desde la tiniebla.
Junto a un extenso y l¨²cido trabajo de Javier Viar, el cat¨¢logo de la exposici¨®n de nuestro hombre se honra con un texto manuscrito en euskera por Eduardo Chillida, cuya traducci¨®n al castellano es la que sigue: ?Como el azul Zumeta, azul convexo desde el amarillo.? ?Cabe, pues, hablar de un azul Zumeta? Tal es la opini¨®n del gran escultor guipuzcoano: un azul convexo (esto es, creciente) desde el amarillo. ?Cu¨¢l es el ¨¢rea o la base de semejante crecimiento? La pertinacia de un gris en perpetua expansi¨®n como el sol en el cielo, a caballo de dos sombras. Recomienda el ya citado Lascault leer y releer los curiosos aforismos que Malcolm Chazal re¨²ne en su Sentido pl¨¢stico. Espigados un par de ellos, en verdad que se nos hace grato reconocer (al lado de la oportunidad del consejo de Las cault), la perfecta concordancia que guardan con lo sugerido por Chillida a prop¨®sito de Zumeta.
Reza uno de los aforismos de Malcolm Chazal: ?Sol amarillo al mediod¨ªa: luz sin fisuras. Mediod¨ªa: nada de huecos de gris en el azul del cielo.? ?No son ¨¦stos, justamente, los signos crom¨¢ticos que Chillida atribuye a la pintura de Zumeta cuando alcanza la convexidad, la plenitud, de su propio mediod¨ªa? Una luz sin fisuras entre el azul y el amarillo y con eventual evasi¨®n del gris. Y ello ocurre por que en ese instante cenital no hay huecos, aquellos huecos entretejidos por los que en el resto del d¨ªa se produce la invasi¨®n del gris a trav¨¦s de los dem¨¢s colores del arco iris. ? Los colores -se?ala otro aforismo de Chazal- son el aire en el bal¨®n del espacio, en el que, aqu¨ª y all¨¢, el gris crea fugas.? De tal condici¨®n es, exactamente, la pintura de Zu meta: una fuga de grises, desde el amarillo al azul, pasando por un verde y un rojo tornasoladamente gris¨¢ceos como las otras horas del d¨ªa.
Gris se hace el azul cuanto m¨¢s se intensifica. ?El azul intenso -vuelve a la carga Chazal- derrama grises por doquier. Cielos demasiado azules hacen humear la nuble. Toda a?adidura de azul en un tejido gris, intensifica su tono. Gris-azul en la piel en torno a la turquesa.? El azul de Zumeta avanza, como dije, hacia el verde y vuelve, aterido, a fundirse en el gris, de acuerdo, una vez m¨¢s, con el decir sentencioso de Malcolm Ch¨¢zal: ?El azul -se resfr¨ªa. con el verde y estornuda en el gris.?. Y el amarillo de Zumeta tiende a te?ir se, seg¨²n qued¨® igualmente dicho, de un rojo que se enciende y apaga con medida, a merced de un gris sedante como el sue?o. ?El gris concluye Malcolm Chazal adormece el esp¨ªritu en el rojo y vuestros nervios en el amarillo. ? El azul, el verde, el arriarillo y el rojo constituyen los cuatro puntos car din¨¢les de la pintura de Zumeta, nacida y recreada en el gris.
La pintura de Zumeta se asemeja al hacerse y deshacerse del d¨ªa, de los d¨ªas, desde un gris germinal que simboliza el caos anterior a los tiempos. El gris (?frontera de todos los matices?) le sirve a Zumeta de amalgama o nebulosa general y tambi¨¦n de instrumento que venga a desvanecer lo mal nacido o mal acaecido (?el gris es la goma de borrar del universo?). En el principio era el gris -proclama su pintura-, en el principio fue el caos. Y tras la explosi¨®n de la luz, ha de volver su chispa a fundirse en el gris y renacer del caos. Un punto de oscilaci¨®n, m¨¢s all¨¢ de todo horizonte, de toda medida. ?Y ese punto -sintetiza Paul Klee- es gris, porque no es blanco ni negro, o bien porque no est¨¢ arriba ni abajo. Gris porque no es fr¨ªo ni caliente. Gris, en cuanto que punto no dimensional, punto entre las dimensiones, en la intersecci¨®n, en la encrucijada de los caminos.?
De todo lo dicho se desprende que la exposici¨®n de Zumeta es ejemplo y repertorio de una pintura plena de significados en su radiante ambig¨¹ed.ad. Acontecimiento general, concebido en gris, nacido del caos y distenso a la redonda como las irriadiaciones los soles, las ramas, los fuegos de artificio .... o aquellas v¨ªas l¨¢cteas que Vicente Huidobro ?acert¨® a conjugar entre el huevo y el infinitivo. Valga, en fin, agregar que Zumeta es uno de los valores; m¨¢s solidos en la n¨®mina del arte vasco de nuestros d¨ªas, un excelente pintor, atinadamente promovido por el Instituto de Arte y Humanidades de la Fundaci¨®n Faustino Orbegozo, a cuya cortes¨ªa, seg¨²n se nos indica en el cat¨¢logo, se debe la exposici¨®n aqu¨ª comentada. De ella brota aquella canci¨®n gris, entonada entre la indecisi¨®n y la precisi¨®n, grata como ninguna al o¨ªdo de Verlaine y, del todo comprobable, por quien se asome al universo de Zumeta.
Babelia
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