Pol¨¦mica electoral sobre los "radicales" alemanes
El tema de los ?radicales? se ha convertido decididamente en materia electoral hasta el punto de que puede anticiparse que, directa o indirectamente, todos los alemanes politizados estar¨¢n presentes, f¨ªsica o an¨ªmicamente, en el estado de Hessen en la consulta popular del pr¨®ximo domingo.En las ¨²ltimas horas la controversia entre democristianos y socialdem¨®cratas sobre la permisividad del Gobierno de Hamburgo respecto de los militantes comunistas, que ya tienen las puertas abiertas en esta ciudad-estado para desempe?ar funciones p¨²blicas, ha subido de tono hasta el punto de que los conservadores acusan a los socialdem¨®cratas de anticonstitucionalidad.
Los medios de informaci¨®n liberales ven el giro tomado en la pol¨¦mica como sumamente preocupante. ?Ni la ley fundamental del pa¨ªs ni la ley de funcionarios cierra el paso a los comunistas -comenta el Frankfurter Rundschau-. En t¨¦rminos generales, en Hessen, y seg¨²n el citado diario, por voluntad de la Democracia Cristiana, la pregunta de fondo no ser¨¢ s¨ª se desea un Gobierno socialdem¨®crata o conservador, sino la cuesti¨®n de s¨ª ?los comunistas tienen o no derecho a conducir locomotoras, repartir cartas, cocinar para los soldados en los cuarteles o dar clase en los colegios?.
Seg¨²n el presidente del Parlamento federal, Otto Carstens, democristiano, los comunistas no deben aspirar a estas funciones. Seg¨²n el presidente del Tribunal de Garant¨ªas Constitucionales, el tambi¨¦n democristiano Benda, tampoco. Para el jefe del Gobierno de Hamburgo, Klose, ?es mejor abrir las puertas a un par de comunistas que perder a toda la juventud para la democracia?.
Un diario liberal-conservador tan prestigioso, como el Frankfurter AIlgemeine Zeitung public¨® d¨ªas atr¨¢s una encuesta elaborada por encargo suyo y en la que de cada cuatro universitarios alemanes, sondeados s¨®lo uno se manifestaba anticomunista.
La socialdemocracia se ha situado ante la dif¨ªcil posici¨®n de abjurar de la ?ley antirradicales?, que firm¨® Willy Brandt en 1972, y hacer frente a las consecuencias a las que ha llevado la puesta en pr¨¢ctica de esta normativa, que poco a poco ha ido preformando en este pa¨ªs una nueva instituci¨®n llamada ?el comisario ciudadano?, es decir, el hombre medio que denuncia por sistema a quienes sospecha cercanos a posiciones radicales. La pelota se ha vuelto ahora contra los socialdem¨®cratas.
El ministro de Justicia, Vogel, ha tratado de explicar ahora que su partido est¨¢, con todas sus consecuencias, del lado de la Constituci¨®n. Ya en 1948 se pidi¨® desde las filas socialdem¨®cratas una mayor competencia para el Tribunal de Garant¨ªas Constitucionales. Pero el canciller Helmut Schmidt, atribuye ahora a este organismo el excederse en sus funciones.
El presidente de la Corte Suprema, Benda, tiene en su haber el haber defendido cuando era ministro del Interior una ley para el establecimiento del Estado de excepci¨®n en caso necesario. Ahora, sistem¨¢ticamente, cierra el paso a reformas fundamentales presentadas por el Gobierno social-liberal.
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