Mar¨ªa Luisa y Guillermo, acusados de terrorismo, se casaron ayer en la c¨¢rcel de Carabanchel
Guillermo Rodr¨ªguez L¨®pez, de veinti¨²n a?os, recluido en la c¨¢rcel de Carabanchel, y Mar¨ªa Luisa Alvarez del R¨ªo, de veinte a?os, igualmente reclusa en la prisi¨®n femenina madrile?a de Yeser¨ªas, contrajeron matrimonio a las seis de la tarde de ayer en la capilla del Hospital Penitenciario de la c¨¢rcel de Carabanchel. A la ceremonia, oficiada por la Iglesia, que dur¨® escasamente veinte minutos, asistieron alrededor de veinticinco personas entre familiares, amigos de los novios y reclusos. Ismael Fuente Lafuente informa sobre la boda.
La historia podr¨ªa haber sido vulgar, si no concurriesen en ella una serie de circunstancias especiales y si para Guillermo y Mar¨ªa Luisa ?cuando pasen los a?os, estos veinte minutos de boda sean los veinte minutos de peor recuerdo de nuestra vida?.Para empezar, ?si no hubiese ocurrido lo del d¨ªa 22 de junio?, Guillermo y Mar¨ªa Luisa llevar¨ªan hoy cuatro meses casados y vivir¨ªan juntos en alg¨²n lugar de Valladolid. Guillermo y Mar¨ªa Luisa ten¨ªan todo previsto para haberse casado, por lo civil, a primeros de julio pasado. Pero...
Mar¨ªa Luisa y Guillermo, novios desde hace algo m¨¢s de un a?o, fueron detenidos en Valladodid el pasado 22 de junio. Los dos est¨¢n ahora a disposici¨®n del Juzgado central de Madrid. Guillermo Rodr¨ªguez L¨®pez, acusado de un presunto delito de terrorismo. Mar¨ªa Luisa Alvarez del R¨ªo, al parecer, de complicidad en el mismo. Los dos est¨¢n en situaci¨®n de preventivos, a la espera de juicio. Los dos est¨¢n sin abogados, exceptuando los de oficio, y su juicio no se ver¨¢ posiblemente antes de las navidades. Los dos trabajaban en Valladolid en los comit¨¦s de apoyo a la COPEL.
Guillermo cree que posiblemente le pueden caer ocho a?os. Para Mar¨ªa Luisa ¨¦l calcula dos. Guillermo acaba de salir de una huelga de hambre de treinta d¨ªas de duraci¨®n, junto con otros dos compa?eros uno de ellos vasco, para pedir de esta forma su traslado a la prisi¨®n de Valladolid. Ahora est¨¢ casi recuperado. Por eso se encontraba en los ¨²ltimos d¨ªas en el Penitenciario y por eso la boda se celebr¨® alI¨ª. Guillermo y Mar¨ªa Luisa son reacios a hablar con los periodistas y a que ¨¦stos asistan a la boda.
?Los periodistas -dice Guillermo-, os acordais de lo que pasa en las c¨¢rceles cuando pasa algo especial. Pero no cont¨¢is lo que pasa a diario en las c¨¢rceles. No inform¨¢is sobre que hay presos preventivos que llevan hasta seis a?os esperando juicio. No sab¨¦is lo que es vivir en una c¨¢rcel rodeado de antidisturbios. No quer¨¦is saber cu¨¢l es la situaci¨®n de los presos comunes, alimentados por promesas que quienes las formulan saben que no se van a cumplir. Mis compa?eros y yo dejamos la huelga de hambre porque el director general de Instituciones Penitenciarias nos hizo llegar la promesa de que si la dej¨¢bamos nos mandar¨ªan a las c¨¢rceles de nuestras ciudades. Ya veis, yo ma?ana reingreso en la s¨¦ptima galer¨ªa de Carabanchel.?
"Ten¨¦is la libertad del amor", dijo el cura
La Direcci¨®n General de Instituciones Penitenciarias dio facilidades completas para la boda, cuenta Guillero. Los permisos se gestionaron en semanas. Eso si se casaban por la Iglesia, le dijeron discretamente a Guillermo. Si se casaban solamente por lo civil, el permiso podr¨ªa tardar en llegar dos a?os.La ceremonia fue muy r¨¢pida. Veinte minutos, incluidos los cinco de homil¨ªa del capell¨¢n de la c¨¢rcel, el padre Evaristo. La boda se celebr¨® entre rejas. A un lado de ¨¦stas, el capell¨¢n, un funcionario y cinco reclusos amigos de Guillermo. Uno de ellos, peruano, ciego. Se qued¨® ciego en Carabanchel. A otro lado de las rejas, los novios y los padrinos, la madre de Guillermo y el padre de Mar¨ªa Luisa, los familiares y algunos amigos. Tambi¨¦n estaba el director del Penitenciario.
Mar¨ªa Luisa y Guillermo dijeron un s¨ª muy tenue a las tres preguntas de rigor: si se casaban libremente y sin coaccion; si juraban amarse toda la vida y si ten¨ªan hijos, educarlos seg¨²n las leyes de la Santa Iglesia cat¨®lica.
Despu¨¦s, los rituales de los anillos y las arras. No hab¨ªa arras preparadas, hubo que improvisarlas con pesetas, y duros, entre todos. El padre Evaristo dijo en la homil¨ªa cosas y lugares comunes, que hubiesen sonado bien en otras circunstancias.Y tambi¨¦n, dijo: ?La decisi¨®n de casaros aqu¨ª, entre rejas, tiene un doble valor. Hab¨¦is perdido la libertad f¨ªsica, pero ten¨¦is la libertad del amor, que es lo m¨¢s importante.?
Mar¨ªa Luisa y Guillermo podr¨¢n verse ahora, al menos, una vez por mes. Hasta ahora, desde el 22 de junio s¨®lo pudieron estar juntos un poco el d¨ªa anterior a la boda, en el Hospital Penitenciario. Esa es una de las razones por las que se casaron, aunque para ello tuvieran que hacerlo por la Iglesia. ?Esa y otras razones personales que no interesan a nadie?, dice Guillermo.
Despu¨¦s de la boda, Guillermo y Mar¨ªa Luisa pudieron estar juntos alrededor de una hora, por concesi¨®n del director del Penitenciario, ya que no hay nada establecido. Juntos, pero en compa?¨ªa de sus familiares, vigilados discretamente por los funcionarios.
?Quisiera que esta boda, ya que os hab¨¦is colado los periodistas, sirviera, al menos, para llamar la atenci¨®n de la situaci¨®n real de las c¨¢rceles, de que a¨²n hay 250 presos pol¨ªticos, que la situaci¨®n de los comunes es angustiosa y que hay quince vascos haciendo huelga de hambre para que les concedan el traslado a sus lugares de origen. Para llamar la atenci¨®n de que es absolutamente necesaria una reforma del C¨®digo Penal, porque las leyes son arcaicas y est¨¢n desfasadas. Para que se den cuenta de que los presos son seres humanos.?
Hoy, Mar¨ªa Luisa volver¨¢ a Yeser¨ªas (?di, por favor, que aquello es inhumano, que para m¨ª volver all¨ª es morir?), y Guillermo, a la s¨¦ptima galer¨ªa de Car¨¢banchel (?el Penitenciario es, al fin y al cabo, un campo de rosas comparado con aquello?).
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