La caza, m¨¢s negocio que deporte
La temporada oficial de caza queda abierta hoy. La danza de millones se ha puesto en marcha, porque en la caza lo que no es deporte es negocio, y de aqu¨¦l queda cada vez menos. La caza es una actividad que mueve 25.000 millones de pesetas al cabo del a?o y que se limita a organizar un campeonato nacional para cumplir con el tr¨¢mite.
La caza est¨¢ regida m¨¢s por el lcona que por la Federaci¨®n Espa?ola. Es el primer organismo el que establece las ¨¦pocas de vedas, el dinero a asignar, el que concede las licencias, es decir, el m¨¢ximo responsable de la caza en Espa?a. En esta temporada va a invertir menos de cuatrocientos millones de pesetas en los cazadores modestos. En los cotos que administra lcona s¨®lo podr¨¢n cazar este a?o 200.000 cazadores; los restantes 800.000 colgar¨¢n la escopeta o cazar¨¢n en sus cotos particulares, seg¨²n sus propias posibilidades econ¨®micas.No hay que enga?arse. La caza es practicada como deporte por una minor¨ªa tal que podr¨ªa cifrarse en menos del 1% de los cazadores. Lo que priva es el coto. Su proliferaci¨®n ha hecho que ocupen m¨¢s de la mitad de Espa?a. El rest¨®, que es lo libre, quedar¨¢ sin caza en estos d¨ªas debido a la presi¨®n a que va a estar sometido por ese casi medio mill¨®n de cazadores que en breve tendr¨¢n que guardar la escopeta porque ya no tendr¨¢n d¨®nde pegar un tiro.
Los que tienen d¨®nde cazar argumentan que la caza es riqueza para el pa¨ªs, que los extranjeros se dejan en Espa?a 50.000 pesetas diarias cuando vienen a cazar, que se aumentan los puestos de trabajo y que si no hubiese cotos la caza quedar¨ªa exterminada, como pas¨® en Italia y Portugal. Los que no tienen d¨®nde, protestan como pueden. En la pasada temporada hubo cierto movimiento a invadir cotos, como en Navarra, donde fueron ocupados los cotos de Sabalza y Baigorri. La caza conseguida en el primero fue destinada a un establecimiento ben¨¦fico. El asalto al segundo acotado, el m¨¢s abundante en caza de toda la provincia, fue m¨¢s problem¨¢tico, pues acudi¨® la Guardia Civil, que desarm¨® a cincuenta cazadores.
El problema es complejo, por que hay una enorme desproporci¨®n entre los que pueden y no pueden. En la actualidad caza quien tiene dinero, cuando antes cazaba cualquiera, generalmente el hombre del campo.
Los cotos son, ciertamente, la mejor defensa para la conservaci¨®n de las piezas cineg¨¦ticas, pero constituyen, al mismo tiempo, un privilegio para unos pocos y un insulto para otros muchos. Los cotos sociales, que ser¨ªan la soluci¨®n al problema si proliferasen, se han convertido, al ser escasos, en terreno abonado para las influencias y compromisos. La caza, de momento, tiene dif¨ªcil soluci¨®n.
Las multas de la caza
Los precios que ofrecemos a continuaci¨®n son los que hay que pagar de sanci¨®n por matar ilegalmente una de las especies referidas.
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