Thomas Merton en el camino del Tao
Por el camino de Chuang Tzu,de Thomas Merton. Traducci¨®n de Antonio Resines Visor. Madrid, 1978
El exotismo oriental, y en su resbaladizo interior incluyo no s¨®lo lo exclusivamente costumbrista, sino toda su cultura en bloque, alcanzando a la religi¨®n y a la filosof¨ªa, ha ejercido una constante fascinaci¨®n en Occidente. Desde la inmemorial sorpresa que Marco Polo incorpor¨® al gran bazar renacentista, hasta la m¨¢gica hipnosis sufrida por Victor Segalen a principios de este siglo en el interior de la Ciudad Prohibida. De ah¨ª que no nos sorprenda que un sacerdote trapense norteamericano se interesase por un libro cl¨¢sico del tao¨ªsmo y escribiera a lo largo de cinco a?os de lecturas y meditaciones profundas una especie de versi¨®n libre del libro, fruto del trabajo y el amor a un texto. As¨ª, un viejo libro, venerado durante milenios, rebrota en la palabra nueva de un poeta moderno que se siente singularmente identificado con la soledad mon¨¢stica del tao¨ªsta al que se atreve a enlazar con una peligrosa frase de San Agust¨ªn sobre la preexistencia del cristianismo en sociedades antiguas, aunque en seguida diferencia su tarea de los ?malabarismos jesuitas?, que hacen nacer conejos cristianos de los sombreros tao¨ªstas.
La recreaci¨®n po¨¦tica de Merton es ajustada, respetuosa siempre del pensamiento del maestro, y para ello se apoya en un conocimiento profundo de los textos y de la historia, que queda expuesto para el lector castellano como pr¨®logo e introducci¨®n a la lectura de los poemas.
?Todo lo que necesita el pez es esconderse en el agua. Todo lo que necesita el hombre es perderse en el Tao.? Est¨¢ es la moraleja de uno de los poemas que invitan al aislamiento, a la indiferencia pol¨ªtica, al dejar hacer de los dem¨¢s, que son siempre imp¨ªos, truhanes, forajidos o emperadores. En Merton reanima el esp¨ªritu ¨¢crata del buen Chuang Tzu que exclama feliz, tras enumerar las desgracias que trae el Estado, ?organizar es destruir?. Y no falta tampoco el alegato contra el cinismo de una moral al servicio de intereses esp¨²reos, ?cuanto m¨¢s apiles principios ¨¦ticos y deberes y obligaciones para meter en cintura a todo el mundo, m¨¢s bot¨ªn acumulas?, o ?por medio de argumentos ¨¦ticos y principios morales se desmuestra finalmente que los mayores cr¨ªmenes eran necesarios, y que de hecho fueron un se?alado beneficio para la humanidad?. Las historias si suceden, las desventuras del hombre crecen, y el peligro de la acci¨®n acecha por todas partes. La sabidur¨ªa se asienta en el dejar las cosas tranquilas, en su verdad original. Su gloria est¨¢ en saber que todas las cosas se funden en Una, el Tao, y que ?la vida y la muerte son iguales?. Entregados ya definitivamente a la magia del punto, desde la atalaya inaccesible de la Nada, en el borde mismo del abismo, los disc¨ªpulos de Chuang Tzu encuentran la felicidad eterna. Profundo vac¨ªo, el Tao contiene a todos los hombres sabios, su seguridad se asemeja a la del vino, pero enormemente multiplicada, su vitalidad y su poder son ilimitados. En sus diferentes trasvases idiom¨¢ticos, el poema conserva belleza, aunque el lenguaje metaf¨®rico, tan abundante, pierda muchos de sus matices. Thomas Merton reescribe a Chuang Tzu, el Maestro, y revel¨¢ndonos todos los secretos del original en su nueva palabra es fiel a la voz tradicional.
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