Salarios, empleo y productividad
Economista del consejo federal de CCOO
La pr¨®xima negociaci¨®n de unos acuerdos entre las distintas fuerzas pol¨ªticas y sociales del pa¨ªs, tendr¨¢ que intentar resolver, desde un punto de vista econ¨®mico-sindical, tres importantes problemas, entre otros. El primero es el de hallar el equilibrio que facilite un aumento de los salarios lo m¨¢s elevado posible, compatible con una dism¨ªnuci¨®n del paro. No se trata, como en noviembre de 1977 (pacto de la Moncloa), de que el paro aumente lo menos posible sino que ahora el problema del paro est¨¢ situado en un primer plano, con Costes pol¨ªticos, econ¨®micos y sociales que pueden ser insoportables para la poblaci¨®n.
Desde sectores de la patronal, del Gobierno, de prestigiosos economistas, se viene insistiendo en que ?el objetivo prioritario de la ocupaci¨®n obliga a moderar el crecimiento de los salarios y a frenar la marcha de los costes de la Seguridad Social? (informe del equipo que dirige Enrique Fuentes, publicado en EL PAIS de 17-9-78). El aumento del coste del trabajo, si no se puede trasladar totalmente a los precios, disminuye el excedente empresarial que puede destinarse a la inversi¨®n. Pero creemos es necesario destacar algunos otros factores, generalmente olvidados, que condicionan la inversi¨®n en nuevos puestos de trabajo, y que descargan a los salarios -dejamos aparte la Seguridad Social mientras no se clarifique su gesti¨®n y, estado financiero-, de la responsabilidad casi exclusiva del paro a que parecen condenarlos algunos an¨¢lisis.
Factores para la inversi¨®n
Los empresarios invierten si tienen espectativas claras de conseguir beneficio suficiente, pero estas especta tivas se ven oscurecidas hoy por una serie de factores:
1. Nos hallam os ante una grave crisis del capitalismo a nivel mundial, con fen¨®menos nuevos como el descubrimiento por parte de algunos pa¨ªses subdesarrollados del arma estrat¨¦gica, pol¨ªtica y econ¨®mica, que significa el precio de las primeras materias, y que est¨¢ modillicando la correlaci¨®n mundial de fuerzas. La negativa de Estados Unidos, Alemania y Jap¨®n a secundar las medidas reactivadoras propuestas por la OCDE son un ¨ªndice claro de las dificultades pa ra salir de la crisis.
En Espa?a la situaci¨®n es a¨²n m¨¢s grave. A la crisis estructural del capitalismo se a?aden las rigideces propias del modelo de crecimiento franquista, y la irresponsable pol¨ªtica econ¨®mica seguida por el Gobierno de la UCD, que incumpliendo la casi totalidad de los aspectos m¨¢s positivos del pacto de la Moncloa, es en gran medida el responsable de que hayamos llegado a las alarmantes cifras actuales de paro. S¨²mese la incertidumbre del terrorismo, de la falta de calendario electoral que clarifique el panorama pol¨ªtico y tendremos algunos motivos fundamentales -la crisis mundial y la espa?ola-, que explican que los empresarios no se animen a invertir.
2. La tasa de inflaci¨®n. que sufrimos, superior en 1978 a la europea en dos veces y media, crea dificultades a la exportaci¨®n y no clarifica, por culpa de unos tipos de inter¨¦s excesivo, las expectativas de beneficios, especialmente en las peque?as y medianas empresas.
3. La pol¨ªtica del Gobierno UCD es de apoyo a las grandes empresas, al capital financiero, a las multinacionales. Por el contrario, ser¨ªa necesaria una pol¨ªtica decidida en apoyo de la peque?a y mediana empresa no vinculada a la banca o a grupos multinacionales, a trav¨¦s de u?a pol¨ªtica crediticia y fiscal discr¨ªminatoria a su favor, y con una actuaci¨®n m¨¢s activa del sector p¨²blico, que invirtiera directamente y fomentara la inversi¨®n en sectores que unieran, a ser posible, las caracter¨ªsticas de sus sectores ?punta? tecnol¨®gicamente, y de crear, directa e indirectarriente, nuevos puestos de trabajo.
4. Un sector del empresariado no invierte debido al espejismo de las muy elevadas -en comparaci¨®n con las europeas- tasas de beneficio alcanzadas en Espa?a en los a?os 1963-73. El desvanecimiento de este espejismo ser¨ªa conveniente para lograr un crecimiento de la inversi¨®n a partir de unas bases m¨¢s realistas, y no s¨®lo basadas en los bajos salarios.
5. La demanda de consumo se halla estancada, debido al aumento del desempleo y a que los salarios crecer¨¢n en 1978 globalmente, en un porcentaje igual, como m¨¢ximo, al de los precios al consumo. Cabe recordar las dificultades sufridas por Inglaterra para salir del estancamiento econ¨®mico, al establecer una pol¨ªtica de rentas que implicaba una p¨¦rdida notable del poder adquisitivo del salario.
Estos factores, entre otros, condicionan la tasa de inversi¨®n. Cargar la responsabilidad del paro, por tanto, en el platillo de los aumentos salariales, no es ni sindicalmente deseable, ni correcto desde un punto de vista econ¨®mico. Reactivar la inversi¨®n, s¨ª, pero actuando sobre todas las variables que inciden en ella y ello supone un crecimiento selectivo del 5-0/0 del PIB durante 1979, en aqueflos sectores y empresas no marginales y de mayor capacidad de absorci¨®n de empleo, con un fuerte peso del sector p¨²blico, crecimiento doble del de 1978, dif¨ªcil de alcanzar, pero imprescindible para empezar, aunque s¨®lo sea levemente, a reducir el paro.
Productividad
El segundo gran problema a dilucidar es el de la productividad. Cuando nos encontramos con grandes stocks invendidos, cuando la capacidad productiva se est¨¢ utilizando en un 70%, au mentar la productividad a secas supone inexorablemente, aumentar el paro. Cuando los portavoces empresariales hablan de flexibilidad de plantillas, est¨¢n hablando, a corto plazo, de aumentar el paro.
Desde un punto de vista sindical -el congreso de CCOO ya se pronunci¨® claramente en este sentido-, se acepta la necesidad, en l¨ªneas generales, de aumentar la productividad. Pero ello debe hacerse desde una triple ¨®ptica: 1, la productividad no depende s¨®lo del esfuerzo del trabajador, sino tambi¨¦n de las inversiones en tecnolog¨ªa, organizaci¨®n del trabajo, etc¨¦tera. 2, los posibles aumentos de productividad deben partir del an¨¢lisis concreto de cada sector, empresa, taller, puesto de trabajo. No se puede generalizar. En una misma empresa una secci¨®n puede trabajar a tope mientras otra puede tener los ritmos de producci¨®n holgados. Es necesario que los comit¨¦s de empresa analicen caso por caso y negocien con la empresa la productividad. 3, los aumentos de productividad no deben suponer disminuci¨®n del empleo, sino que, por el contrario, a partir de combinar la reducci¨®n de la oferta de trabajo disminuci¨®n del tiempo de trabajo normal, de horas extras, jubilaci¨®n anticipada, etc¨¦tera, con una pol¨ªtica de reconversi¨®n a nivel sectorial, y con nuevas inversiones, debe garantizarse el mantenimiento, como m¨ªnimo, del nivel de empleo.
Reformas de estructura
El tercer gran tema de debate, el m¨¢s importante, es el de las reformas estructurales. Las fuerzas pol¨ªticas que firmaron los acuerdos de la Moncloa, y las centrales sindicales que demostraron su madurez y sentido de la responsabilidad aceptando aquellos acuerdos, deben seguir exigiendo el cumplimiento de los cambios estructurales que el pa¨ªs necesita: en la Seguridad Social, en la Administraci¨®n, en el sistema fiscal y financiero, en la empresa p¨²blica, en los circuitos de comercializaci¨®n, en la pol¨ªtica de suelo y vivienda, en el campo y la pesca, en la reconversi¨®n del aparato productivo haciendo m¨ªnimos los costes sociales, etc¨¦tera. Para el movimiento obrero y el resto de fuerzas democr¨¢ticas, significa ganar ¨¢reas de poder para situarse mejor en la lucha por consolidar la democracia, por profundizarla, y por dotarla de aut¨¦ntico contenido.
En este breve art¨ªculo nos hemos ce?ido a algunos de los aspectos m¨¢s directamente econ¨®mico-sindicales, y hemos soslayado otros temas decisivos que deben negociarse: el establecimiento de un nuevo marco de relaciones laborales, el desarrollo del contenido de la Constituci¨®n, el establecimiento de un calendario electoral, etc¨¦tera. La importancia de estos temas a negociar implica, necesariamente, la presencia de los partidos pol¨ªticos junto a las fuerzas sociales y al Gobierno. Lo que nosjugamos es el modelo pol¨ªtico, econ¨®mico y social para Espa?a en estas pr¨®ximas d¨¦cadas: si vamos a seguir estando entre los pa¨ªses ?en v¨ªas de desarrollo?, o por el contrario, ocupamos el espacio que nos corresponde en una Europa que debe avanzar unida hacia el socialismo.
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