Pol¨ªtica y ajedrez
EL DIFICIL juego del ajedrez, que posee una cuota de arte y algo de ciencia, nada tiene que ver con la pol¨ªtica. Sin embargo, el encuentro por el Campeonato Mundial ha sido ubicado por la mayor¨ªa de la prensa de los pa¨ªses comunistas y del mundo occidental dentro del panorama de la llamada lucha ideol¨®gica. Como si la victoria del sovi¨¦tico Anatoly Karpov, due?o del t¨ªtulo m¨¢ximo, fuese un elemento en favor del sistema comunista y una prueba de la infalibilidad de Carlos Marx. O, por el contrario, el triunfo de Victor Korchnoi, disidente sovi¨¦tico y enrolado desde 1976 en el mundo occidental, ser¨ªa una demostraci¨®n de las bondades del capitalismo y de la sociedad de consumo. Ni lo uno ni lo otro.Esta politizaci¨®n se inici¨® en 1972, cuando el norteamericano Robert Fischer conquist¨® el t¨ªtulo mundial derrotando al sovi¨¦tico Boris Spassky. La m¨¢quina de propaganda de Estados Unidos utiliz¨® con mucha habilidad la victoria del compatriota, pero a?os despu¨¦s, cuando Fischer abandon¨® el t¨ªtulo sin luchar, v¨ªctima de un proceso de desequilibrios nerviosos, no hubo m¨¢s inter¨¦s en hablar del infortunado ajedrecista ni de su psicosis.
Tambi¨¦n la URSS hace del ajedrez un arma de su propaganda. Por esta raz¨®n ha puesto toda su capacidad de apoyo en favor de Karpov, confiada en su victoria, al tiempo que desarroll¨® una campa?a de desprestigio del aspirante Korchnoi, que fue acusado de ?vil traidor? cuando solicit¨® asilo en Holanda.
Es l¨¢stima que el hermoso y milenario juego del ajedrez sea utilizado para el p¨ªcaro menester de la pol¨ªtica. La victoria de Karpov o de Korchnoi s¨®lo demostrar¨¢ que uno es mejor que el otro, o que el vencedor tuvo los nervios m¨¢s templados y supo jugar mejor que el vencido. Nada tendr¨¢n que ver en esto Carlos Marx o Adam Smith.
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