La elecci¨®n del cardenal Wojtyla se considera en Roma como una derrota de la curia
?Qui¨¦n es el nuevo Papa? La primera sorpresa es que se trata del primer Papa no italiano desde 1522. El ¨²ltimo Papa extranjero hab¨ªa sido el holand¨¦s Adriano VI. Una vez m¨¢s los cardenales han ofrecido a la opini¨®n p¨²blica una aut¨¦ntica sorpresa. Bastaba estar en la sala de prensa vaticana con los casi mil informadores de todo el mundo en el momento de la elecci¨®n para tocar con la mano esta sorpresa.La mayor parte corr¨ªa desesperada preguntando: ??Pero qui¨¦n es este t¨ªo?? Lo cierto es que de Wotyla se hab¨ªa hablado ya en el c¨®nclave que eligi¨® al papa Luciani, pero esta vez la mayor parte de los cardenales hab¨ªa dicho que deseaban otra vez un Papa italiano. En realidad era muy conocido por los cardenales porque hab¨ªa asistido siempre al S¨ªnodo y, desde 1971,era miembro del consejo de la secretar¨ªa general del S¨ªnodo. Pero en algunos ambientes vaticanos de la curia, que no se esperaban esta elecci¨®n, se ha llegado a decir que en la tarde del domingo hab¨ªa sido elegido un italiano que renunci¨®. Naturalmente nadie puede probar en este momento tal informaci¨®n. Pero esta elecci¨®n de un extranjero se puede interpretar como un modo de romper el duelo que se hab¨ªa abierto entre los italianos Siri y Benelli, es decir, la Iglesia de P¨ªo XII y la Iglesia d¨¦ la reforma conciliar.
Wojtyla personalmente es un cardenal joven, 58 a?os, lleno de vida, muy cordial, habla muy bien el italiano porque estudi¨® en Roma con los dominicos en el pontificio ateneo Angelicum. Se doctor¨® en teolog¨ªa espiritual con una tesis sobre San Juan de la Cruz. En la Universidad de Dubl¨ªn present¨® una monograf¨ªa sobre Max Scheller. Es un hombre de gran cultura, escritor. Su ¨²ltimo libro se titula Signo de contradicci¨®n.
Era ¨ªntimo amigo de Pablo VI, el cual apreciaba mucho la religiosidad del nuevo Papa y por eso le hab¨ªa designado hace dos a?os para predicarle los ejercicios espirituales. Est¨¢ en la l¨ªnea del concilio y del ecumenismo. En el S¨ªnodo defendi¨® siempre la colegialidad episcopal y el di¨¢logo con las dem¨¢s religiones, pero tambi¨¦n fue muy severo en lo que se refiere al di¨¢logo con el marxismo. En su di¨®cesis, sin embargo -dijo a EL PAIS el comentarista del Corriere della Sera-, mostr¨® una cierta apertura a la colaboraci¨®n con el Gobierno comunista de su pa¨ªs.
En realidad, el nuevo Papa fue el contrapeso de Wyzynski, intransigente anticomunista hasta la expulsi¨®n. El nuevo Pont¨ªfice re¨²ne muchas de las caracter¨ªsticas que buscaban los cardenales no de curia, un hombre de cultura, de pulso, firme en la doctrina, con don de gentes, en la l¨ªnea del refonnismo conciliar, pero al mismo tiempo, como dijo minutos despu¨¦s de su elecci¨®n a la televisi¨®n uno de los mayores expertos vaticanistas, un pastor de un pa¨ªs de catolicismo ?popular? que est¨¢ viviendo momentos dif¨ªciles.
El nuevo Papa representa al catolicismo de un pa¨ªs en el cual los cat¨®licos se sienten doblemente prgqllosos de serio. Pero algunos observadores advierten que es tambi¨¦n importante el hecho de que se trata de un pa¨ªs que vive ?en el socialismo?. Una personalidad pol¨ªtica italiana del ¨¢rea, Socialista, muy amigo del nuevo Papa, ha declarado a EL PAIS que esta elecci¨®n supone un hecho nuevo: ha sido la derrota de la curia, porque el nuevo Papa no s¨®lo est¨¢ en la l¨ªnea de Montini, sino que se mover¨¢ en el mundo de un cristianismo que se est¨¢ desarrollando en una sociedad socialista. Por eso, dijo, se le puede llamar el ? Papa en el socialismo?.
Es un Papa enemigo de la sociedad de consumo, austero, que considera que ciertos mitos de la vieja Europa est¨¢n muriendo. Al parecer, no ha estado muy de acuerdo con el comunismo como partido, pero est¨¢ convencido de que el futuro del mundo se mover¨¢ en una clave de socialismo no marxista. Sus l¨ªneas de gobierno pastoral han sido siempre: testimonio cristiano, valoraci¨®n de todo lo que es bueno en la Naturaleza y en el mundo y apertura religiosa a la obra de la gracia. Es un experto en patr¨ªstica e historia de la Iglesia. En este campo posee una preparaci¨®n cuitural muy parecida a Juan XXIII. Una de las primeras impresiones en Roma es que los cardenales han querido lanzar un desaf¨ªo a la Uni¨®n Sovi¨¦tica y a los otros pa¨ªses comunistas. Este Papa, hijo de un pa¨ªs comunista -dicen en el Vaticano- no podr¨¢ dejar de pedir una aut¨¦ntica libertad religiosa para todos los cat¨®licos. Con ¨¦l se produce un cambio radical en la ost-politik de la Iglesia, porque los cat¨®licos del Este, por primera vez, no ser¨¢n objeto de negociaciones, sino sujeto de las mismas. Por lo que se refiere al di¨¢logo con el gran mundo del comunismo, no cabe duda que esta elecci¨®n tiene signos contradictorios, puesto que los cardenales han querido elegir un Papa que conoce el problema, que ofrece garant¨ªas totales de antimarxismo y, que al mismo tiempo, propiciar¨ªa el crecimiento del catolicismo en, pa¨ªses hasta ahora con dificultades. Algunos observadores piensan que podr¨ªa significar una apertura a China. Al parecer, el nuevo Papa no abriga singulares simpat¨ªas hacia los viejos partidos comunistas, pero s¨ª mira con buenos ojos a quienes viven en la austeridad del socialisino, ya que su profunda espiritualidad le ha hecho siempre pensar, como dicen quienes le conocen personalmente, que el cristianismo austero del Evangelio y el esp¨ªritu conciliar pueden encontrar un buen campo en un clima de socia l¨ªsmo human¨ªstico. Pero, al mismo tiempo, es un Papa que gustar¨¢ a los grupos carism¨¢ticos m¨¢s conservadores, porque es un espiritualista y a quienes creen en los mensajes de la Virgen de F¨¢tima, que habla de conversi¨®n de los comunistas a la Iglesia, ya que posee una devoci¨®n muy grande hacia la Virgen, a la cual ha nombrado en sus primeras palabras a la muchedumbre reunida en la plaza de San Pedro en su primera aparici¨®n como Papa. Y gustar¨¢ tambi¨¦n -subrayan en algunos ambientes vaticanos- al Opus Dei, ya que en Roma manten¨ªa muchos contactos con ellos y hab¨ªa dado conferencias en el centro de la obra.
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