Se aplaza la soluci¨®n del conflicto universitario entre Oviedo y Gij¨®n
El ministro I?igo Cavero ha puesto en cuesti¨®n la legalidad, invocada por los partidos con representaci¨®n parlamentaria para mantener en Gij¨®n la divisi¨®n de Filosof¨ªa y Ciencias de la Educaci¨®n, al proponer la prohibici¨®n del comienzo del curso durante los pr¨®ximos quince d¨ªas, tiempo en el que se realizar¨¢ un estudio de car¨¢cter t¨¦cnico que decidir¨¢ el lugar -Oviedo o Gij¨®n- del inicio del curso en esta secci¨®n.
La orden, dada por el rector, de retrasar las clases y el aplazamiento de la decisi¨®n ministerial, despu¨¦s de la reuni¨®n mantenida en Madrid por I?igo Cavero con representantes de los ayuntamientos de Oviedo y Gij¨®n, cuatro parlamentarios, el gobernador civil, el rector y el director de la divisi¨®n, son resultados decepcionantes para la prensa gijonesa y para la corporaci¨®n municipal de Gij¨®n, que comienza a dar la batalla por perdida. Aunque el ministro de Educaci¨®n era -al menos aparentemente- partidario de mantener en Gij¨®n los estudios de filosof¨ªa, los argumentos expuestos con calor durante la reuni¨®n madrile?a por el director de la divisi¨®n, Gustavo Bueno, parecen haberle inclinado a reconsiderar su postura inicial.Los criterios de racionalidad acad¨¦mica, defendidos por los alumnos, profesores y la junta de facultad, son favorables al traslado de esta divisi¨®n a Oviedo porque sus estudiantes necesitan del contacto con las dem¨¢s facultades de letras, con el ICE y con otras escuelas especiales y porque en Oviedo se encuentra una de las mejores bibliotecas de filosof¨ªa del pa¨ªs. Las razones que primaron en la publicaci¨®n de la orden ministerial de 1976, que creaba contra toda l¨®gica la divisi¨®n en Gij¨®n, fueron tres: la condici¨®n de gijon¨¦s del entonces ministro de Educaci¨®n, Aurelio Men¨¦ndez; una baza electoralista del Gobierno y el deseo de ciertos sectores influyentes de Oviedo, interesados en alejar de la capital de la provincia a Bueno y a sus estudios materialistas de filosof¨ªa en los que ve¨ªan un foco de conflictividad potencial.
Los representantes del Ayuntamiento de Gij¨®n mostraron al ministro un ejemplar del peri¨®dico El Comercio de 1976, en el que Bueno elogiaba el nuevo escenario de sus clases, como prueba de que el fil¨®sofo hab¨ªa dado marcha atr¨¢s dos a?os despu¨¦s de su infructuosa experiencia gijonesa, en la que no habr¨ªa conseguido el protagonismo esperado en una ciudad eminentemente proletaria. La respuesta de Gustavo Bueno ha sido fulminante: si pudiera elegir entre Oviedo y Gij¨®n para ubicar todas las facultades de letras se decidir¨ªa por la segunda ciudad, entre otros motivos, por el mar. Los elogios al comienzo del curso de filosof¨ªa en Gij¨®n, manifestados en la prensa, respond¨ªan a una actitud de cortes¨ªa porque la decisi¨®n la hab¨ªan tomado en el primer trimestre del primer curso gijon¨¦s, de volver a Oviedo por la imposibilidad de dar clases en unos locales inadecuados, sin libros y sin aparato, lo que supon¨ªa una estafa.
Las conclusiones de la reuni¨®n madrile?a son dos: primera, que parece irreversible el traslado a Oviedo de la divisi¨®n de Filosof¨ªa, Psicolog¨ªa y Ciencias de la Educaci¨®n, y, segunda, que las autoridades gijonesas tienen la oportunidad, durante estos quince d¨ªas, de negociar, desde una posici¨®n de fuerza, la exigencia de un n¨²cle universitario aut¨®nomo, al que tiene derecho por ser la primera poblaci¨®n asturiana con unos 300.000 habitantes y porque la Universidad de Oviedo, con una matr¨ªcula de 25.000 alumnos, se encuentra sobresaturada.
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