Homenaje a Janacek en su centenario
Es aleccionador escuchar una obra como la cuarta sinfon¨ªa de Dvorak, tan enraizada en las tradiciones de su pa¨ªs, a una orquesta checa. de tanta flexibilidad como la Filarm¨®nica de Ostrava, que dirige Otakar Trhlik. La ret¨®rica que suele caer sobre estos pentagramas po¨¦ticos, naturales y luminosos desaparece cuando la interpretan quienes tienen la misma procedencia que el compositor y, por tanto, son herederos de id¨¦nticos, valores. Sin necesidad de tratarse de un conjunto sinf¨®nico ?de cinco estrellas?, la ?cuarta? -hoy ?octava?- de Dvorak son¨® a algo nuevo, vital, human¨ªsimo y lleno de plasticidad.Para recordar a Leos Janacek, los m¨²sicos y coros visitantes, interpretaron la problem¨¢tica e interesante ?misa glagol¨ªtica? que ya hab¨ªamos escuchado a la Orquesta Nacional hace unos a?os. Obra de 1926 se anticipa a no pocas cosas que imperar¨ªan despu¨¦s: as¨ª un sentido religioso, m¨¢s tr¨¢gico que dram¨¢tico. Se comprende mal esta gran partitura en un medio como el espa?ol que casi desconoce el teatro de Janacek pues, aplicado a lo religioso, el clima y hasta cierta aspereza expresionista son los mismos o proceden de id¨¦nticos supuestos est¨¦ticos, t¨¦cnicos y sentimentales. Aun resultando heredera de ciertas m¨²sicas sagradas de Dvorak -como el Stabat Mater-, la evoluci¨®n de Janacek es inmensa a partir de un evidente inconforzmismo en diversos aspectos, desde el ideol¨®gico al t¨¦cnico.
Basta analizar el tratamiento de la orquesta o de los coros que, a veces, parecen avisarnos sobre lo que iba a ser la religiosidad musical de un Penderecki, un Ligeti o un Halffter. Se opera muy directamente sobre el auditor, se le domina, se le sumerge en un mensaje trascendental y atormentado, lo que no excluye, sino todo lo contrario, el reflejo de una intimidad que se manifiesta tal cual es. Que no s¨®lo lo delicado, l¨ªrico y m¨¢s o menos delicuescente ha de tomarse como ?intimo?.La versi¨®n de la orquesta y coro de la Filarm¨®nica de Ostrava fue tan dominadora como propia de quienes tienen estos pentagramas como repertorio habitual, y si los solistas no figuran en ning¨²n cuadro de divos, atemperan su quehacer a la idea de conjunto bien gobernada y pensada por Trhlik. Es justo mencionar , con la soprano Brigita Sulcova, a la contralto Mar¨ªa Mrazova, al tenor Ivo Zidek y al bajo Jan Kyzlink y al director del coro, Josef Veselka. El concierto, uno de los ? extraordinarios ? organizados por la Direcci¨®n de la M¨²sica, tuvo el valor de ser el primero y m¨¢s solemne homenaje que en Madrid se rinde a Leos Janacek, uno de los grandes y originales superadores del nacionalismo europeo.
Babelia
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