Un pueblo contra los terratenientes
Todos los habitantes de Pinillos de Esgueva -apenas cincuenta, contando hombres mujeres y ni?os comparecieron ayer en el juzgado de Aranda de Duero (Burgos) para responder a uno a la misma cuesti¨®n: ??Amenaz¨® usted al se?or Larrea??, preguntaba el juez (Los hermanos Larrea son terratenientes en Pinillos.) ?Yo, no?, negaban todos, y sali¨¦ndose del tema dec¨ªan que lo que quer¨ªan es que ?el pleito de las fincas se solucionara?. El pleito de las fincas consiste, seg¨²n los de Pinillos, en que los hermanos Larrea se han apropiado de casi cuatrocientas hect¨¢reas comunales. El mismo Adolfo Su¨¢rez ha sido invitado a que imparta justicia en el caso.
Los antecedentes del contencioso, que se tramita desde hace algo m¨¢s de cuatro a?os en el Juzgado de Aranda, se remontan a 1957, seg¨²n han contado los habitantes de Pinillos a Pedro Vicente. En ese a?o los hermanos Larrea comienzan a cultivar las 310 hect¨¢reas que, parceladas en noventa fincas, hab¨ªan pasado a su propiedad. Sin que conste ninguna modificaci¨®n legal en el Registro de la Propiedad resulta que, seg¨²n la junta administrativa de Pinillos, las hect¨¢reas cosechadas por la familia Larrea se aproximan hoy a las setecientas. Este supuesto aumento de la hacienda particular de los Larrea, la atribuyen los vecinos a la usurpaci¨®n de terrenos comunales que ellos tienen documentados desde principios de siglo o a base de cultivar caminos. En 1974, ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con la familia Larrea, la Junta Administrativa de Pinillos decide promover una demanda ante el Juzgado de Aranda, al objeto de delimitar judicialmente los bienes de ambas partes. Se encomiendan los vecinos al influyente abogado burgal¨¦s Jos¨¦ Mar¨ªa Codon. Tras un infructuoso acto de conciliaci¨®n la demanda sigue su tramitaci¨®n hasta que este mismo a?o de 1978 es desestimada.
Ante esta sentencia no se interpone ning¨²n recurso de apelaci¨®n y se inicia un nuevo proceso que incluye ahora a los herederos del fallecido.
El papel de Estado, impreciso-
Por su parte, uno de los Larrea, Jos¨¦ Mar¨ªa, da a EL PA?S una versi¨®n en nada coincidente con la anteriormente expuesta. Seg¨²n ¨¦l, las fincas en litigio fueron compradas en 1914 al Estado por una persona que dos a?os despu¨¦s se las vendi¨® a Jos¨¦ Mar¨ªa Larrea Cavia, padre de Jes¨²s Larrea y abuelo de los herederos de Jos¨¦ Mar¨ªa Larrea, actuales propietarios.
Jos¨¦ Mar¨ªa Larrea (senior) arrend¨® sus propiedades a los vecinos de Pinillos y, apremiado por las contribuciones, recuper¨® las fincas, cuarenta a?os despu¨¦s, tras un largo proceso, a resultas del cual se vio obligado a indemnizar a los arrendatarios. De ah¨ª vienen, seg¨²n los Larrea, los enfrentamientos entre la familia y los vecinos del pueblo.
Los Larrea cultivan, efectivamente, unas setecientas hect¨¢reas, pero, seg¨²n uno de los miembros de la familia, no son ni una m¨¢s ni una menos de las que fueron adquiridas por su abuelo. En el documento de venta del Estado se fijan unos l¨ªmites, que son los actuales, y que corresponden al ¨¢rea cultivada, si bien el n¨²mero de hect¨¢reas que all¨ª se menciona es inferior a las que de hecho contiene esa delimitaci¨®n. Una cl¨¢usula del contrato dec¨ªa que despu¨¦s de transcurridos catorce a?os no cab¨ªa reclamaci¨®n por parte alguna.
Una prueba definitiva de que no se han apropiado de lo ajeno es para los Larrea el hecho de que en el catastro de 1957 figuren todas las fincas que actualmente cultivan. ?Todo el mundo sabe -dice Jos¨¦ Mar¨ªa- que cuando se confecciona el catastro, los vecinos del pueblo van diciendo de qui¨¦n es cada finca.?
En pleno pleito de las fincas, los vecinos y los Larrea son llamados por el gobernador civil a Burgos para aclarar otra denuncia presentada en el mismo juzgado. Esta vez los habitantes de Pinillos acusan a la familia de haber cultivado m¨¢s de medio kil¨®metro de caminos. Despu¨¦s de arduas discusiones se llega al acuerdo verbal de repartir la cosecha de los caminos, de la siguiente manera: el 75% para los vecinos, y el resto, para los Larrea. Dicho pacto cae en saco roto pocos d¨ªas despu¨¦s, cuando los empleados de los ¨²ltimos procedieron a recoger la totalidad de la cosecha en litigio. Los vecinos, en respuesta hicieron lo propio con unas cuatro hect¨¢reas propiedad de la familia. (Los Larrea dicen que son unas ocho hect¨¢reas.)
Los habitantes de Torresandino, todos a una, transportan los 20.000 kilos de cebada recolectados a la plaza del pueblo y posteriormente lo depositaron en las dependencias de la casa consistorial donde permanecen. Un sargento y un n¨²mero de la Guardia Civil se trasladaron desde Torresandino a ra¨ªz del suceso para confirmar ¨¦l hecho.
Posteriormente los de Pinillos comenzaron a arar las tierras que, en su opini¨®n, los Larrea ven¨ªan explotando ilegalmente. D¨ªas despu¨¦s, los operarios de los Larrea hacen lo propio, y cuando aparece por all¨ª Jes¨²s Larrea y un sobrino suyo, los vecinos, seg¨²n la versi¨®n de aqu¨¦llos, los amenazan e insultan gravemente, hecho que ponen en conocimiento del juzgado de Aranda de Duero, y que llev¨® a los vecinos de Pinillos a comparecer ayer ante la autoridad judicial.
Cansados de esperar la acci¨®n de la justicia, y para evitar problemas de orden p¨²blico, los vecinos de Pinillos han escrito a Adolfo Su¨¢rez para que medie en el contencioso (el ch¨®fer del presidente es paisano suyo.) En gestos como ¨¦ste, Jos¨¦ Mar¨ªa Larrea no ve otra cosa que ?ganas de evitar los tribunales, donde saben que nada tienen que hacer; nosotros s¨ª confiamos en la acci¨®n de la justicia?.
?Lo que pasa -dice- es que ellos cultivan unas 120 hect¨¢reas en ca?adas del Estado, y quieren que aparezcan por alg¨²n lado a nuestra costa.? Los vecinos, por supuesto, afirman lo contrario.
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