El gran reto
La escena final de esta trayectoria constituyente ha sido bien controlada de planos y luces, con un tono salm¨®n desva¨ªdo, apto para narrar pasiones delicadas. En la calle hab¨ªa un caparaz¨®n de metralletas, el contorno del palacio era un puerco esp¨ªn envolviendo un largo sue?o. pero dentro del Congreso apenas se notaba alguna arista. Todo ha sido suave y moderado, tanto el miedo como las ilusiones.La sesi¨®n parlamentaria se ha desarrollado con una alegr¨ªa elegante entre felicitaciones con sordina, advertencias civilizadas, reproches ben¨¦volos, promesas corteses sin triunfalismo hortera, sin una pasi¨®n desmedida, seg¨²n las reglas de un distinguido club social que tiene la mosca detr¨¢s de la oreja. El trabajo constitucional ha sido prolijo y ordenancista, como un noviazgo a la espa?ola en que la pareja llega a la boda con las pilas del erotismo gastadas, un largo viaje salpicado de dinamita, esa est¨²pida emoci¨®n que no ha impedido que los diputados hayan cumplido con su deber, aproximadamente sanos y salvos. Y aqu¨ª est¨¢ el sagrado texto puesto a remojo en la conciencia de los padres de la patria.
Durante la votaci¨®n de ayer la Constituci¨®n s¨®lo fue negada seis veces. La primera, por Fern¨¢ndez de la Mora, con la pierna escayolada encima de un taburete, con su escol¨¢stica tambi¨¦n traumatizada puesta a secar en el esca?o. La segunda, por Letamend¨ªa con un grito desde la bre?a que no le sali¨® del cerebro, sino de ese tronco de pastor con su¨¦ter, y as¨ª sucesivamente, de cachimira. Alianza Popular hab¨ªa dejado en libertad a los suyos y en lo alto del tingladillo se ha visto que cada cual ha tirado por una esquina, unos con el mandil y la jofaina, otros con el ce?o a media asta. Fraga ha dicho que s¨ª y eso siempre es un alivio.
Despu¨¦s de los votos han lleqado las oraciones. El vasco Arzallus le ha retorcido otra vez el pescuezo a la duda met¨®dica. con filigranas de Duns Scoto, con sutilezas del padre L¨¢inez, hilando fintas cerebrales entre conceptos de organd¨ª, soberan¨ªa, pueblo, naci¨®n, Estado. La duda que bloquea la mano. Demasiado fino para el cuerpo de Letamend¨ªa. El guerrero barbado ha pateado rudamente el equilibrio de Arzallus, ha vomitado en la solapa de estos nacionalistas tibios, y se ha ido. Pero Fraga ha arrancado desde Pericles, que es de donde nace este invento. Con un discurso moderado, lleno de matices, cosa que se agradece. Fraga ha marcado su posici¨®n: esta es la Constituci¨®n de las dos Espa?as, que tiene serios reparos importantes defectos, pero el destino del hor¨®scopo nos ha metido a todos en el desfiladero. Y hay que atravesarlo.
Y mientras Carrillo rend¨ªa homenaje a los trabadores, guardias, y militares que han muerto por esta democracia, en el vitral del hemiciclo se dibujaba el helic¨®ptero del orden p¨²blico. Felipe Gonz¨¢lez ha hecho un discurso de alternativa. P¨¦rez Llorca ha hablado como un secretario t¨¦cnico. La sesi¨®n ha sido cerrada con la oraci¨®n del presidente pronunciada en un tono medio de esperanzas razonables, de promesas incocretas. Un sonido esfumado, todo moderadamente controlado, sutilmente desvanecido entre la alegr¨ªa, el cansancio y la mosca detr¨¢s de la oreja. El trabajo constituyente ha terminado. Ahora comienza el reto de la libertad.
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