Hacia v¨ªas m¨¢s abiertas
La creciente b¨²squeda en Occidente, por parte del hombre de la calle, de otras v¨ªas para la curaci¨®n de sus males que los que le ofrece la triunfante medicina oficial es un s¨ªntoma de que algo va mal en esa medicina oficial. ?Por qu¨¦, si numerosas investigaciones cient¨ªficas repiten hasta la saciedad que buena parte de las enfermedades y s¨ªntomas cotidianos son el producto de conflictos colectivos e interpersonales, no se acomete el estudio y an¨¢lisis de esos conflictos? ?Por qu¨¦, si tambi¨¦n se ha demostrado que buena parte del empleo masivo de medicamentos responde a la satisfacci¨®n de meras necesidades infantiles de protecci¨®n, y supone una verdadera drogadicci¨®n potenciada por las multinacionales farmac¨¦uticas, no se aborda seriamente el desarrollo de otras posibilidades terap¨¦uticas?Todo ello no hace sino mostrar que, en efecto, la medicina occidental est¨¢ en crisis, una crisis producida como consecuencia de la excesiva idealizaci¨®n del m¨¦todo cient¨ªfico tal como ¨¦ste ha sido desarrollado en una de sus posibles direcciones de crecimiento y progreso, el que se?al¨® la investigaci¨®n bioqu¨ªmica y la estructuraci¨®n vigente de las ciencias biol¨®gicas. Pero la ciencia, puede ser mucho m¨¢s que eso.
Una ciencia m¨¦dica m¨¢s rigurosa abrir¨ªa m¨¢s posibilidades de desarrollo que las potenciadas por la actual medicina occidental. La b¨²squeda humana en campos menos materiales -seg¨²n el vigente concepto de materia. como algo cerrado en torno a conceptos como corp¨²sculo. c¨¦lula, cuerpo, etc¨¦tera- ofrece pistas sobre el sentido de esa posible investigaci¨®n terap¨¦utica m¨¢s all¨¢ de la medicina actual de los pa¨ªses desarrollados. Pistas que ofrece ese crecimiento intuitivo de v¨ªas no siempre muy rigurosas o cient¨ªficas, o el empleo, cada vez m¨¢s cient¨ªfico, de una medicina m¨¢s psicosom¨¢tica que intenta entender al hombre en la totalidad de su afectividad y capacidad interpersonal y no s¨®lo en su percepci¨®n inmediata de la corporeidad.
Todo ello forma parte de un mismo intento colectivo. consciente e inconsciente a la vez de asumir cada vez esferas mayores de totalidad en el abordaje de esa complicada cuesti¨®n de la salud y la enfermedad, del estar sano o enfermo que a todos nos preocupa y ocupa.
Parece como si el inconsciente colectivo, esa sabidur¨ªa no racionalizada que posee la especie humana, orientase a la humanidad actual hacia la b¨²squeda de soluciones m¨¢s completas o integradoras en el tratamiento de los males o enfermedades. Una b¨²squeda que, aunque recorra originales e incluso extravagantes v¨ªas, responde en su m¨¢s profundo significado a una necesidad esencial del ser humano: el ser comprendido m¨¢s all¨¢ de los estrechos cors¨¦s de c¨®digos o estructuras pobres y cerradas de interpretaci¨®n. Porque estar enfermos, ser enfermos, no es sino una de las dimensiones. y de las m¨¢s misteriosas, de ser hombres.
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