Plan inform¨¢tico: la pol¨ªtica industrial ?en segundo plano?
Tras muchos a?os de lucha al fin se oficializa el compromiso para la elaboraci¨®n de un Plan Inform¨¢tico Nacional (PIN). La elecci¨®n de Espa?a para la celebraci¨®n de la conferencia a nivel de ministros de un organismo internacional (IBI), elecci¨®n presumiblemente no exenta de factores pol¨ªticos de la burocracia internacional, ha dado pie a la adopci¨®n, en Torremolinos, de un compromiso por el que, en menos de un a?o, Espa?a deber¨¢ disponer de un Plan Inform¨¢tico.En el BOE del 7 de octubre aparece la disposici¨®n para la creaci¨®n de una comisi¨®n interministerial, a nivel de directores generales, que en un m¨¢ximo de diez meses deber¨¢ ofrecer al pa¨ªs el PIN.
Parece oportuno preocuparse por las orientaciones, las decisiones pol¨ªticas que deben ser necesariamente desarrolladas por el proyectado plan para que ¨¦ste llegue a ser algo ¨²til a la naci¨®n.
En la conferencia mencionada -SPIN/78, Conferencia Intergubernamental sobre Estrategia y Pol¨ªtica en materia Inform¨¢tica, celebrada en Torremolinos, del 28 de agosto al 6 de septiembre- se apunt¨® uno de los riesgos que puede crear la burocracia de la inform¨¢tica en Espa?a. La delegaci¨®n espa?ola, al parecer, no inclu¨ªa una representaci¨®n suficiente, con voto y/o voz, de t¨¦cnicos que pudieran abordar las estrategias y problemas del desarrollo de la industria inform¨¢tica. Sin embargo, la delegaci¨®n contaba, en lugar destacado, al parecer, con una persona perteneciente en aquellas fechas a una multinacional norteamericana del sector.
Curiosamente, la tensi¨®n que hubo en la conferencia fue a ra¨ªz de los debates sobre pol¨ªticas de protecci¨®n a las industrias de inform¨¢tica para los pa¨ªses menos desarrollados, tema que los representantes de EEUU procuraron obviar o desviar. La materializaci¨®n de tal riesgo podr¨ªa suponer una penalizaci¨®n de la dimensi¨®n industrial en el PIN.
Ya, recientemente, se ha visto pospuesta, por en¨¦sima vez, la aprobaci¨®n de un arancel del 15% como protecci¨®n a los productos inform¨¢ticos fabricados por Secoinsa, la empresa nacional del sector.
Tambi¨¦n es cierto que el arancel tiene menos efectos positivos de lo que algunos creen. No creemos que un arancel del 15% -m¨¢ximo aplicado internacionalm ente en el sector- tenga m¨¢s valor que el simb¨®lico, pero corre el riesgo de convertirse, indirectamente, en un marchamo de calidad para los productos importados. Despu¨¦s de todo, la repercusi¨®n en el precio final del producto no ser¨ªa superior del cinco al 7%. S¨®lo con eso no iban a cambiar los h¨¢bitos de compra ni el poder de las multinacionales. Tambi¨¦n el arancel posee una alta carga demag¨®gica y es la m¨¢s criticable y fr¨¢gil de las medidas proteccionistas. Lo lamentable es que hayan sido otras consideraciones las que hayan dificultado su aprobaci¨®n.
Lo que realmente puede consolidar una industria nacional en las tremendas condiciones de dependencia (no s¨®lo t¨¦cnica, sino l¨®gica, metodol¨®gica, de costumbres, de modas, de poder e influencia, de macropresiones y minilealtades) es la existencia de un mercado cautivo. Y el relativo ¨¦xito o fracaso de pol¨ªticas industriales en inform¨¢tica en diversos pa¨ªses ha estado en funci¨®n muy directa de la realidad o ?nominalidad? de tal mercado.
El primer objetivo del PIN debe ser la reducci¨®n progresiva de la dependencia-exterior a todos los niveles, y el control progresivo del modo de utilizaci¨®n de los recursos inform¨¢ticos, de su eficacia y eficiencia.
La reducci¨®n de la dependencia exterior respecto a cualquier suministro b¨¢sico -y la inform¨¢tica lo es como el petr¨®leo- pasa por la aplicaci¨®n simult¨¢nea de dos principios, en intensidades y ritmos que, pol¨ªticamente, deben variar en funci¨®n de las circunstancias y posibilidades:
1. Consumir mejor el producto evitando el despilfarro y reciclando ?los residuos? (material hecho caduco por puras razones comerciales).
Esto, a su vez, implica:
- Mejoras de la t¨¦cnica de uso. La t¨¦cnica debe orientarse sobre principios diferentes a los defendidos por las multinacionales (aceleraci¨®n del consumo) e implica la creaci¨®n de una alternativa pr¨¢ctica de la ense?anza y el desarrollo de m¨¦todos enfocados a mejorar la eficiencia.
- Econom¨ªas de escala y copartici¨®n de recursos que permitan generalizar, preferentemente en la Administraci¨®n, estructuras de menor coste por unidad de servicio. Desarrollo del mercado de servicios con el fomento adecuado.
- Extender un control progresivo sobre los ordenadores de segunda mano, y sobre los per¨ªodos en que los modelos ?viejos? deben ser mantenidos por los suministradores. Creaci¨®n de un mercado de segunda mano con condiciones de financiaci¨®n atractivas (?reciclaje de residuos?).
2. Incorporar una cuota creciente de productos nacionales, total o parcialmente, en el consumo anual de tales recursos. Entre las v¨ªas posibles pueden destacarse:
- Consolidaci¨®n de una industria nacional que gane su viabilidad t¨¦cnica y financiera con un mercado cautivo: la propia administraci¨®n al 80%, con objetivo m¨ªnimo. Ello implica que la Administraci¨®n tenga un plan y sustituya los ?debates para la compra neutral? por la beligerancia directa en comprometer sus compras con productos nacionales, o extranjeros en determinadas condiciones, en horizontes largos (lo que, despu¨¦s de todo, realizan algunos departamentos de la Administraci¨®n EEUU). El mercado ?cautivo? debiera extenderse a todas aquellas empresas que se beneficien de un modo u otro de la Administraci¨®n.
- Financiar, fomentar y dirigir la investigaci¨®n fundamental, en electr¨®nica b¨¢sica y componentes, as¨ª como la adquisici¨®n de la tecnolog¨ªa exterior precisa.
- Ampliaci¨®n de las posibilidades de la industria nacional gestionando la participaci¨®n financiera y t¨¦cnica de pa¨ªses de condiciones y con voluntades semejantes (otros pa¨ªses mediterr¨¢neos, Portugal, pa¨ªses latinoamericanos, etc¨¦tera).
- Investigaci¨®n aplicada en el terreno de los usos y sistemas que puedan ser abordados con la ?alternativa nacional?.
- Marco financiero adecuado para la financiaci¨®n de las ventas en el sector privado.
- Potenciar las exportaciones de tecnolog¨ªa mediante la f¨®rmula de comercio de Estado de ?buena voluntad?.
Con esto tan s¨®lo puede aspirarse a disminuir progresivamente, a?o a a?o, el nivel de crecimiento de la dependencia exteribr. Y, no nos enga?emos, todos los esfuerzos ser¨¢n un fracaso, un derroche de recursos, un respaldo, a la larga, para las multinacionales, si no se toma la decisi¨®n clave: intervenir el mercado de la forma m¨¢s pr¨¢ctica, eficaz y menos pol¨¦mica. Potenciando al m¨¢ximo la utilizaci¨®n y posibilidades de la industria nacional que debe abrirse y consolidarse sobre un mercado cautivo, pero que debe ser exigida y retada a abrirse un lento y seguro camino propio en mercado abierto. Compitiendo.
Si, simult¨¢neamente, no ataca ese frente ?libre? puede fracasar con una clientela amordazada. Pero la ?libertad? debe ser apoyada, contrarrestando la presi¨®n intelectual y conceptual del oligopolio, con el esfuerzo del Estado por abrir el camino a la objetividad. El Estado, la sociedad espa?ola, debe controlar, y no nominalmente, la formaci¨®n. Parece que hoy, sin embargo, el intervencionismo no goza de buen cartel. Pero en este campo el intervencionismo inteligente es inexcusable. Sin embargo, puede desviarse hacia lo accesorio, hacia lo demag¨®gico. Algo as¨ª ocurri¨® en Francia con el fracaso del Plan Calcul.
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