La caja idiota
FERNANDO ARIAS-SALGADO, pese a su juventud, ya est¨¢ a punto de pasar a la peque?a historia como un hombre hecho y deshecho por la televisi¨®n. Cuando Franco agonizaba, la marcha verde marroqu¨ª se aproximaba al puesto fronterizo de Tah, G¨®mez de Salazar tend¨ªa sus minas en la raya de Seguiet el Hamra, y todo este pa¨ªs ten¨ªa el alma en un pu?o, un hombre en¨¦rgico, seguro de s¨ª, sereno, contestaba adecuadamente al embajador marroqu¨ª ante las Naciones Unidas. Enfermo de gravedad -tambi¨¦n- el embajador Pini¨¦s, Televisi¨®n Espa?ola difundi¨® ampliamente la imagen de aquel joven diplom¨¢tico que sab¨ªa improvisar golpes sobre la mesa cuando su pa¨ªs se encontraba contra las cuerdas. Lleg¨® entonces a escribirse que gracias a la televisi¨®n y a la enfermedad de Pini¨¦s, el pa¨ªs hab¨ªa descubierto que en nuestra delegaci¨®n en las Naciones Unidas ten¨ªamos un alev¨ªn de hombre de Estado. Ha llegado la hora de la desilusi¨®n. Y as¨ª, ahora, es, de justicia reconocer que Fernando Arias-Salgado ha terminado, incluso, haciendo bueno a Rafa¨¦l Ans¨®n y todo lo que signific¨® su etapa como director general de RTVE.Los niveles de degradaci¨®n alcanzados por la televisi¨®n espa?ola causan sonrojo (ah¨ª est¨¢ la reciente autojustificaci¨®n de censura moral hecha por TVE en 625 l¨ªneas), verg¨¹enza ajena (el torturante Fant¨¢stico) o estupefacci¨®n (la supresi¨®n de programas como La semana o Escuela de salud). Ya no cabe volver sobre la corrupci¨®n o las jam¨¢s aclaradas cuentas de TVE, sobre las desaprovechadas posibilidades de la televisi¨®n como factor de formaci¨®n cultural; no merece la pena insistir sobre los responsables de unos servicios informativos que sirven a todos los espa?oles el discurso pr¨¢cticamente ¨ªntegro del presidente de UCD y silencian por completo una manifestaci¨®n de 50.000 ultraderechista en Madrid; ser¨ªa manido volver sobre la escalada de hombres del Opus Dei a cargos de responsabilidad en Prado del Rey, la utilizaci¨®n partidista del medio, la pol¨ªtica publicitaria que ha concentrado los anuncios de alcoholes en las horas de mayor audiencia, los criterios embotados de compras de material filmado que s¨®lo han sabido encontrar Un hombre en casa y Yo, Claudio entre toda la producci¨®n mundial; etc¨¦tera, etc¨¦tera, etc¨¦tera.
Para desgracia de todos, RTVE ha demostrado tener una piel m¨¢s cori¨¢cea que la que proteg¨ªa al otro gran esc¨¢ndalo nacional: la Seguridad Social. Y a estas alturas nos limitar¨ªamos a la humilde petici¨®n de que Televisi¨®n Espa?ola nos deparara siquiera alguna distracci¨®n para nuestros ocios algo menos humillante para inteligencias medias que el Mundo de noche de Miguel de los Santos o el F¨¢nt¨¢stico de Jos¨¦ Mar¨ªa ??igo.
Por lo dem¨¢s, parece cada vez m¨¢s evidente que la ¨²nica soluci¨®n al incre¨ªble mundo de Prado del Rey ser¨¢ providencialista o, si se quiere, personalista. Pero ya ha quedado demostrada la ineficacia creciente de los actuales cauces organizativos y la inanidad del Consejo Rector. Habr¨¢ que buscar a un hombre bueno que tenga responsabilidad ante el Parlamento, deshaga el enredo del tr¨¢fico de influencias personales y pol¨ªticas que hoy rige Prado del Rey, devuelva el medio a los profesionales y rescate la dignidad perdida de un aparato que, hoy por hoy, se ha ganado sobradamente, gracias al esfuerzo de sus m¨¢ximos responsables, el exacto apelativo de ?caja idiota?.
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