Tambi¨¦n esta semana
Con motivo de la Conferencia de Solidaridad con Chile, acaecida d¨ªas atr¨¢s en Madrid, ha quedado abierta al p¨²blico, en los bajos del Palacio de Congresos y Exposiciones, una extensa muestra de escultura, pintura, grabado y dibujo, generosamente cedida por un holgado centenar de artistas espa?oles y espec¨ªficamente destinada a fomentar un museo (llamado ayer de la solidaridad y hoy de la resistencia) en homenaje y bajo la advocaci¨®n del siempre bien recordado Salvador Allende. Del todo conforme con la oportunidad de la idea y los afanes de quienes la han hecho realidad, mal puede uno desmentir ciertas reservas en cuanto a calidad y magnitud de las obras expuestas en esta muestra conmemorativa, ni silenciar, tampoco, la confusi¨®n, por no decir la sordidez, del medio en que se exponen. Si buena causa -repetir¨¦ lo escrito recientemente a tal prop¨®sito- requiere buenas obras, un tanto a la zaga, me creo, le van ¨¦stas (y mucho m¨¢s su montaje) a aqu¨¦lla, en el caso de la exposici¨®n que nos ocupa.Aunque individual, por ser uno y ¨²nico su autor y promotor, no deja de adornarse de un concreto alcance colectivo el singular espect¨¢culo que el pr¨®ximo mi¨¦rcoles, d¨ªa 22, presentar¨¢ Wolf Vostell en el museo de Arte Contempor¨¢neo (Ciudad Universitaria), de tener en cuenta el reclamo participativo a que se atiene la habitual creaci¨®n de ambientes del conocido artista alem¨¢n, afincado en tierras de Extremadura desde hace unos cuantos a?os. Vanguardista nato e impenitente promotor de tendencias, digamos, cosmopolitas (su firma se hace indispensable en la recensi¨®n internacional de pr¨¢cticas tales como el decollage, fluxus, happening, environment...), ha creado recientemente un museo al aire libre en un peque?o pueblo extreme?o, Malpartida de C¨¢ceres; un museo, o m¨¢s bien, un espacio de acci¨®n en el que se posibilita, a la luz del d¨ªa, el colosal parang¨®n entre el proceso del arte y el de la naturaleza. Recomendamos a nuestros lectores su presencia en el acto inaugural, que tendr¨¢ lugar el d¨ªa antes indicado, a las 13 horas.
Colectiva, igualmente, es la muestra que, bajo el t¨ªtulo Colecci¨®n particular (aunque abierta a las leyes generales del mercado), se exhibe por estos d¨ªas en la galer¨ªa Aele (Claudio Coello, 28, entrada por Puigcerd¨¢). Integrada por veinticinco artistas, nacionales unos (Mir¨®, Palazuelo, Jorge Castillo, Saura, Momp¨®...), extranjeros los otros (Rauschenberg, Poliakoff, Warhol, Segal, De Stael, Le Parc, Greco, Vasarely...), e investidos, los m¨¢s, de reconocimiento internacional, nos brinda esta exposici¨®n la posibilidad, entre otras, de parar la atenci¨®n en algunos productos de aquel grupo franc¨¦s que, a finales de los sesenta, fue conocido,y honrado como Nouveau realisme. Los nombres de C¨¦sar, Hains, Spoerri, Villegl¨¦... constituyen en tal sentido el inesperado y fragmentario exponente de unos quehaceres e intenciones de escasa noticia, si hubo alguna, por estas latitudes.
De entre las exposiciones individuales cabe citar, y con elogio, la que Menchu Gal nos ofrece en la galer¨ªa Felipe Santullano (Columela, 15). Frescura, a raudales, del color, a la manera fauve, al modo desenfadado (al modo Menchu Gal), como posiblemente no lo hubo antes, en la personal¨ªsima y ya dilatada carrera de la excelente pintora guipuzcoana. Pintura que rebosa de s¨ª misma y se transmite por s¨ª misma. En la galer¨ªa La Mota (N¨²?ez de Balboa, 27), y presentada por el poeta Salvador Espr¨ªu, cuelga dibujos y aguafuertes la artista catalana Rosa Biadiu. En posesi¨®n de un esmerado oficio en los artes del dibujo y, sobre todo, en los menesteres y exigencias del bien grabar, Rosa Biadiu nos ofrece un abanico de semblanzas y parajes de la ciudad en cuanto que tal, siendo lo de menos la referencia o adivinanza de lo puramente anecd¨®tico.
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