Ir¨¢n, entre Europa y Estados Unidos
SI EN alguna parte del mundo la defensa de los intereses de Europa no coincide necesariamente con la manera estadounidense de entender los problemas, es en Ir¨¢n. Un nieto de Franklin D. Roosevelt, uno de los presidentes m¨¢s liberales de Norteam¨¦rica, contribuy¨® en 1954, subido por las calles de Teher¨¢n en la torreta de un tanque, a la ca¨ªda del entonces primer ministro Mohamed Mossadeq y reinstaurar al sha Mohamed Reza Pahlevi en el trono, en beneficio de las compa?¨ªas petrol¨ªferas norteamericanas.
Parad¨®jicamente, Jimmy Carter, el mayor humanista de los presidentes norteamericanos por su defensa de los derechos del hombre, vuelve, veintisiete a?os despu¨¦s, a respaldar una monarqu¨ªa autoritaria y represiva, cuya salida del poder piden hoy en Ir¨¢n los l¨ªderes religiosos, pol¨ªticos, estudiantiles y -desde que el sha comenz¨® a reprimirlos al atacar la corrupci¨®n- una buena parte de los que se han beneficiado del sistema en el pasado.
Esa actitud oficial de Washington contradice ahora la opini¨®n de un fuerte grupo de presi¨®n en el Departamento de Estado norteamericano, de parte del personal de la Agencia Central de Informaci¨®n (CIA) y la propia embajada de Estados Unidos en Teher¨¢n. Para ¨¦stos, seg¨²n los observadores in situ, las posibilidades del sha de mantenerse en el poder, en el mejor de los casos, despu¨¦s de hacer concesiones pol¨ªticas y garantizar determinadas libertades democr¨¢ticas, no son superiores al 50%.
La alternativa a la pol¨ªtica de fuerza e inflexibilidad del sha es, en Ir¨¢n, una radicalizaci¨®n creciente de las demandas de los manifestantes, el reforzamiento de los grupos izquierdistas y la evoluci¨®n acelerada de los m¨¦todos de confrontaci¨®n del poder de manifestaciones tumultuarias y callejeras hacia la lucha armada, el terrorismo y una desestabilizaci¨®n en la que est¨¢n interesados, por lo menos, tres pa¨ªses vecinos de Ir¨¢n: URSS, Afghanist¨¢n e Irak, con m¨¢s de 4.500 kil¨®metros de fronteras comunes.
Seg¨²n todos los indicios, el sha podr¨ªa a¨²n mantenerse cinco o seis a?os en el poder sin necesidad de hacer cambios democratizadores, pero al precio de la implantaci¨®n de un aut¨¦ntico r¨¦gimen de terror. Compa?¨ªas extranjeras domiciliadas en Teher¨¢n se plantean esta posibilidad como un supuesto ?mal menor?.
El fantasma del militantismo religioso y fan¨¢tico, con su carga de xenofobia, al igual que la amenaza comunista, han sido h¨¢bilmente esgrimidos por el sha para justificar su oposici¨®n a una Iglesia chiita, a la cual desposey¨® de todas sus tierras hace unos a?os, y que es, en materia pol¨ªtica, extraordinariamente conservadora. La represi¨®n de todo activismo pol¨ªtico en Ir¨¢n durante los ¨²ltimos a?os convirti¨® a esa Iglesia en el ¨²nico veh¨ªculo con posibilidades de canalizar las aspiraciones sociales.
Los c¨ªrculos liberales y democr¨¢ticos piensan que en circunstancias normales, cuando las diferentes ideas pol¨ªticas tuviesen garantizadas sus posibilidades de expresi¨®n, lo religioso y lo contingente temporal se separar¨ªan; en Ir¨¢n existen en embri¨®n los partidos pol¨ªticos que representan las ideas m¨¢s comunes, centristas los m¨¢s numerosos, derechas liberales, socialistas y, con un poder de convocatoria mucho menor, comunistas.
La b¨²squeda de su propia identidad por un pa¨ªs tradicionalista que ha entrado abruptamente en la sociedad de consumo gracias al boom del petr¨®leo hace s¨®lo cinco a?os no representar¨ªa en un marco democr¨¢tico ning¨²n peligro para la extensi¨®n de la colaboraci¨®n comercial y t¨¦cnica entre Occidente e Ir¨¢n.
Con el sha o sin el sha, Ir¨¢n tendr¨¢ cuarenta millones de habitantes en 1980, unos ingresos de cerca de 30.000 millones de d¨®lares por ventas de petr¨®leo y unas necesidades para su desarrollo que afectan a todos los sectores econ¨®micos y sociales.
La inestabilidad en Ir¨¢n, las huelgas, sobre todo las del petr¨®leo, por s¨®lo citar un caso, provocar¨¢n ya este a?o en Europa dificultades de aprovisionamiento y agravar¨¢n la crisis energ¨¦tica. Es m¨¢s que probable que en la pr¨®xima reuni¨®n de la OPEP en Abu Dhabi (en diciembre) los precios del crudo suban por lo menos en un 10%. Los pa¨ªses m¨¢s afectados ser¨¢n Jap¨®n, Italia, Gran Breta?a, Alemania Occidental, Canad¨¢, Francia e incluso Espa?a. Estados Unidos -parad¨®jicamente- s¨®lo compra en Ir¨¢n el 3% del petr¨®leo que consume.
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