El terrorismo en Vasconia / 1
Cuando uno echa cuentas y comprueba que (adem¨¢s de las explosiones y los tiroteos que no han causado, a lo sumo, sino da?os materiales y heridas) ETA ha dado muerte en el pasado octubre a una docena de personas y a m¨¢s de media docena en la primera mitad de noviembre, y que a tan siniestra lista se suma la de quienes han ca¨ªdo bajo las balas de las fuerzas de orden p¨²blico, no tiene uno m¨¢s remedio que decir que ciertas declaraciones te?idas de color de rosa como, por ejemplo, las del diputado Viana, elegido por Alava, seg¨²n las cuales ?al Pa¨ªs Vasco le sobra dramatismo en los medios de comunicaci¨®n social?, y ?hay que ser plenamente optimista? (diario Ya del 25 de octubre), se ajustan mucho menos a la realidad que otras de muy distinto color, como las del ex consejero del Gobierno aut¨®nomo vasco Monz¨®n Olaso, cuando dec¨ªa (en la Hoja del Lunes, de Bilbao, del 18 de septiembre): ?Si se contin¨²a as¨ª, lo que puede pasar es algo terrible y preocupante?; a?adiendo, sin duda para darnos ¨¢nimos: ?Dentro de dos o tres a?os, m¨¢s terrible y preocupante todav¨ªa.?Si al Pa¨ªs Vasco le sobra hoy dramatismo, no es en los textos que imprimen o transmiten los medios de comunicaci¨®n social, sino en la realidad cotidiana, sin excluir esos mismos medios, los cuales han sido varias veces v¨ªctimas del terrorismo de diversos colores (pues ETA no es la ¨²nica que lo practica, aunque s¨ª la que m¨¢s, con mucha diferencia, y la que m¨¢s desprecio muestra hacia la vida humana), y han tenido sus muertos y sus heridos, as¨ª como da?os materiales nada despreciables, am¨¦n de las amenazas -formales o veladas, pero frecuent¨ªsimas- con que se trata de intimidarlos.
Optimismo injustificado
La realidad vasca en materia de orden p¨²blico es tan dram¨¢tica que su reflejo en los medios de comunicaci¨®n social no tiene m¨¢s remedio que serio, a su vez, mucho. Y este reflejo me parece corresponder a la situaci¨®n actual bastante m¨¢s fielmente que la afirmaci¨®n de que hay que ser plenamente optimistas: afirmaci¨®n queme gustar¨ªa dar por buena, pero que -desgraciadamente- su autor formula sin apoyarla en argumentos lo bastante s¨®lidos para sostenerla. Por grande que sea la confianza que inspire un plan de apaciguamiento y restauraci¨®n del orden (sean los ?quince puntos? del ministro Mart¨ªn Villa o los del PNV, sea cualquier otra receta), hay que ser muy ingenuo para creer que acabar¨¢ en poco tiempo con la dram¨¢tica situaci¨®n actual. ?Y cu¨¢nto podr¨¢ todav¨ªa durar ¨¦sta sin provocar una cat¨¢strofe?Verdad es que las apocal¨ªpticas profec¨ªas del ex consejero Monz¨®n tampoco se apoyan sino en una informaci¨®n que ¨¦l dice poseer, sin dar pruebas de ello ni acreditar la veracidad de las fuentes que se la han suministrado; pero basta abrir los ojos para darse cuenta de que el terrorismo que devasta Vasconia (y del cual dice Viana, y en esto lleva raz¨®n, que es ?el problema m¨¢s urgente?) cada d¨ªa que pasa resulta m¨¢s mort¨ªfero, est¨¢ mejor organizado, mejor dirigido, m¨¢s omnipresente, parece contar con mayores medios en material y en personal adiestrado, y causa en las fuerzas policiales que lo combaten una sensaci¨®n creciente de impotencia, de desproporci¨®n consternante entre los esfuerzos que se hacen para contrarrestarlo y los magros resultados que se obtienen: sensaci¨®n que, como es archisabido, ha empezado a producir desaliento, desesperaci¨®n y -lo que es a¨²n peor- un desconcierto y una exasperaci¨®n cuyas consecuencias comienzan a ser graves y pueden llegar a ser grav¨ªsimas. La realidad es esa, por m¨¢s que muchos ciudadanos prefieran no mirarla de frente y pensar, en cambio, en el f¨²tbol, o en el bingo, o en la cr¨ªa del gusano de seda. Cada cual piensa en lo que quiere; pero, despu¨¦s, a cada cual no le sucede lo que quiere, sino lo que le toca en la loter¨ªa de la vida, que puede ser algo muy distinto de lo que ¨¦l es peraba. Incluso quienes, dej¨¢ndose de frivolidades, ocupan su tiempo en trabajos tan serios, tan necesarios y tan cargados de responsabilidad como la soluci¨®n de los problemas econ¨®micos o la aprobaci¨®n de la nueva Constituci¨®n, quiz¨¢ est¨¦n perdi¨¦ndolo lamentablemente, y no por su culpa. Bien sabe Dios que la labor de los t¨¦cnicos de la econom¨ªa y las finanzas es indispensable, y a nadie se le ocurrir¨¢ pedir que se interrumpa; pero cuando la crisis de las empresas y de los trabajadores se agrava a consecuencia de hechos que no son econ¨®micos, sino psicol¨®gicos, y obedecen a un clima de amedrentamiento general, esa labor resulta punto menos que est¨¦ril.
Bien sabe Dios que es indispensable el trabajo de quienes se esfuerzan por dar al pa¨ªs una Constituci¨®n; pero cuando la crisis del pa¨ªs se agrava a consecuencia de hechos que los poderes legales y los partidos pol¨ªticos han sido hasta ahora incapaces de suprimir, de contener y de controlar ? ese trabajo resulta punto menos que in¨²til.
Ignoro si los documentos ?secretos? atribuidos a ETA y recogidos por la revista Cambio 16 en sus n¨²meros de las pasadas semanas son o no aut¨¦nticos, por lo que me guardar¨¦ mucho de decir: ?Mirad lo que se nos prepara.? Pero es que, aun cuando no se nos prepare nada m¨¢s grave que lo que ya ocurre, aun cuando no se nos planteen problemas m¨¢s serios que los ya planteados, bastar¨¢ con que lo que ocurre siga sucediendo, y con que esos problemas sigan sin resolverse, para que la situaci¨®n acabe haci¨¦ndose insostenible. Y, por ahora, ni el Gobierno central, ni las fuerzas policiales, ni los partidos con representaci¨®n parlamentaria, ni el Consejo General Vasco han dado muestras de eficacia frente a los problemas que plantea el terrorismo en la parte espa?ola de Vasconia. Creo que el caso del Gobierno y el de la polic¨ªa est¨¢n a la vista. Se dir¨¢ que los partidos que no participan en el Poder no pueden hacer nada. Esto no es exacto: por de pronto, todo partido que tiene representantes en el Parlamento dispone, por ese solo hecho, de Una parcela de Poder; adem¨¢s, los partidos pueden inyectar al pueblo un esp¨ªritu c¨ªvico sano, democr¨¢tico, activo y animoso, y no lo consiguen. Se dir¨¢ que el Consejo General Vasco carece de posibilidades de acci¨®n. Tampoco es exacto: puede dar ejemplo de coherencia, de unidad, de energ¨ªa, de solidaridad ciudadana y abandono de rencillas sectarias y maniobras partidistas, y no consigue dar ese ejemplo (si es que, por ventura y como supongo, quiere darlo). De modo que, aun cuando los acontecimientos no se agravasen, bastar¨ªa que fueran igual de graves que ahora, y que continuaran produci¨¦ndose en medio de la ineficacia del Gobierno central, de la polic¨ªa, de los partidos con representaci¨®n parlamentaria y del Consejo General Vasco, para que la situaci¨®n empegrase muy seriamente en las semanas y los meses venideros. Y si, adem¨¢s, resultaran ser ciertos los malos ag¨¹eros impl¨ªcitos en los documentos que Cambio 16 ha revelado, ?ad¨®nde ir¨ªamos a parar? Pues a lo mismo; s¨®lo que, m¨¢s aprisa.
Siempre es peligroso, y a menudo rid¨ªculo, jugar a profeta. Pero no podemos limitarnos a considerar el presente. Al comprobar que el problema del terrorismo vasco no se resuelve, ser¨ªa una operaci¨®n provechosa la de imaginar lo que podr¨ªa reservarnos el futuro si el problema contin¨²a sin resolverse. Quiz¨¢ este esfuerzo de imaginaci¨®n inspire tal empe?o en resolverlo que quienes pueden hacerlo lo consigan y logren as¨ª que el temible futuro imaginado no se convierta en realidad.
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