Hoy podr¨ªa dejar de publicarse el "Times", una de las instituciones de la vida brit¨¢nica
Caminando por las mullidas e impresionantes moquetas de la planta en la que se hallan los despachos de los ejecutivos empresariales del Times, en Londres, se obtiene la impresi¨®n de que uno anda por los pasadizos de una instituci¨®n imperecedera en el Reino Unido, como la Corona, la Iglesia de Inglaterra o los complejos universitarios de Oxford y Cambridge. El propio Times estableci¨®, hace una d¨¦cada, esa exacta comparaci¨®n.La planta empresarial del Times tiene mayor solemnidad que la que muestra el medio ambiente en que se desarrolla la vida pol¨ªtica cotidiana de, por ejemplo, Michael Foot, el segundo hombre fuerte del actual Gobierno laborista de Su Majestad. A Michael Foot se le nota de paso en su espl¨¦ndida habitaci¨®n soleada. A George Thompson, uno de los altos ejecutivos del Times, a quien entrevistamos hace alg¨²n tiempo en Londres, se le percib¨ªa como representante de una entidad amenazada, pero tan s¨®lida como la Monarqu¨ªa brit¨¢nica o como la estatua que recuerda a Nelson en Trafalgar Square.
Como a Nelson, al grupo del Times est¨¢ a punto de serle seccionado un brazo. La lectura del peri¨®dico principal, el legendario Times, no refleja esa inminencia. Tendr¨¢ que pasar algo catastr¨®fico -preferiblemente en el Reino Unido- para que el Times pierda su poderosa y efectiva circunspecci¨®n. Estos d¨ªas, a pesar de la espada de Damocles que amenaza su suspensi¨®n indefinida, el Times ha seguido usando su pulso silencioso para llenar su espacio cotidiano e imborrable en el mundo de la prensa inglesa. Invariablemente, dos columnas, o una columna, de su primera p¨¢gina o de una p¨¢gina de informaci¨®n general en el interior del diario, ha dado cuenta de las circunstancias por las que atraviesa la producci¨®n period¨ªstica del grupo Thomson. De manera excepcional, su director, Ress-Mogg, y un columnista, Bernard Levin, han ensayado ya su despedida. Imperturbable, el Times agoniza, sin pedir clemencia.
En todo caso, da explicaciones. Para hacerlo no se ha servido s¨®lo de la prensa de su grupo, sino que ha utilizado tambi¨¦n a los principales diarios de Londres. ??Qu¨¦ es lo que nos obliga a plantearnos la suspensi¨®n de la publicaci¨®n de algunos de los mejores peri¨®dicos del mundo?? Esa es la pregunta que ha hecho circular la empresa Times Newspapers Limited, a modo de anuncio, a toda plana, en los peri¨®dicos nacionales.
La empresa asegura que en los meses que van de 1978 el grupo ha dejado de publicar doce millones de ejemplares, como consecuencia de huelgas de diverso signo. Esta p¨¦rdida escalofriante impide la ganancia de cerca de tres millones de libras (unos cuatrocientos millones de pesetas).
En la segunda parte de la explicaci¨®n dada por este grupo period¨ªstico est¨¢ la justificaci¨®n para la grave crisis actual. Times Newspaper Limited quiere introducir una nueva tecnolog¨ªa de impresi¨®n por computadora, que ya se utiliza en otros peri¨®dicos del mundo, y cuya maquinaria se muere de aburrimiento en la planta tercera del edificio de la empresa, como se?alaba hace unos d¨ªas el corresponsal de EL PAIS en Londres. Los sindicatos, especialmente el que agrupa a los trabajadores de artes gr¨¢ficas, se han enfrentado a la posibilidad del uso de esa tecnolog¨ªa porque, opinan ellos, es una garant¨ªa de p¨¦rdida masiva de empleo. Ese sindicato, la National Graphical Asociation (NGA), tiene tradici¨®n en la expresi¨®n de este tipo de temores. No se oponen al uso de nueva tecnolog¨ªa: quieren prevenir que esa introduci¨®n en el fabuloso mundo mejor de la era de la computadora no los deje en la calle.
Times Newspapers Limited no quiere echar a nadie. NGA admite esa posibilidad y entiende que hay un programa seg¨²n el cual aqu¨¦l que decida marcharse obtendr¨¢ unas indemnizaciones calificadas como excepcionales por algunos medios period¨ªsticos brit¨¢nicos. Puede haber entendimiento. Pero hay un factor que lo ha impedido: la amenaza de la empresa de suspender la publicaci¨®n de los peri¨®dicos, dice el sindicato citado, es una coacci¨®n inadmisible. Tiene que anularse tal amenaza si se quiere negociar.
Las declaraciones de los ejecutivos del grupo empresarial son, de nuevo, un reflejo de la conducta informativa del propio Times. Ni una sola voz altisonante ante la conducta sindical, ni un solo ?mproperio contra los que, indirectamente, podr¨ªan acabar, al menos temporalmente, con una de las m¨¢s preciadas instituciones del Reino Unido y de la prensa mundial.
De nuevo, no exagera el Times, aunque en este caso sea su empresa la que asuma su lenguaje. Todos celebraremos, si la fecha de hoy no resulta fat¨ªdica, la continuidad del Times como instrumento imprescindible para leer cada d¨ªa en la mente de la sociedad brit¨¢nica. Una sociedad que se refleja cada d¨ªa en las famosas cartas del peri¨®dico como si estuviera en un viejo y bienhumorado. confesionario. En ning¨²n otro sitio que en Inglaterra pudo haberse escrito esta carta publicada en 1951 en The Times.: ?Se?or director: (...) Nuestra gata detecta virtudes permanentes en su peri¨®dico. Ante ella dispusimos una selecci¨®n de diarios y de revistas, as¨ª como un par de semanarios de cotilleo. Ella se desplaz¨®, confiada, hacia el n¨²mero de ayer del Times, hizo un nido con la p¨¢gina de carnet, se cubri¨® con la de editoriales, y en un momento de la noche dio a luz cinco gatitos.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.