Psic¨®logos frente a m¨¦dicos

Ante la publicaci¨®n en esta secci¨®n del peri¨®dico que usted dirige, con fecha de 30 de noviembre, de una carta firmada por Francisco Alonso Fern¨¢ndez, del Departamento de Psiquiatr¨ªa y Psicolog¨ªa M¨¦dica de la facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, los abajo firmantes nos sentimos obligados a puntualizar lo siguiente:1. Que en lo que nuestro conocimiento alcanza, tales conversaciones entre los decanos de las facultades de Medicina y de Filosof¨ªa, y Ciencias de la Educaci¨®n, secci¨®n Psicolog¨ªa, no han alcanzado nunca un car¨¢cter oficial, y que unos contactos de tipo personal no pueden servir jam¨¢s de argumento en una cuesti¨®n que afecta a miles de personas, usuarios, estudiantes, profesionales, etc¨¦tera.

2. Que aun en el caso que tal contacto se iniciara oficialmente, a trav¨¦s del claustro, la discusi¨®n se ver¨ªa radicalmente limitada por la ausencia de una voz que representara a los profesionales, ausencia que, no ya en el claustro, sino en la realidad social espa?ola, resulta incompatible con una concepci¨®n moderna y democr¨¢tica de la universidad y de los derechos de los profesionales.

3. Que si la situaci¨®n de los psic¨®logos es tan deficiente que, como dice el se?or Alonso Fern¨¢ndez, los hay que acuden a la facultad de Medicina ?con objeto de que les sea facilitada una ense?anza especializada?, ello se debe a problemas estructurales y muy graves de la ense?anza de la psicolog¨ªa y, por tanto, no parece que la soluci¨®n m¨¢s racional sea ir a buscar en casa ajena lo que echamos a perder en la propia, como parece desprenderse de la carta citada, si no antes bien comenzar a arreglar la situaci¨®n dentro de los centros donde se impartan ense?anzas psicol¨®gicas.

4. Que en opini¨®n de la casi totalidad de esos profesionales estudiantes, etc¨¦tera, el uso que de su secular prestigio hace la clase m¨¦dica frente a una profesi¨®n nueva en nuestro pa¨ªs es, precisa mente, uno de los factores que dificultan la constituci¨®n de un colegio profesional y de un estatuto del psic¨®logo que puedan ser portavoces de nuestros problemas ante la sociedad. El caso de las Escuelas de Psicolog¨ªa Cl¨ªnica, al que alude el se?or Alonso Fern¨¢ndez, no es sino un episodio de un problema mucho m¨¢s complejo, y no puede servir en absoluto para ?clarificar el canal de relaci¨®n entre los mundos de la psiquiatr¨ªa y la psicolog¨ªa, como el mencionado se?or pretende.

5. Que, en el momento de redactar esta carta estamos encerrados en la facultad de Psicolog¨ªa de la Universidad Complutense (campus de Somosaguas) como parte de un movimiento de ¨¢mbito estatal (encierros y distintas acciones reivindicativas en todas las secciones de psicolog¨ªa de facultades, colegios privados y dem¨¢s centros en los que se imparte la ense?anza de la psicolog¨ªa). Y que ello es precisamente en defensa de ese colegio profesional y de ese estatuto, que consideramos derechos elementales nuestros como profesionales reconocidos en la Constituci¨®n y, sin embargo, no cumplidos. Por lo cual, creemos necesario que nuestra opini¨®n sea o¨ªda, con tanto derecho, al menos, como la del se?or Alonso Fern¨¢ndez.

Portavoz de la Coordinadora de Psicolog¨ªa de Somosaguas