La historia se revisa
El 21 de marzo de 1943 la Hoja de Campa?a (Divisi¨®n Espa?ola de Voluntarios) rese?a el estreno de ?Lo que el viento se llev¨®? en el Palacio de la M¨²sica de Madrid. La proyecci¨®n se vio interrumpida por los gritos de ??Gibraltar espa?ol! ? y ??Viva la Divisi¨®n!?. La polic¨ªa tuvo que intervenir para poner orden en la sala. La misma Hoja de Campa?a publica el art¨ªculo ganador del Premio Luis Fuster, del SEU de Valencia; se titula ?Fragmentos de una primavera? y lo firma Luis Garc¨ªa-Berlanga Mart¨ª. Hab¨ªa ingresado por llamamiento de su quinta en el Ej¨¦rcito republicano y terminada la guerra se enrol¨® en la Divisi¨®n Azul para forzar el indulto de su padre, condenado a muerte. Berlanga es uno de los muchos espa?oles que se vieron obligados a figurar donde no quer¨ªan y que hicieron una guerra que no era la suya.El cambio que vivimos empieza a suponer el derecho de elegir cada uno su propia historia. El viento de Cuelgamuros se llev¨® esta Espa?a de figurantes y decorados de escayola que salvaban las apariencias en la inauguraci¨®n de hospitales sin enfermos y de pantanos sin terminar. El pa¨ªs real pasa de la comparsa al protagonismo y muestra su aut¨¦ntica fisonom¨ªa. Y son precisamente los grupos marginados los que al dar se?ales de vida configuran mejor los defectos de la sociedad anterior.
El movimiento feminista toma auge a trav¨¦s de numerosos grupos independientes o vinculados a partidos pol¨ªticos. Es importante su proyemon, sobre todo en los centros de orientaci¨®n familiar. Revistas, programas de radio, pel¨ªculas, librer¨ªas y bares se crean y funcionan con aires de gineceo.
Los minusv¨¢lidos piden comprensi¨®n en los estudios de arquitectura y urbanismo y mandan una instancia laboral a quien corresponda, con un ?curriculum? lento y doloroso, pero Reno de sensibilidad y desconocidas habilidades.
Las c¨¢rceles se rompen de pura contradicci¨®n. El a?o 1976 es el de la petici¨®n de amnist¨ªa en las calles de Espa?a, que cuesta varios muertos. Se denuncia la tortura y el mundo s¨®rdido de las prisiones. La palabra reinserci¨®n empieza a sonar en la instituci¨®n penitenciaria despu¨¦s de cuarenta a?os. (Se lo pueden decir a Victoria Kent.)
La descapitalizaci¨®n y la crisis econ¨®mica aumentan el n¨²mero de marginados por el desempleo, que superan el mill¨®n y medio. Los parados del sur de Espa?a atraviesan una situaci¨®n desesperada. (La abolici¨®n de la pena de muerte manda tambi¨¦n al paro a los verdugos, ¨²nico caso de desempleo aplaudido por la gente civilizada.)
Salud f¨ªsica y cultural
Las nuevas relaciones de trabajo, con un sarampi¨®n de huelgas al principio de la transici¨®n, muestran repetidos conflictos laborales en dos sectores decisivos: la educaci¨®n y la sanidad. Ambas con oscuridades financieras y deficiencias en personal y en cobertura asistencial.
Los vientos de la sierra madrile?a no se llevaron todav¨ªa la incultura y el fanatismo de este pa¨ªs. Ser librero en Espa?a ha sido una vocaci¨®n arriesgada: te pod¨ªas quedar sin negocio en menos que se canta un himno brazo en alto. Libros marxistoides o en lengua materna, que no fuera la imperial, pod¨ªan ser la mecha para el bombazo del d¨ªa siguiente. Parece que han pasado las dos fiebres: la destructora de librer¨ªas y la del libro pol¨ªtico.
El cine tiene preferencia por el erotismo y la pornograf¨ªa. Adem¨¢s de esta gripe tenemos la posibilidad de ver las pel¨ªculas sobre la guerra prohibidas en la dictadura. Hay otras obras nuevas sobre el pasado inmediato; algunas son montajes de im¨¢genes de archivo.
La novel¨ªstica tambi¨¦n busca esta catarsis retrospectiva con memorias aut¨¦nticas o figuradas de personajes de la ¨¦poca.
Se multiplican los caf¨¦-teatros, con obras mediocres. Hay crisis de autores dram¨¢ticos y florecen las obras elaboradas en equipo por los grupos de actores. ?Els Joglars? acaparan la atenci¨®n por el consejo de guerra al que son sometidos ante la indiferencia de la Administraci¨®n.
En la m¨²sica, la canci¨®n pol¨ªtica da paso al fen¨®meno punk y a las letras er¨®ticas: ?Tener un hijo tuyo?, ?Desn¨²dame?, ?Hoy tengo ganas de ti?. Menos mal que adem¨¢s de este brote de los diales radiof¨¦nicos las emisoras pueden emitir ya sus propios programas informativos.
Los robos e incendios en iglesias y centros culturales han demostrado que nuestro patrimonio art¨ªstico carece de un m¨ªnimo de seguridad; La cultura y el arte tienen tambi¨¦n otra amenaza en el medio ambiente. El museo del Prado ya pidi¨® socorro. Aza?a, agonizante, no recordaba el nombre del pa¨ªs del que hab¨ªa sido presidente de la Rep¨²blica, pero s¨ª que el museo del Prado era m¨¢s importante que la Rep¨²blica y la Monarqu¨ªa juntas: a lo mejor el museo est¨¢ menos seguro en Madrid que en las minas de talco de La Bajol.
El movimiento ecol¨®gico en Espa?a es una garant¨ªa de que se busca un nuevo modelo de sociedad que trasciende la reconciliaci¨®n humana para extenderla a toda la naturaleza. El poeta vasco Gabriel Aresti escribi¨® poco antes de morir: ?Construir una central nuclear ser¨ªa como arrancar los ojos a las golondrinas.?
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