Tensi¨®n y violencia en las elecciones de Namibia
En un clima de tensi¨®n y violencia acentuado por la detenci¨®n de seis dirigentes del movimiento de liberaci¨®n SWAPO (Organizaci¨®n de los Pueblos del Sureste Africano) han comenzado en Namibia las elecciones para una asamblea constituyente que te¨®ricamente independizar¨¢ el territorio de su actual ocupante ilegal, la Rep¨²blica Surafricana. Los comicios durar¨¢n hasta el viernes y, habida cuenta de la abstenci¨®n de las organizaciones m¨¢s representativas de la mayor¨ªa negra, nadie duda que ser¨¢n ganados holgadamente por la Alianza Democr¨¢tica Turnhalle (DTA), una formaci¨®n ultraconservadora y filial del r¨¦gimen surafricano.
Las elecciones han sido llevadas adelante por Pretoria a pesar de la oposici¨®n de las Naciones Unidas y de las potencias occidentales, que no reconocer¨¢n sus resultados. Su boicot por los grupos nacionalistas m¨¢s importantes -como el SWAPO, la escisi¨®n de ¨¦ste que bajo el nombre de SWAPO dem¨®cratas dirige Andreas Shipanga y el m¨¢s moderado Frente Nacional- estuvo precedido el s¨¢bado por los atentados con bomba en la capital, Windhoek, que han causado quince heridos, y por disturbios en otras ciudades.T¨¦cnicamente la Rep¨²blica Surafricana seguir¨¢ manteniendo durante un tiempo su control sobre Namibia, a trav¨¦s de su administrador general para el territorio, juez Steyn. La medida. forma parte de la promesa de Pretoria a las cinco potencias occidentales del Consejo de Seguridad en el sentido de que se ?esforzar¨ªa? en persuadir a los ganadores de las elecciones para que estudien la forma de obtener el reconocimiento internacional. En otras palabras, Sur¨¢frica ha dicho que presionar¨¢ a la futura asamblea constituyente de cincuenta miembros para que convoque el a?o pr¨®ximo unas nuevas elecciones, esta vez supervisadas por las Naciones Unidas.
El punto de vista de la DTA es suficientemente expl¨ªcito. La organizaci¨®n, fruto de una alianza de hasta once grupos tribales y cuyos, l¨ªderes son blancos en su mayor¨ªa, rechaza el plan de la ONU, que prev¨¦ el env¨ªo a Namibia de una fuerza de 7.500 hombres para controlar el proceso y la retirada de la mayor¨ªa de los casi 20.000 soldados surafricanos que ahora ocupan el territorio.
Econ¨®mica y pol¨ªticamente, el control de Namibia es un elemento crucial de la pol¨ªtica surafricana y, en t¨¦rminos m¨¢s generales, de los pa¨ªses occidentales. El subsuelo de este pa¨ªs semivac¨ªo -vez y media la extensi¨®n de Espa?a y s¨®lo un mill¨®n de habitantes, de ellos 100.000 blancos- es un para¨ªso minero que explotan Sur¨¢frica y las multinacionales norteamericanas y europeas. Adem¨¢s de la mina de uranio Rossing, una de las m¨¢s importantes del mundo y de la que se abastece sustancialmente Gran Breta?a, el territorio es rico en diamantes, cobre, plomo, cine, esta?o y vanadio, entre otros minerales, muchos de ellos de importancia estrat¨¦gica para las potencias occidentales.
Pol¨ªticamente, Pretoria -y Washington-, previ¨¦ndolos efectos del desenlace rodesiano, desea a toda costa estabilizar su flanco occidental mediante un r¨¦gimen cliente. El otro elemento determinante de la actuaci¨®n surafricana es impedir la formaci¨®n en sus fronteras de un eje socialista Luanda-Windhoek, lo que inevitablemente suceder¨ªa si el movimiento de liberaci¨®n SWAPO llegara al poder en Namibia.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reuni¨® ayer para estudiar la situaci¨®n y decidir sobre la imposici¨®n o no de sanciones econ¨®micas al r¨¦gimen de Africa del Sur.
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