Abstenci¨®n y voto en blanco

?En toda votaci¨®n, la abstenci¨®n es, ante todo, un hecho sociol¨®gico. En efecto, los ¨ªndices de participaci¨®n electoral, tanto en democracias tradicionales como en la reciente nuestra, indican que un ¨ªndice a veces muy alto -se llega al 35 % de abstenciones en elecciones muy importantes- se margina del proceso. Las causas son muy variadas. (...)Pero la abstenci¨®n tambi¨¦n puede ser pretendida como hecho pol¨ªtico. Es decir, considerarla como una actitud ante la convocatoria electoral por creer que en ella faltan ciertos requisitos. Tal fue, por ejemplo, la posici¨®n de la izquierda espa?ola ante el refer¨¦ndum de hace dos a?os, para el cual predic¨® la abstenci¨®n.

Pero a las fuerzas pol¨ªticas que hoy predican la abstenci¨®n es preciso decirles muy claramente una verdad: su actitud no es correcta.

En efecto, la abstenci¨®n como actitud pol¨ªtica viola la libertad de los dem¨¢s ciudadanos. Sobre todo en las comunidades peque?as, quien vaya a votar ya se distingue lo suficiente como para ser objeto de identificaci¨®n, cuando no de represalia o de marginaci¨®n.

Una segunda raz¨®n para no considerar correcta la propaganda de la abstenci¨®n consiste en que el elevado tanto por ciento de abstenciones sociol¨®gicas -tales como las referidas al comienzo de estas l¨ªneas- es una tentaci¨®n para "apoderarse" de esa cifra y presentarla como fruto de la penetraci¨®n del partido o de la personalidad que ordena abstenerse.

Quienes pregonan la abstenci¨®n deb¨ªan pregonar el voto en blanco.

Pero hay un caso de evidente singularidad, la del Partido Nacionalista Vasco. Este partido solicita la abstenci¨®n, no el voto en blanco; ordena moralmente no ir a las urnas, de modo que quien vaya en un clima tan conflictivo como el del Pa¨ªs Vasco se reviste de una identificaci¨®n que puede servir para que sea marginado o, quiz¨¢, perseguido.

, 3 diciembre