Dudas absurdas
Casos como el de Jorge Llopart son los que obligan a lamentarse del momento en que a¨²n vive el deporte espa?ol. No se puede tener un campe¨®n de Europa en atletismo, primera especialidad ol¨ªmpica, y que se le planteen siquiera dudas sobre c¨®mo planificar sus entrenamientos. Aunque el deporte de masa, el popular por el que siempre propugnaremos, es fundamental, resulta rid¨ªculo desatender a uno de los pocos exponentes de ¨¦lite que pueden dar la ?moral? de una medalla en los pr¨®ximos Juegos Ol¨ªmpicos.Fue un logro, y se alab¨® en su d¨ªa, que Benito Castej¨®n ?limpiara? el Consejo de Deportes de n¨®minas falsas. Entre ellas estaban las de deportistas v¨¢lidos s¨®lo un momento o incluso las de otros que cuando se les habl¨® de rescindir el contrato -caso de Orantes- se sorprendieron de que se les mantuviera, porque no lo necesitaban. Anselmo L¨®pez y su sentido econ¨®mico equivocado de ?prerniar? a los deportistas fue el culpable.
De lo que se trata es de facilitar al m¨¢ximo, casi como en los paises del Este, al deportista de ¨¦lite. Nada m¨¢s. Es de locos que Llopart pierda vacaciones o sueldo para ganar una medalla por la que se suspira a nivel oficial y extraoficial, pues tambi¨¦n es positiva. El ejemplo de Francia cara a Mosc¨² es significativo. Ninguno de los deportistas ?escogidos? tendr¨¢ problemas. Ya que no hay tiempo -Y en Espa?a menos- para sacar de la ?cantera?, al menos eso.
Pero los caminos no son dar dinero porque s¨ª -un premio o dietas basta- sino solucionar el futuro laboral de cada deportista. Llopart se une a los casos de los piraguistas no menos campeones y la cosa ya pasa de casta?o oscuro. Sus problemas individuales deben ser prioritarios en la soluci¨®n.
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