Hoy, ceremonia de entrega de los premios Nobel

La entrega de los premios Nobel es en Estocolmo una ceremonia que debe ser ensayada con trajes (dress reharsal, como dice el programa). Antes de mediod¨ªa de hoy, los laureados -todos de frac o traje de noche- practicar¨¢n los pasos, reverencias, apretones de manos, ritmos y palabras que, pocas horas despu¨¦s, repetir¨¢n ante el rey Carlos Gustavo XVI y la reina Silvia.Las partituras que interpreta la Orquesta Filarm¨®nica de Estocolmo var¨ªan cada a?o, de acuerdo con la nacionalidad de los premiados y a la inspiraci¨®n de los organizadores, que no es mucha. En 1977, el turno de Vicente Aleixandre fue amenizado por una danza mortecina, al parecer lapona, que era, en realidad, el Sombrero de tres picos, de Manuel de Falla. Hoy, el norteamericano Herbert Simon, premio de Econom¨ªa, se adelantar¨¢ hacia el soberano sueco a los acordes de Por t¨ª canto, de Gershwin, y el f¨ªsico sovi¨¦tico Peter Kapitsa ser¨¢ homenajeado con una obertura de Glinka.

En la Konserthuset, o casa de conciertos de Estocolmo, la verdadera ceremonia comenzar¨¢ ya entrada la noche sueca, a las cuatro y media de la tarde. Los monarcas, acompa?ados del pr¨ªncipe Bertil y de su esposa, la princesa Lilian (quien hasta hace poco era s¨®lo una ex enfermera brit¨¢nica y la deliciosa esposa morgan¨¢tica de Bertil desde hace treinta a?os), se sentar¨¢n nuevamente a la derecha del escenario, y los laureados ocupar¨¢n la izquierda. Decenas de catedr¨¢ticos, rectores magn¨ªficos y reliquias de la vida acad¨¦mica nacional llenar¨¢n las dos tribunas del fondo, con la involuntaria semblanza zool¨®gica de sus fracs y oropeles, que los implacables estudiantes suecos llaman ?la estanter¨ªa de los ping¨¹inos?.

Todo est¨¢ dispuesto con la r¨ªgida puntualidad sueca que el conde Stig Rumel, secretario de la Fundaci¨®n Nobel, prev¨¦ cada a?o. ?A las 16.33 -dice el programa-, los laureados ocupar¨¢n sus sitios en la plataforma.? Kapitsa, Penzias y Wilson recibir¨¢n el premio de F¨ªsica a las 16.49; Mitchell, el de Qu¨ªmica, a las 17.00; Arber, Nathans y Smith, el de Medicina, a las 17.13; Singer, el de Literatura, a las 17.28; Simon, el suyo, a las 17.43. M¨¢s que nunca, la polic¨ªa sueca est¨¢ dispuesta a que hoy no ocurra el tipo de esc¨¢ndalo de 1976, cuando un infiltrado de frac (?qui¨¦n iba a suponer -coment¨® despu¨¦s el jefe de polic¨ªa- que era un extremista?) se levant¨® en la platea, al tiempo que el economista Miton Friedman recib¨ªa su premio, y grit¨®: ?Abajo la burgues¨ªa?, y ?otras obscenidades?.

Una cadena estadounidense de televisi¨®n ha adquirido este a?o los derechos exclusivos de filmaci¨®n de la entrega de los premios Nobel, y con ellos la temible facultad de elegir colores y formas no s¨®lo para la decoraci¨®n de la Konserthuset, sino tambi¨¦n para la segunda y m¨¢s fastuosa parte del evento: el baile real en el Castillo del Ayuntamiento.

Los controles sobre la prensa y los invitados perif¨¦ricos se han estrechado esta vez, pero Britt-Marie Huss-Edin, la aristocr¨¢tica dama que se encarga de los periodistas, ha mantenido inmutable otra antigua tradici¨®n de la ceremonia Nobel: cada noviembre, con los primeros fr¨ªos invernales y el anuncio de los laureados, la se?ora Huss-Edin cae inevitablemente enferma de gripe polar.