Ciencia y dial¨¦ctica
En el conjunto de su obra resalta este libro, porque logra una alianza que parece imposible: claridad pr¨ªstina con certeza de la profundidad. Armon¨ªa del arco y la lira, virtud esencialmente dial¨¦ctica. Comienza por esclarecemos un fen¨®meno que vivimos resignados: la apropiaci¨®n de la cultura por una minor¨ªa privilegiada, que excluye a las grandes masas de los beneficios de la cultura misma. El autor encuentra justos y vehementes acentos de indignaci¨®n contra una ciencia y cultura utilitarias que desintegran los conocimientos en especialidades incomunicadas. Esto es consecuencia de una biescisi¨®n originaria del hombre y ?de cada uno en s¨ª mismo?, agrega Garc¨ªa Bacca. Cuando la cultura sea posesi¨®n de todos, perder¨¢ esta unilateralidad al crearse la unidad del hombre consigo mismo La cultura universal tiene que surgir de la comprensi¨®n del otro de la coexistencia de culturas distintas. En este sentido, analiza el autor, con justeza, la convivencia de culturas tan opuestas como la cristiana, jud¨ªa y ¨¢rabe en la Espa?a medieval.Luego nos explica las razones hist¨®ricas que impidieron, a la sociedad espa?ola, penetrarse del esp¨ªritu cient¨ªfico moderno. Aduce, como causa, la ausencia de un feudalismo que conlleva a un predominio de los ideales caballerescos medievales sobre los mercantiles del hombre moderno. La tesis del autor es v¨¢lida: el esp¨ªritu cient¨ªfico s¨®lo puede formarse en el seno de una sociedad desarrollada desde el punto de vista capitalista. ?Ciencia y sociedad viven en una mutua influencia interactiva. La sociedad ejerce una primera acci¨®n condicionante en cuanto al establecimiento y desarrollo de la ciencia.? Tampoco se puede llevar adelante el desarrollo cient¨ªfico en un medio social hostil a la ciencia. As¨ª comprendemos la inexistencia de una ciencia espa?ola, que comprob¨® Ortega, y el profesor Par¨ªs nos explica, l¨²cidamente, que la condici¨®n b¨¢sica para el progreso cient¨ªfico es la autocr¨ªtica constante, la liberaci¨®n de prejuicios y sentir la convivencia como aprendizaje del otro y desde el otro. Tambi¨¦n analiza la escol¨¢stica predominante en la era franquista, que se une a la anticient¨ªfica de la generaci¨®n del 98, so?adores de una Espa?a eterna. Hasta los a?os cincuenta rein¨® un desierto cultural. Desde esa d¨¦cada, surge el intento de filosofar desde la ciencia. Carlos Par¨ªs se?ala, como notable excepci¨®n, a Garc¨ªa Bacca, y debemos a?adir nosotros las conferencias de Faustino Cord¨®n, sobre el darwinismo y la biolog¨ªa evolucionista, que se dictaron en esos a?os oscuros.
El rapto de la cultura
Carlos Par¨ªs. Ma?ana Editorial, S.A. Madrid, 1978.
Y llegamos a uno de los cap¨ªtulos m¨¢s significativos del libro, Revoluci¨®n y pensamiento filos¨®fico. Comienza por afirmar que la filosof¨ªa es revolucionaria, puesto que busca la recuperaci¨®n del hombre, el fin de sus alienaciones b¨¢sicas. Se?ala, tambi¨¦n, la incompleta estructura animal del hombre, tesis que coincide con las observaciones antropol¨®gicas de Gehlen. Es el hombre un M?ngelwesen que exige su inserci¨®n en una colectividad humana, para salvarse de los peligros que corre por su pobreza biol¨®gica. Sin embargo, estas carencias dan al hombre una libertad de movimientos, una disponibilidad creadora que constituyen su grandeza. Sobre esta base biocultural deduce con acierto, el profesor Par¨ªs, que se puede llevar a cabo la revoluci¨®n filos¨®fica de nuestro tiempo, ?el paso del reino de la necesidad al de la libertad?. Y, sobre todo, lograr la s¨ªntesis de Arist¨®teles y Marx: visi¨®n te¨®rica y acci¨®n pr¨¢ctica, la ciencia, teor¨ªa y experimentaci¨®n; la filosof¨ªa contemplaci¨®n y transformaci¨®n del mundo. Dentro de sus pluralismos, el hombre y el universo son uno, ?Cuerpo es alma y todo es boda? (Guill¨¦n).
En el ¨²ltimo cap¨ªtulo traza, clar¨ªsimamente, el proceso del auge y decadencia del positivismo l¨®gico, hasta llegar al pensamiento dial¨¦ctico, que encuentra su representaci¨®n m¨¢s sistem¨¢tica en el principio de revisibilidad, de Gonseth, y la lucha agonista entre racionalismo y realismo, de Bachelard, que definen el estado actual del nuevo esp¨ªritu cient¨ªfico. ?El movimiento dial¨¦ctico asienta, como hecho primordial, la negaci¨®n de toda base de apariencia estable, la apelaci¨®n al devenir no¨¦tico como situaci¨®n fundamental?, dice el profesor Par¨ªs.
?Cabe, pues, una filosof¨ªa de la ciencia? El autor la cree posible, defini¨¦ndola como un conocimiento sobre los conocimientos de la ciencia. Por el contrario, el profesor Kopnin sostiene que tales tentativas han dado d¨¦biles resultados, cuando s¨®lo operan una transposici¨®n al lenguaje filos¨®fico de conceptos cient¨ªficos. Ludovico Geymonat dibuja una identidad en la evoluci¨®n de ciencia y filosof¨ªa, sobre la base de una renovaci¨®n del programa de investigaci¨®n de Engels y del materialismo dial¨¦ctico. A este respecto, el profesor Par¨ªs establece una conexi¨®n entre el proceso dial¨¦ctico de la ciencia y el marxismo, lo que exigir¨ªa un car¨¢cter abierto a la investigaci¨®n marxista, dentro de la perfectibilidad incesante del conocimiento humano.
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