Espa?a gole¨® a Chipre, pero jug¨® mal
El partido contra Chipre fue el de las lamentaciones. En f¨²tbol todo se puede esperar, pero no permitir los errores en que cay¨® la selecci¨®n espa?ola ante un rival de tan escas¨ªsima entidad como el de ayer. Unos se ve¨ªan venir, al alinear un equipo como si jugara contra el campe¨®n del mundo, y otros se produjeron ya en el campo por los males end¨¦micos del f¨²tbol nacional: su falta de tiro y de juego por los extremos. S¨®lo Argote funcion¨® en este ¨²ltimo apartado fundamental, sobre todo en la segunda parte, cuando tambi¨¦n Leal dio m¨¢s poder ofensivo a un centro de campo anterior remiso hasta el infinito. La traca intolerable final fueron los cortes de marga hechos por Rub¨¦n Cano al p¨²blico tras marcar el cuarto gol. Ello le debe suponer la sanci¨®n ejemplar de apartarle sin m¨¢s de la internacionalidad. Aunque el p¨²blico se meta con un jugador, nada justifica una acci¨®n as¨ª.Lamentable fue ya en el partido que s¨®lo se marcaran dos goles en los primeros 45 minutos a un simulacro de equipo c¨®mo el chipriota. Se debi¨®, claro, a los errores que ya se preve¨ªan antes de empezar y que se agrandaron durante el juego. Si se sab¨ªa o se deb¨ªa, saber, se?or Kubala- que para un in¨²til y solitario hombre-punta (?) de Chipre sobraba Migueli, ?para qu¨¦ sacar a Alexanco oblig¨¢ndole a hacer del centrocampista o de delantero? ?Para qu¨¦ tres defensas con ese solitario peligro? Evidentemente se pod¨ªa haber alineado ya de entrada a m¨¢s hombres de ataque, porque tampoco hac¨ªan falta tres en la zona central, moviendo en demas¨ªa el bal¨®n. Menos mal que Asensi se fue al ataque pronto, y as¨ª vino el primer gol, porque si no, ni siquiera ¨¦ste se hubiera movido.
Otra de las lamentaciones ante el juego espa?ol fue que no supo ni siquierajugar al pase largo con rapidez, pues los chipriotas, como tambi¨¦n era de esperar, notaron en su ignorancia mucho m¨¢s el terreno mojado, al que no est¨¢n acostumbrados. No cabe la disculpa de que se bombearon balones o se forzaron c¨®rners -doce en la primera parte, y seis en la segunda-, pues es lo menos que se puede esperar. Lo m¨¢s, o lo que debi¨® ocurrir y no vino, fueron los centros que suelen ser uiedio gol Pero con el exceso de individualismo de Heredia y la lentitud desesperante para llevar balones al ataque del centro de campo poco se pod¨ªa conseguir. Chipre marc¨® por zonas ante su inferioridad t¨¦cnica -lo ¨²nico que hizo bien- y simplemente con orden pudo entorpecer o despejar la avalancha de balones sobre su campo. En la segunda parte ya notar¨ªa el cansancio. Chipre s¨®lo sali¨® de su parcela en tres ocasiones de jugada, aparte de los saques de su portero. Miguel Angel toc¨® cuatro veces el bal¨®n en todo el partido, y dos de ellas a cesiones de su defensa, y las restantes para recoger dos tiros desde la mitad del campo.
En la segunda parte, el tercer gol fue un ejemplo de que los centros buenos se pueden aprovechar en gol. Santillana s¨®lo tuvo que poner la cabeza al pase de Argote, la ¨²nica esperanza, ya hablada innumerables veces,de la penuria de extremos que padece el f¨²tbol espa?ol. Porque es triste que tampoco los defensas laterales ayuden. Cundi y Marcelino pudieron haber atacado ayer, sin ir m¨¢s lejos, mucho m¨¢s de lo que lo hicieron,ante unos extremos contrarios que se limitaban a contenerles.
Para final tambi¨¦n cabe lamentarse, una vez m¨¢s, de la ausencia de tiro eterna que sufre la selecci¨®n. S¨®lo Alexanco y Asensi lo ensayaron en m¨¢s de una ocasi¨®n. Especialmente un disparo del primero, que rechaz¨® el poste derecho, mereci¨® ser gol. Eso fue ya tras el descanso, cuando Espa?a jug¨® algo m¨¢s con la salida de Leal por Villar.
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