El Ayuntamiento obtiene tres millones por el alquiler de tenderetes en la plaza Mayor
Desde hace a?os el n¨²mero de casetas instaladas por el Ayuntamiento ha permanecido fijo: 102 puestos alineados en cuatro filas en el centro del recinto alrededor de la estatua ecuestre de Felipe III. Casetas que en su modelo original miden dos metros de ancho por dos de largo, y que tras ? unos peque?os arreglos? se convierten en puesto de venta, almac¨¦n e incluso vivienda diurna, adem¨¢s de ser uno de los principales temas de protesta de sus inquilinos. ?Pagamos una cantidad de dinero excesiva por unas instalaciones que est¨¢n viejas y que el Ayuntamiento nos pone desde hace doce a?os; por estas cuatro casetas que tengo aqu¨ª este a?o me toc¨® pagar 132.000 pesetas al contado?, manifest¨® Francisco Lema, de 48 a?os, vendedor de temporada, ya que durante el a?o es empleado comercial en una empresa alemana: ?A principio del mes de diciembre pido mis vacaciones de verano y les digo en broma a mis compa?eros que me voy de viaje a Santa Cruz de Tenerife.?Las cantidades que actualmente pagan los vendedores, todos ellos miembros de la Asociaci¨®n de Vendedores Ambulantes, al Ayuntamiento van desde las 25.000 a las 35.000 pesetas por caseta, seg¨²n la situaci¨®n y lo que se pagaba hace dos a?os ?cuando se hac¨ªa subasta de los puestos al mejor postor?. Los precios que entonces se pagaron sufrieron el pasado a?o, en que ya se dieron las casetas por antig¨¹edad, un incremento de un 10 %; ?este a?o nos han subido un 16 % m¨¢s y muchos nos hemos tenido que poner hasta la lona de protecci¨®n?.
Este respeto de la ant¨ªg¨¹edad, unido a que los vendedores, normalmente, ya tienen sus sitios hace que, cada a?o, la distribuci¨®n de los puestos permanezca igual. En ellos, como condiciona el Ayuntamiento, se venden objetos navide?os o art¨ªculos de fiesta; de las 102 casetas, un 70 % se dedican a cosas para el bel¨¦n.
La compra de material representa la mayor inversi¨®n de los vendedores. ?Generalmente todos tenemos los mismos fabricantes, que est¨¢n en Barcelona o Murcia, y que nos venden a cr¨¦dito al conocernos de muchos a?os?, inform¨® el se?or Lema, que manifest¨® haber hecho pedidos este a?o por valor de unas 800.000 pesetas.
Mantener el orden
En plena conversaci¨®n aparecieron los polic¨ªas municipales que se ocupan de la vigilancia de la plaza. ?Esas cajas y esos autom¨®viles fuera de ah¨ª?, manifestaron dirigi¨¦ndose a los vendedores que ampliaban sus recintos con peque?os y posibles mostradores extraordinarios, y a los que proced¨ªan al traslado de mercanc¨ªa.?Nuestra misi¨®n es que no ocupen m¨¢s sitio y que exista un orden en la plaza. Se deber¨ªa incrementar la vigilancia m¨¢s adelante; aunque por el momento somos bastantes, ya que ahora no hay mucho comercio?, explic¨® uno de los polic¨ªas municipales. ?De todas formas, no se puede ser inflexible, ya que no dan muchos motivos; s¨®lo esas cajas que ponen en los d¨ªas laborables y que tienen que quitar.? ?Si pasa algo, nos lo dice tranquilamente, que para eso somos los delegados?, interviene uno de los vendedores, que requiere a sus compa?eros para que guarden todo el material en las casetas.
?Somos cuatro los delegados elegidos por los vendedores. Tratamos de que no haya desorden y de solucionar los peque?os problemas que surjan.? El delegado, que no quiere dar su nombre y que seg¨²n confiese durante el a?o hace de todo, explica que el recinto de casetas est¨¢ vigilado por cuatro guardas, ?que cobran 1.400 pesetas al d¨ªa y doble en Navidad y A?o Nuevo?. Sin embargo, esta vigilancia no parece suficiente, ?nos ,gustar¨ªa que nuestros vigilantes se vieran reforzados por polic¨ªa gubernativa, ya que siempre hay alg¨²n gamberro que quiere hacer su gracia?, interviene otro de los delegados que, como su compa?ero, prefiere el anonimato.
?Nuestro principal problema son las casetas y de ¨¦l solo tiene la culpa el Ayuntamiento. El d¨ªa 8 se abri¨® oficialmente la venta; pues hasta el d¨ªa 11 no nos han puesto luz, que entra dentro del alquiler. La culpa la ha tenido el que comenzaran tan tarde la instalaci¨®n de puestos.? ??Y qu¨¦ puestos! -tercia su compa?ero-; mire el techo; si no fuera por nuestros suplementos, la gente se calar¨ªa. Los mostradores son estrechos, el suelo lo ponemos nosotros y, adem¨¢s, para los, precios que pagamos ya pod¨ªan poner otra cosa. ?
La soluci¨®n, seg¨²n creen los vendedores, est¨¢ a la espera de que cambie la actual Corporaci¨®n munic¨ªpal. ?La Asociaci¨®n de Vendedores creo que piensa presentar dentro de unos meses un modelo de caseta que re¨²na las condiciones precisas.? El pasado lunes, para dar m¨¢s fuerza a estas palabras, el viento hizo volar incontables bolas de cristal. de un puesto y las estrell¨® contra el pedestal de la estatua. ?Habremos perdido unas 25.000 pesetas; eso si no se vuelve a repetir?, manifest¨® la encargada del puesto, a quien ayudaron todos los vendedores a rescatar las bolas y adornos viajeros.
Menos venta de la esperada
El resto de las protestas de este a?o se deben a la venta. ?El pl¨¢stico se impone, al menos por lo que hemos visto los ¨²ltimos a?os. La gente prefiere comprar un bel¨¦n entero de doscientas pesetas a comprar una figura de barro, que puede costar m¨¢s de cien pesetas. ?Esta preferencia no afecta a los vendedores de art¨ªculos de broma. Jos¨¦ Mar¨ªa Rodr¨ªguez, quince a?os en la plaza, tintorero de profesi¨®n y vendedor de estos art¨ªculos, opina que ?si estuvi¨¦ramos todo el a?o, la gente continuar¨ªa comprando. El espa?ol es muy humorista?.
Tan humorista que deja unas ganancias de m¨¢s de 100.000 pesetas durante estos d¨ªas a base de comprar caretas, sobre explosivos o mecheros que pican los dedos.
Pero no todos comparten este optimismo a la hora de evaluar las ganancias. Los del verde, como les llaman algunos de los vendedores a los que se ocupan de la venta de pinos y abetos, no opinan lo mismo. ?Nosotros ven¨ªamos para ver si sac¨¢bamos para el pavo, pero llevamos cuatro a?os que esto ha deca¨ªdo; este a?o no vamos a poder comprar ni el rabo del animal?, inform¨® Rafael Garc¨ªa, que acude a la plaza a vender pinos y abetos desde hace quince a?os. Los nueve metros de suelo que tiene le costaron, seg¨²n dice, 15.000 pesetas, ?adem¨¢s de lo que nos hemos gastado en la compra de pinos y abetos, que este a?o se han puesto por las nubes?. La soluci¨®n para otros es traerse los ¨¢rboles de la sierra, ?pero sin robar a nadie, ya que se los pagamos a los propietarios de las fincas?, o tener un puesto y adem¨¢s vender ¨¢rboles a los compa?eros que compran a los que tienen los precios m¨¢s bajos. ?De todas formas, no es ya negocio estar a la intemperie todo el d¨ªa para cubrir gastos. Y eso si no te roban siete ¨¢rboles, como le ocurri¨® a un compa?ero el lunes.? A pesar de todo, los puestos de venta de figuras, adornos y ¨¢rboles contin¨²an; e incluso se dice que el pr¨®ximo a?o podt¨ªan ponerse peque?os mercados navide?os en algunos barrios, competencia que en principio no asusta, ?porque la gente ya sabe que el ambiente est¨¢ aqu¨ª, en la plaza Mayor?.
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