El peligro de la fiesta es su autodestrucci¨®n
Los ganaderos de reses bravas han conseguido cr¨¦ditos por importe total de doscientos millones de pesetas, para suplir parte de los gastos que les produce la crianza de toros y novillos que han de lidiar durante la temporada de 1979. Percibir¨¢n 50.000 pesetas por toro y 25.000 por novillo.
Uno de los muchos problemas ganaderos es el econ¨®mico, y dentro de ¨¦l, los costos, verdaderamente elevados, de la crianza de las reses, de los que no se ven resarcidos (y aun s¨®lo parcialmente) hasta que venden las corridas, e incluso hay casos en los que tardan en cobrar el importe de las mismas. Victorino Mart¨ªn ha sido el gestor del pr¨¦stamo, que devenga intereses inferiores al 10%. Y ya estamos, de nuevo, centrados en la cuesti¨®n de la ganader¨ªa de bravo, cuyo problema global es el de la misma fiesta. La estructura de la fiesta es anticuada y quebradiza, porque, ya de muchos a?os atr¨¢s, ofrece la siguiente paradoja: el espect¨¢culo es muy caro, mientras que la mayor parte de sus elementos fundamentales -ganaderos y toreros- trabajan de barato. Un tercer estamento esencial, que forma el p¨²blico, es el que lo paga todo, sin que se le ofrezca a cambio suficientes atractivos.Hay quienes auguran a la Fiesta de toros un futuro incierto, y quienes vaticinan su pr¨®xima desaparici¨®n, por el argumento de que el espect¨¢culo est¨¢ desfasado. Son ellos los desfasados: la emoci¨®n y plenitud de la lidia son de tal magnitud que resultan insustituibles y, adem¨¢s, es muy fuerte su arraigo popular. Sin embargo, el peligro est¨¢ en su autodestrucci¨®n, pues la quiebra le puede llegar por la simuIt¨¢nea deserci¨®n de los tres estamentos citados: si al p¨²blico no se le ofrece un espect¨¢culo de calidad; si los toreros ganan poco (o nada), como ocurre en un porcentaje alt¨ªsimo del escalaf¨®n de matadores y en la casi totalidad del de novilleros, y si a los ganaderos les cuesta dinero criar sus toros, esto se puede venir abajo en muy pocos a?os.
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