Un Gobierno para la democracia
Secretario general del Partido del Trabajo de Espa?aEl s¨ª mayoritario otorgado por los espa?oles a la Constituci¨®n en el refer¨¦ndum constituye, sin duda, la mejor prueba de las aspiraciones inequ¨ªvocamente democr¨¢ticas del pueblo espa?ol. Limitarse al simple enunciado de que la mayor¨ªa de los espa?oles se han pronunciado favorablemente a la Constituci¨®n, con ser cierto, apenas si ayuda a profundizar en las claves que nos permitan avanzar hacia la consolidaci¨®n del proceso democr¨¢tico en marcha. Estos mismos resultados constituyen un rico material para la reflexi¨®n pol¨ªtica.
El amplio grado de abstencionismo revela un notable distanciamiento de los espa?oles con respecto a la pol¨ªtica, un cierto desencanto de la pr¨¢ctica democr¨¢tica. Una cierta apat¨ªa que ha venido forzada por diferentes fen¨®menos que definen la peculiar din¨¢mica del proceso pol¨ªtico espa?ol. En este sentido es necesario se?alar c¨®mo la pol¨ªtica del consenso, cuya obra magna son, sin duda, los pactos de la Moncloa, sin resolver ninguno de los problemas planteados, ha impuesto la marginaci¨®n del ciudadano medio en las grandes decisiones pol¨ªticas. No vale, pues, de la sociedad convocados a las urnas, opten por eludir su responsabilidad ciudadana, quiz¨¢ pensando en tantas otras ocasiones en que los partidos de izquierda deb¨ªan haber reclamado su participaci¨®n activa, para resolver problemas claves, m¨¢s all¨¢ del simple dep¨®sito del voto y no lo hicieron.
Otro aspecto a resaltar, f¨¢cil de detectar a la luz de los resultados electorales, ha sido el avance relativo de la extrema derecha, quien ha encontrado en la escala terrorista su mejor aliado para lanzarse a la demag¨®gica tarea de presentar el pasado dictatorial como un seguro contra la violencia.
Los resultados electorales que se han producido en Euskadi evidencian la profunda ra¨ªz de los graves problemas que aquejan al pueblo vasco. La abstenci¨®n en este caso no es sino la b¨²squeda de soluciones de paz y progreso para Euskadi, en el marco de la Constituci¨®n, pero exigiendo el reconocimiento de sus derechos pol¨ªticos. Mediante la abst¨¦nci¨®n mayoritaria el pueblo vasco ha manifestado su oposici¨®n a la pol¨ªtica del Gobierno en Euskadi, as¨ª como su desconfianza hacia los partidos pol¨ªticos que han propugnado el s¨ª y el recelo hacia quienes demandaban el no.
En el inmediato per¨ªodo posconstitucional se plantean diferentes opciones pol¨ªticas que es necesario analizar en profundidad con el fin de optar por la m¨¢s adecuada a las necesidades de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n. Desde determinadas posiciones se clama por la inmediata celebraci¨®n de nuevas elecciones generales, como f¨®rmula v¨¢lida para acceder a la composici¨®n de un nuevo Gobierno con capacidad para gobernar. Sin embargo, la posibilidad de una convocatoria inmediata de elecciones generales es descartable por diferentes razones. Fundamentalmente porque supondr¨ªa un retraso en las elecciones municipales, profundizando a¨²n m¨¢s el distanciamiento de los ciudadanos con respecto al ejercicio directo de la democracia y agudizando el abstencionismo pol¨ªtico. Por otra parte, este retraso en la renovaci¨®n de los ayuntamientos lastrar¨ªa gravemente, en sentido restrictivo, la aprobaci¨®n de los estatutos de autonom¨ªa -uno de los grandes temas pendientes- que en buena parte depende de que existan o no ayuntamientos democr¨¢ticos.
Descartada la posibilidad de elecciones generales, salta al primer plano de actualidad el voto de investidura que, con toda seguridad, Su¨¢rez recabar¨¢ de las Cortes. En esta tesitura, la opci¨®n de izquierdas m¨¢s recomendable es la de apoyar el voto afirmativo, con el compromiso previo de un Gobierno de centro-izquierda compuesto por la UCD y el PSOE y que desarrolle un programa concreto de realizaciones democr¨¢ticas.
Es conveniente precisar, sin embargo, que la cuesti¨®n fundamental que se ventila en el tema del voto de investidura, no es tanto el Gobierno que se ha de formar -con toda la importancia que esto tiene- sino el programa a desarrollar de inmediato.
Por otra parte, las necesidades pol¨ªticas del pa¨ªs marcan con claridad cuales han de ser las l¨ªneas maestras de este programa, a negociar con anterioridad al voto de investidura. Necesidades que en lo pol¨ªtico se concretan en una actitud firme ante golpistas y terroristas, as¨ª como con todos aquellos que hacen apolog¨ªa de ambos. En este sentido, la posibilidad de un golpe de Estado se ver¨¢ truncada por una efectiva democratizaci¨®n del aparato del Estado, Fuerzas Armadas incluidas.
Junto con esto, la satisfacci¨®n de las reivindicaciones, del pueblo vasco -recogidas en los proyectos de Estatuto Vasco y proyecto de democratizaci¨®n de los organismos forales de Navarra, recientemente elaborados como paso previo para la pacificaci¨®n de Euskadi dar¨ªa un golpe de muerte a ETA, reduciendo a la nada el apoyo social de que ahora disfruta. La convocatoria inmediata de elecciones municipales es otro punto prioritario del programa. Finalmente, la puesta en marcha de un programa a corto, medio y largo plazo para combatir eficazmente el problema del paro, basado en la intervenci¨®n del sector p¨²blico, para la creaci¨®n de puestos de trabajo.
Un Gobierno con esta composici¨®n y con un programa de estas caracter¨ªsticas contar¨ªa con el apoyo del PTE. Sin embargo, para que un programa de este tipo fuera posible, es necesario vencer las resistencias de una derecha interesada en imponer un programa radicalmente diferente. De hecho, son cada vez m¨¢s fuertes las presiones que recibe Su¨¢rez de cara a la for maci¨®n de un Gobierno que practique una pol¨ªtica de derechas, en el sentido m¨¢s duro de la palabra, a la vez que es m¨¢s patente su debilidad frente a importantes sectores del aparato estatal.
Las libertades democr¨¢ticas, gen¨¦ricamente reconocidas en la Constituci¨®n, ser¨ªan constre?idas a su m¨ªnima expresi¨®n con el fin de maniatar a los trabajadores. El camino para conseguir este objetivo vendr¨ªa facilitado por la excusa de combatir el terrorismo y la necesidad de arbitrar una pol¨ªtica represiva que, en realidad, ir¨ªa dirigida contra los derechos democr¨¢ticos del conjunto del pueblo. De esta forma se garantizar¨ªa la disciplina social necesaria para satisfacer las exigencias de la patronal en su versi¨®n m¨¢s dura. Se estar¨ªa configurando, adem¨¢s, un modelo de sociedad pol¨ªtica fuertemente autoritaria bajo el cascar¨®n de una democracia s¨®lo reconocida formalmente en los preceptos generales amparados por la Constituci¨®n.
Ante esta amenaza, la posici¨®n responsable de los partidos de izquierda debe cifrarse necesariamente en el abandono de la pol¨ªtica de consenso practicada hasta el momento acudiendo, por el contrario, a la participaci¨®n activa de los ciudadanos. Romper el pacto de silencio que parece haberse impuesto, por ahora, en torno a la amenaza real de este Gobierno ?duro?, as¨ª como sobre el conjunto de las implicaciones de la situaci¨®n, y recabar el apoyo de los trabajadores y el conjunto de los ciudadanos hacia el programa necesario para consolidar la democracia. Apoyo p¨²blico que deber¨¢ verse respaldado por movilizaciones pac¨ªficas, en una l¨ªnea de presi¨®n democr¨¢tica favorable a las posiciones reformistas. Dicho de otra forma, s¨®lo una suficiente presi¨®n social en la direcci¨®n de un Gobierno y un programa democr¨¢tico como el que m¨¢s arriba he descrito impedir¨¢ que la derecha se salga con la suya.
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