Sobre el divorcio
Alejados ya de la in¨²til pol¨¦mica sobre la intervenci¨®n pre refer¨¦ndum del cardenal primado, don Marcelo, nos parece importante reflexionar sobre estos dos puntos, tomando por ejemplo el caso del divorcio.1) La ilegitimidad del uso del poder religioso para imponer a una sociedad civil unas concretas normas de vida.
2) El intentar imponer a los creyentes -desde discutibles c¨¢tedras de magisterio- una norma monol¨ªtica (?por derecho divino-natural?), ocult¨¢ndoles otras formas de hacer en la tradici¨®n del nuevo testamento y de la Iglesia.
En el evangelio de Lucas (18,29) se habla de los que han abandonado ?casa, mujer... e hijos por la causa del Reino de Dios?. Y en la primera carta de Pablo a los corintios (7,15) se permite, para poder ?vivir en paz.?, que hombre y mujer se separen totalmente (se divorcien) cuando uno de los dos ha cambiado profundamente sus opciones de vida.
Vemos, pues, que para algunos grupos de los primeros cristianos la indisolubilidad matrimonial no, era algo que hab¨ªa que aguantar pase lo que pase. Para ¨¦stos el ?vivir en paz? (en unas relaciones interpersonales ni falseadas, ni degradadas), la realizaci¨®n de una opci¨®n por el Reino (y en aquella ¨¦poca nadie pensaba en curas, cartujos y monjas de clausura)... son algunos de los motivos suficientes para el divorcio.
Quiz¨¢ esta actitud de los primeros cristianos deba ser considerada como parte integrante de la libertad a la que se sent¨ªan llamados (G¨¢l., 5, 13-15).
?No sabe el cardenal primado que la Iglesia cat¨®lica romana ha aumentado esta libertad al disolver matrimonios por el llamado ?privilegio de la fe??
?No sabe el cardenal primado que algunas iglesias cristianas orientales admiten un nuevo matrimonio para los divorciados?
Nuestra conclusi¨®n es sencilla: el pluralismo, incluso la contradicci¨®n, que se encuentran en las fuentes de nuestra fe, continuan vigentes entre los creyentes, pero no como un mal menor a evitar por la uniformizaci¨®n cat¨®lica, sino como un est¨ªmulo para la libertad de cada uno y de cada comunidad en profundizar las situaciones humanas que cada uno viva.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.