El mundo "hippy"
Luis Racionero nos habla en EL PAIS de la nueva clase ociosa y quiero insistir sobre la imagen del movimiento hippy, eminentemente pragm¨¢tico aunque el sistema lo transformara en irrealizable, oblig¨¢ndole a volver a su redil. Este hippy frustrado y resabiado en su impotencia frente a ese todo econ¨®mico que le cambia las flores por el negro asfalto y el paro, se convierte en el agresivo punk y esta era post-industrial con artefactos que se supone aceleran y facilitan los medios de producci¨®n, que ofrece el derecho y el deber al trabajo y que arrastra al paro, tampoco puede dar a luz al ocio, a la vida del hombre por la vida misma; supongo que el coloso no puede permitirse el lujo de arriesgarse a perder el control de su sociedad m¨¢s que en X horas semanales, y aun ¨¦sas las organizar¨¢ convenientemente con los poderosos tent¨¢culos de los medios de comunicaci¨®n a trav¨¦s de una perfectamente estudiada propaganda, porque Freud no sirve ya para conseguir que el hombre avance en la ciencia del hombre, sino para que apart¨¢ndole del caos, ese caos del que habla Garc¨ªa Calvo, poder interrogarle, reprimirle, controlarle y dominarle mejor: para conseguir el dorado poder.Esa posibilidad de vida lejos del consumo y de la competitividad, ese posible y maravilloso principio de una nueva era que el mundo hippy nos mostr¨®, nos est¨¢ vedado por que limitar¨ªa al todo, el todo-Estado de Savater, porque hay que trabajar, luchar, matar, reivindicar, defender, aplastar, oprimir y volver a casa sin aliento ni para sonre¨ªr. Porque leer s¨®lo est¨¢ justificado para aprender lo que hay que saber o ense?ar lo que se debe aprender, porque imaginar es reaccionario o pecado, porque conversar es fr¨ªvolo, porque el humor es clasista y la risa es ordinaria, porque nos toc¨® la religi¨®n del trabajo para acceder a los altares de la Iglesia o a los del pueblo, ese pueblo que tanto defienden, ense?an y aprovechan: ese pueblo que tanto desprecian.
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