El a?o de la Constituci¨®n
EL A?O que acaba de transcurrir comenz¨® bajo la ense?a de los pactos de la Moncloa y termina abri¨¦ndose sobre la inc¨®gnita de unas elecciones generales, las segundas que Espa?a conoce desde el final del antiguo r¨¦gimen en las postrimer¨ªas de 1975. Con las Cortes disueltas, y a poco m¨¢s de dos y tres meses de unas nuevas elecciones legislativas y las primeras municipales verdaderamente democr¨¢ticas que Espa?a habr¨¢ conocido en ocho lustros, 1978, sin embargo, ha encerrado el dato hist¨®rico fundamental en cuya funci¨®n se ha desarrollado todo lo dem¨¢s: la elaboraci¨®n, debate y aprobaci¨®n por la soberan¨ªa popular de la Constituci¨®n espa?ola, la s¨¦ptima de nuestra historia y la primera desde que el golpe de Estado de 1936 y la guerra civil que le sucedi¨® acabaran con la Segunda Rep¨²blica.Este ha sido, por tanto, y as¨ª ser¨¢ conocido por la historia, el a?o de la Constituci¨®n. Una Constituci¨®n que ha sido elaborada larga y despaciosamente, con un evidente retraso sobre el ritmo que el pa¨ªs exig¨ªa, y que constituye -valga la redundancia- un modelo te¨®rico- pr¨¢ctico basado en el consenso, esto es, en la experiencia de lo posible y el desencanto de lo imposible, o al menos de lo desconocido. Una Constituci¨®n alejada de doctrinarismos, de grandes proclamaciones ideol¨®gicas, donde todos y cada uno de quienes en su elaboraci¨®n han intervenido han tenido que ceder en sus posiciones de partida, y al final han salido perdiendo algo, pero ganando algo tambi¨¦n, y no lo menos importante.
Frente a quienes se quejan precisamente del m¨¦todo seguido en la obtenci¨®n de esta Constituci¨®n, del abandono de todo idealismo, de toda apelaci¨®n entusiasta a la utop¨ªa, es preciso reconocer que la evolucl ¨®n pol¨ªtica seguida por Espa?a en el paso de la dictadura a la democracia es algo bastante original e ins¨®lito en la historia universal. Lo que todos han -hemos- ganado es ni m¨¢s ni menos que el acceso a un sistema de convivencia aut¨¦nticamente democr¨¢tico, que nos coloca en pie de igualdad con el resto de los pa¨ªses civilizados. A este objetivo se han visto subordinadas el resto de las necesidades del pa¨ªs, inclusive en buena parte las econ¨®micas. Para nadie es un secreto que los pactos de la Moncloa, que han dejado de estar vigentes estos mismos d¨ªas, s¨®lo se han cumplido a medias, y ello solamente en su aspecto econ¨®mico. Se ha contenido la inflaci¨®n a l¨ªmites m¨¢s razonables -o menos irracionales, m¨¢s bien- que los del a?o 1977, en el que bordeamos cifras a lo latinoamericano, se ha mejorado la balanza de pagos y se ha mantenido el nivel de la peseta. Por el contrario, la reactivaci¨®n se hace esperar y el paro sigue creciendo inexorablemente. La parte pol¨ªtica de los pactos ha quedado pr¨¢cticamente in¨¦dita y el ep¨ªlogo puesto a los mismos por el decreto-ley sobre pol¨ªtica de rentas y salarios recientemente promulgado ha cerrado de mala manera toda tentaci¨®n de seguir por el mismo camino.
El a?o que hoy finaliza ha conocido una serie de reajustes pol¨ªticos de todo tipo, que, sin embargo, mucho es de temer que no hayan terminado. La reclasificaci¨®n y ordenaci¨®n de sectores y tendencias se ha ido operando con lentitud y obligadamente con las circunstancias. As¨ª, el nacimiento de una nueva derecha civilizada de este final de a?o no es algo improvisado, pues los primeros contactos entre sus l¨ªderes comenzaron en el mes de enero. UCD se ve obligada, tal vez por raz¨®n de los resultados del refer¨¦ndum, a lanzarse al ruedo de una vez y casi con la manta liada a la cabeza. Tras su primer congreso, que tan brillantes resultados propagand¨ªsticos produjo, las cifras del refer¨¦ndum han incitado al presidente Su¨¢rez a pisar el acelerador. Enfrentados con unas legislativas y unas municipales a sesenta y noventas d¨ªas vista, los centristas del Gobierno van a tener que trabajar a pleno rendimiento. La colocaci¨®n de las municipales un mes despu¨¦s de las generales es una maniobra h¨¢bil, maquiav¨¦lica de bolsillo y, sin embargo, poco criticable.
En efecto, las elecciones municipales han sido la gran v¨ªctima del proceso espa?ol hacia la democracia. Retrasadas una y mil veces, la sospecha de que puedan ser menos favorables hacia el establecimiento de lo que los resultados de las primeras generales y del refer¨¦ndum pudieran hacer pensar, su colocaci¨®n habil¨ªsima treinta d¨ªas despu¨¦s de las legislativas permite, al mismo tiempo, dar satisfacci¨®n a quienes las reclamaban como primordiales una y mil veces, y recuperar, al mismo tiempo, en las urnas el impulso o la inercia arrojado por las citadas legislativas de un mes antes.
Una vez m¨¢s tambi¨¦n, la econom¨ªa sufrir¨¢ las consecuencias. La econom¨ªa ha sido la gran sacrificada al proceso pol¨ªtico, y no se olvide que Enrique Fuentes Quintana, primer art¨ªfice de los semicumplidos pactos de la Monclcia, m¨¢xima expresi¨®n -junto con el proceso constitucional- del consenso, dimiti¨® como vicepresidente del Gobierno y ministro de Econom¨ªa all¨¢ por el mes de febrero. Ahora, con la crisis agravada poref aumento en los precios de los crudos, sin reactivaci¨®n y con paro creciente, sin un plan coherente y eficaz a medio y largo plazo, se pretende, simplemente, seguir yugulando la inflaci¨®n a base de la pol¨ªtica de rentas y-m¨¢s t¨ªmidamente- de la monetaria. ?Y despu¨¦s? Todo depende, claro est¨¢, del resultado de estas dos elecciones, que se presentan de esta manera como un dato crucial de nuestro futuro.
Mil novecientos setenta y ocho termina tambi¨¦n con un nuevo empuj¨®n al proceso auton¨®mico, con los proyectos de estatutos vasco y catal¨¢n en puertas de unas Cortes ya inexistentes. Otro retraso, que si es grave, lo es much¨ªsimo m¨¢s en lo que se refiere a Euskadi, donde existe en la actualidad una tr¨¢gica y terrible dial¨¦ctica de la violencia que atenaza a todo el Pa¨ªs Vasco. Este ha sido tambi¨¦n el a?o del terrorismo y de la violencia, en el que, si la m¨¢xima responsabilidad incumbe a los asesinos de ETA militar, no por ello todos los dem¨¢s se libran de ella. Los sucesos de Pamplona, San Sebasti¨¢n y Renter¨ªa fueron un error may¨²sculo. La acci¨®n policial en profundidad contra ETA est¨¢ dando resultados recientemente a nivel de detenciones y desarticulaciones, pero es preciso que lo d¨¦ tambi¨¦n en el del cese de los atentados.
?Y la ?guerra de las Galaxias?? Si los resultados del refer¨¦ndum han sido vergonzosa y desvergonzadamente manipulados por la extrema derecha, que se suma en su haber abstenciones, votos nulos y negativos en una adici¨®n enloquecida, las urnas esperan ahora a los manipuladores. La ejemplar actitud de las Fuerzas Armadas en su conjunto durante el pasado a?o se ha visto enturbiada aqu¨ª y all¨¢, en ocasiones, por actuaciones irresponsables que, seg¨²n parece, no han tenido ni continuidad entre s¨ª, ni secuelas significativas. Hoy por hoy, y el vicepresidente Guti¨¦rrez Mellado lo ha subrayado en varias ocasiones, no es pensable un golpe militar en nuestra patria. La lealtad de las Fuerzas Armadas al Rey y a la Constituci¨®n est¨¢ probada, por encima de esos actos irresponsables, de los que el pueblo espera, leg¨ªtimamente, que se exijan las debidas responsabilidades.
En la inexistente pol¨ªtica exterior espa?ola se han comenzado a ver este a?o que termina unos principios de vertebraci¨®n. En el plano europeo destacan la visita que efectu¨® a Espa?a el presidente Giscard y el mandato del Consejo de Ministros de la CEE a la Comisi¨®n de Bruselas para iniciar negociaciones con Espa?a con vistas a nuestra adhesi¨®n al Mercado Com¨²n. Los periplos africanos de Marcelino Oreja dieron un fruto esperado, en la cumbre de la OUA de Jartum, donde el tema de las islas Canarias fue dado de lado, es de esperar que se vertebre una pol¨ªtica africana global, de la cual carecemos. En el Magreb, los movimientos t¨¢cticos se toman como oscilaciones entre Rabat y Argel, oscilaciones prohibitivas para Madrid, con el problema del Sahara al fondo y Ceuta y Melilla como prioridades. El viaje americano del presidente Su¨¢rez fue espectacular en la etapa cubana. Y, por ¨²ltimo, hay que constatar la actividad exterior del Rey, con sus viajes a Austria, Portugal, China, Ir¨¢n, Irak, M¨¦xico, Per¨² y Argentina.
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