La Espa?a social de 1978
?Los pactos de la Moncloa han condicionado no s¨®lo el calendario pol¨ªtico del a?o 78, sino tambi¨¦n toda la problem¨¢tica social. Si intentamos hacer un r¨¢pido balance de este a?o tendr¨ªamos que empezar por destacar lo que sigue siendo el primer problema en nuestro pa¨ªs, como en toda Europa, a saber, el problema del paro. En ning¨²n momento podemos olvidar que la media de trabajadores registrados como desempleados durante los once primeros meses del a?o ha sido de 810.157, lo cual supera el 6% de la poblaci¨®n activa, proporci¨®n, sin duda, muy elevada, pero a¨²n inferior a la de otros pa¨ªses europeos, como Italia, B¨¦lgica o Irlanda.Conviene recordar que se ha creado recientemente el Instituto Nacional de Empleo (INEM), del que se espera una mayor flexibilidad y una coordinaci¨®n de toda la pol¨ªtica de empleo, hasta ahora dispersa en seis departamentos m¨ªnisteriales diferentes. Lo que tambi¨¦n puede se?alarse es la necesidad de seguir, en este tema concreto del empleo, con una pol¨ªtica consensuada, pactada o como se quiera llamar, puesto que el problema del desempleo requiere, sin duda, soluciones solidarias.
En segundo lugar, 1978 ha sido, en buena medida, un a?o de clarificaci¨®n a nivel de las organizaciones sindicales,y patronales. En el plazo de dos a?os hemos pasado de una estructura de sindicalismo ¨²nico a una exteriorizaci¨®n de la libertad de asociaci¨®n, y concretamente de la libertad sindical, tan importante, que en el mes de septiembre hab¨ªa registradas casi 4.000 asociaciones sindicales obreras y m¨¢s de 5.000 patronales. A pesar de este estallido de la libertad en el campo econ¨®mico y social, como los a?os 76 y 77 en el pol¨ªtico, llegamos a finales de 1978 con dos grandes centrales sindicales. CCOO y UGT, as¨ª como una tercera fuerza, USO, con perspectivas importantes de crecimiento en su implantaci¨®n, y, por otra parte, del elevado n¨²mero de asociaciones empresariales, el panorama real,se ha reducido a una CEOE y una CEPYME como los interlocutores m¨¢s importantes en el campo patronal. Este importante hecho debemos valorarlo de forma positiva, puesto que adem¨¢s es un aval de responsabilidad para el a?o 79, frente a los p¨¢jaros de mal ag¨¹ero, que esgrimen un invierno caliente, como anta?o profetizaban un oto?o caliente.
El balance social de 1978 permite, pues, abordar -con una nueva infraestructura administrativa y con unas organizaciones patrona-, les y sindicales m¨¢s fuertes y democr¨¢ticas.part icipando en aqu¨¦lla- un a?o 1979 tenso, pero dialogante, en busca de la necesaria solidaridad que se deber¨ªa traducir, cuando menos, en unos "pactos en materia de empleo".?
2 enero
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