Entre la muerte y la vida

De tal modo se ha impuesto en nuestros d¨ªas el llamado ?cine de autor? que a menudo se olvida lo que un filme tiene de labor de equipo. Parece que en un principio los int¨¦rpretes de las pel¨ªculas, americanas sobre todo, llevaban a cabo totalmente su trabajo, incluyendo los lances m¨¢s arriesgados, en un juego a medias entre el teatro y el circo. Muchos galanes cuyos nombres a¨²n est¨¢n en la memoria de todos, debieron a su aptitud para tal clase de ejercicios y a su amor por el riesgo, una fama que quiz¨¢s su sola presencia f¨ªsica o su dominio de la escena les hubieran negado.Mas a medida que el cine se fue enriqueciendo, la acci¨®n de las pel¨ªculas se fue haciendo cada vez m¨¢s complicada. Como en el circo, el p¨²blico exig¨ªa cada vez m¨¢s emoci¨®n, mayor riesgo, aunque s¨®lo fuera en la mentida realidad de la pantalla. Fue entonces cuando surgieron los ?dobles?, es decir, especialistas en arriesgar los huesos o la vida all¨ª donde la estrella protagonista se negaba.

Uno de estos especialistas que, reunidos en grupos, pueden hoy encontrarse en todas las cinematograf¨ªas importantes, fue hace tiempo Hal Nedhman realizador de este ?Hooper? incre¨ªble.

As¨ª como otros directores incluyen en sus biograf¨ªas estudios universitarios o ayudant¨ªas al lado de nombres famosos, Nedham anota en la suya cuarenta fracturas, dos lesiones en la columna vertebral y una serie de secuencias violentas realizadas con su grupo para filmes diversos. No es de extra?ar, por tanto, que dentro de tal g¨¦nero se haya convertido en director y que este su nuevo filme venga a ser por no solo su autobiograf¨ªa, sino tambi¨¦n un canto al riesgo de una profesi¨®n y unos hombres que, al amparo de una an¨¦cdota simple, realizan toda clase de ?n¨²meros y trucos?.