Marilyn, entre la soledad y el ¨¦xito
Marilyn Monroe habla y huye de cualquier intento de apropiaci¨®n por los mit¨®manos. ?No quiero ser s¨ªmbolo de ninguna cosa. A veces detesto el efecto que produzco en la gente.? Es la otra imagen de aquel corto de Garci, Mi Marilyn, cuando una generaci¨®n de posguerra no pod¨ªa desprenderse de Ni¨¢gara. El erotismo corporal, la hipnosis veros¨ªmil, apenas se muestran en estas conversaciones informales con un reportero del Manchester Guardian.El periodista se convierte en confidente. En un bar de bebedores de la Octava Avenida, en Nueva York, sin maquillaje de estrella, Marilyn charla de sus contradicciones, los fantasmas de su cerebro. Son los a?os sesenta, la ascensi¨®n de los Kennedy y los conflictos raciales. Marilyn vive con depresiones y no quiere someterse a la esclavitud de Hollywood. ?A veces pienso que debe ser f¨¢cil evitar la vejez muriendo joven, pero entonces no se completa la vida jam¨¢s.? Ha terminado el conflictivo rodaje de Vidas rebeldes, de John Huston, con sus ¨²ltimos compa?eros, Clark Gable y Montgomery Clift. Acaba su relaci¨®n matrimonial con el dramaturgo Arthur Miller, guionista de la pel¨ªcula, que ha tenido una agotadora experiencia con el sometimiento a Huston. Tiene la obsesi¨®n de ser reconocida como actriz, busca su talento y, sobre todo, ayuda, en las clases que oficia Lee Strasberg en el Actors Studio, con el convencimiento de su posible actuaci¨®n en el teatro. Esta envoltura de fragilidad es la Mar?lyn que pide la atenci¨®n personal y el reconocimiento de su agotadora existencia, nublada de barbit¨²ricos, incomprensiones y el recuerdo de la locura. Un s¨ªmbolo sexual deseado que se refugia en un bar de bebedores para ser una persona. Como dijo el dramaturgo Sean O'Casey, el problema es saber qui¨¦n mat¨® a Marilyn Monroe.
Conversaciones con Marilyn
W. J. Weatherby. Editorial Gedisa. Barcelona, 1978.
Babelia
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