Destacadas personalidades de la cultura, a favor de una nueva version gallega de la Constituci¨®n
Se ha dicho, sin que jam¨¢ sfuera desmentido, que alg¨²n deartamento o autoridad gubernativa, encarg¨° la traducci¨°n al ex senador coru?¨¦s Manuel Iglesias Corral, presidente de la Academia Gallega de Jurisprudencia y Legislaci¨®n.EL PAIS quiso conocer este particular del propio interesado. Con test¨® inicialmente que ?alguien de la Administraci¨®n hizo el encargo a un miembro de la Academia?, y que ¨¦ste. ?con el debido asesoramiento y formaci¨®n ling¨¹¨ªst¨ªca, ya que se trata de un poeta y literato, realiz¨® una versi¨®n que luego result¨® modificada en algunas partes en Madrid?. El se?or Iglesias Corral neg¨® que ¨¦l haya tenido nada que ver personalmente con la traducci¨®n, aunque,s¨®lo cinco minutos m¨¢s tarde telefonear¨ªa a la redacci¨®n de EL PAIS para declarar que asum¨ªa toda la responsabilidad de la versi¨®n al gallego del texto constitucional. No quiso, por otra parte, dar a conocer el miembro acad¨¦mico al que hizo referencia, ni explicar cu¨¢les fieron los asesoramientos buscados.
De entrada, ya result¨® sorprendente en Galicia que se hiciera el encargo a Iglesias Corral, ilustre especialista en cuestiones jur¨ªdicas, pero no tanto al menos que se sepa, en materia l¨ªng¨¹¨ªstica del gallego. Como sorprendi¨® tambi¨¦n que no interviniera para nada en este asunto la Junta de Galic¨ªa, que tiene, precisamente, una consejer¨ªa de Cultura al frente de la cual est¨¢ el numerario de la Real Academia Gallega, Marino D¨®nega. Igualmente extra?o podr¨ªa ser el hecho de que no se hubiera elegido para este fin a uno de los cultivadores m¨¢s asiduos de la lengua gallega en el que se dan las circunstancias de ser presidente de la reci¨¦n citada Academia y senador real.
El caso es que en Madrid se imprime una edici¨®n biling¨¹e de la Constituci¨®n, m¨¢s de un mill¨®n de ejemplares, la mayor edici¨®n en gallego de todos los tiempos, que se distribuye por correo algunas jornadas antes del 6 de diciembre. Y surge la sorpresa. Una lectura simplemente realizada con ojos de iniciaci¨®n en cuestiones idiom¨¢ticas del gallego deja at¨®nito a quien abre las p¨¢ginas del folleto oficial. Es dif¨ªcil imaginar que puedan acumularse tantos errores en el espacio aproximado de unas 17.000 palabras que contiene la Constituci¨®n vertida al gallego.
Sin criterio coherente
EL PAIS, con la ayuda especializada de varios ling¨¹istas, contabiliz¨® algunos de estos errores, cuya simple relaci¨®n explicativa ocupar¨ªa pocas menos p¨¢ginas que el texto traducido. Entre las deficiencias m¨¢s importantes, destaca la absoluta falta de un criterio ling¨¹¨ªstico coherente. Las contradicciones halladas en este sentido son enormes (pro, pr¨¢, en algunos lugares; pra o para as, en otros; uso indistinto de las formas ao, ¨®, el, il; factura de plurales con terminaciones diferentes: oficiais, espa?oles, civis, civiles, etc¨¦tera).Igual incoherencia se mantiene en el uso de grupos cultos, lo que ha llevado a los traductores a usar las palabras p¨²blico, publicaci¨®n, publicidade casi al lado de otras como estabrecidos, d¨®ble, etc¨¦tera. Se utilizan palabras a las que se les hace seguir falsas evoluciones a trav¨¦s de leyes fon¨¦ticas que les son desconocidas por su car¨¢cter de palabras cultas. El resultado, buscando seguramente la separaci¨®n forzada del castellano, es una, lengua inventada y artificial, que pre senta el uso indiferenciado de t¨¦rminos como ordeamento u ordenamiento, orgaizaci¨®n u organizanizaci¨®n, etc¨¦tera.
Entre las contradicciones, destaca tambi¨¦n el uso de vulgarismos (adequirir por adquirir, antre por entre, axuntarse por xuntarse, custi¨®n por cuesti¨®n-, cencia por ciencia, leises por leis, etc¨¦tera), arca¨ªsmos y falsas formaciones sobre ellos (tiduo, outo, padroazgo, creto, estinxidas, etc¨¦tera) o.diferencialismos gr¨¢ficos como igoaldado, igoais, etc¨¦tera.
El uso abundante e inexplicable de castellanismos y la total ausencia de todo tipo de estructura t¨ªpicamente gallega raya ya en el atrevimiento de la ignorancia m¨¢s absoluta de los esfuerzos normativizadores emprendidos por los organismos competentes como son el Instituto de Lingua Galega, la Real Academia Gallega o la C¨¢tedra de Gallego de la Universidad de Santiago. S¨®lo siendo as¨ª se admite el uso de xuventude por mocedade, desempleo por desemprego, xunio (junio) por xu?o, etc¨¦tera.
Especialmente grave es el empleo de castel.lanismos morfosint¨¢cticos muy especialmente reiterados y de los cuales son graves ejemplos las traducciones de las formas compuestas- castellanas sin respetar las normas gallegas (haxan tido, houbese expirado, haxa sido esgotado) o la no traducci¨®n del futuro de subjuntivo castellano en presente del mismo modo gallego (cando se remitiran).
Extra?o color de la ense?a nacional
En el l¨ªmite de lo chusco o del intento desestabilizador est¨¢ la traducci¨®n del art¨ªculo que hace referencia a la bandera de Espa?a. Se dice en ella que es roxa, amarela e roxa. Resulta que roxo, en gallego, no significa rojo sino rubio, pardo. Bermello era la palabra o rubio que precisamente en gallego tiene significado propio de rojo. En un momento se dice que os mestres, os pais e, no seu caso, os escolantes intervir¨¢n no control. Alguien quiso huir del castellano y rechaz¨® la palabra escolares que era lo que ten¨ªa que haber dicho porque escolantes el lo mismo que maestros y es lo ya se expresaba al comienzo de la frase. M¨¢s curiosa todav¨ªa es la expresi¨®n de que o Goberno deber¨¢ presentar... os presupostos... ao menos tres meses antes da expiraci¨®n dos do ano derradeiro. Curioso lapsus del traductor: derradeiro no es s¨®lo ¨²timo, sino el ¨²ltimo de todos, con lo cual si alguien reclama y el futuro Tribunal de Garant¨ªas Constitucionales se atiene al texto gallego va a resultar que Galicia habr¨¢ de esperar a que se conozca la fecha del juicio final para obtener presupuestos. Todo esto es solamente una muestra.No es de extra?ar, por tanto, las protestas cualificadas. ?Que la traducci¨®n gallega de la Constituci¨®n contiene errores es un hecho comprobado por cuantos la leyeron y parece natural que se se?ale por su indudable importancia. Pero no es menos importante ni menos lamentable la anomal¨ªa cometida por el Gobierno al prescindir de los cauces normales, que deber¨ªa ser el primero en respetar, para la tramitaci¨®n del encargo de traducci¨®n.? Esta es la respuesta que dio a EL PAIS Ram¨®n Pi?eiro, fil¨®logo y miembro de la Real Academia Gallega.
Desconocimiento del estado actual del gallego
?Resulta chocante que los autores de esta traducci¨®n -contest¨® Constantino Garc¨ªa, catedr¨¢tico de la Universidad de Santiago y director del Instituto de Lingua Galega- desconozcan la realidad actual de la lengua gallega moderna y nos den un texto lleno de vulgarismos e hipergalleguismos pasados de moda, de arcaismos que intentaron introducir los escritores finiseculares pero que no llegaron a triunfar, de lusismos y castellanismos innecesarios, etc¨¦tera, am¨¦n de ciertas incorrecciones gramaticales.??Es evidente que el texto gallego de la Constituci¨®n revela desconocimiento del estado actual de la lengua escrita -opin¨® para EL PAIS Ricardo Carballo Calero, acad¨¦mico, escritor y catedr¨¢tico de Lengua Gallega de la Universidad de Santiago. No parece que la importante misi¨®n de traducir a nuestro idioma aquella ley fundamental haya sido tomada en serio por sus ejecutores o sus comitentes. Unos y otros, o unos u otros, imaginan que con el idioma puede cualquiera hacer combinaciones gratuitas. Estas personas ignoran los esfuerzos de clarificaci¨®n de la lengua que han sido realizados en los ¨²ltimos a?os, y que no puede desconocer nadie que quiera escribir en gallego. Arca¨ªsmos hace tiempo desechados, hipercasticismos corregidos definitivamente-, vulgarismos generalmente proscritos, giros sint¨¢cticos esp¨²reos e incoherencia superiativa en las soluciones a los problemas existentes, restan toda autoridad a este texto incre¨ªble. As¨ª destroz¨¢bamos el idioma en nuestra juventud; pero desde entonces, gracias a estudios muy rigurosos y a abnegados esfuerzos de meritor¨ªos investigadores, hemos aprendido algo. Pero no todos. Y fue entre estos ¨²ltimos donde depositaron su confianza las autoridades responsables. Dif¨ªcilmente hubieran podido hacerlo peor.?
No es muy diferente la opini¨®n de Marino D¨®nega, consejero de Cultura de la Junta de Galicia y acad¨¦mico. ?No es tan catastr¨®fica como se dice a veces, pero incurre indudablemente en errores muy graves.? Al presidente Ros¨®n le dijo, por carta, el secretario general t¨¦cnico de la Presidencia del Gobierno que todo hab¨ªa sido producto de la ?falta del debido sosiego? que impuso la premura de tiempo.
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