Fernando Savater: "Isabel Villar pinta la mirada de lo femenino sobre el mundo del padre"

En el jard¨ªn de la madre se titula el libro de Fernando Savater sobre la pintura de Isabel Villar, que ser¨¢ presentado por ambos hoy en la Librer¨ªa de Mujeres, Centro de Encuentro, de la calle de San Crist¨®bal. ? Lo que m¨¢s me interesa de la pintura de Isabel Villar -dijo a EL PAIS Fernando Savater- es esa imagen pl¨¢stica del mundo de la mujer, del reino de la madre que yo al menos he captado en sus cuadros. Aparte de consideraciones ¨¦ticas y de otros tiempos en las que no tengo competencia, a m¨ª me pareci¨® en aquellas im¨¢genes descubrir una visi¨®n muy aguda de lo que entiendo por la feminidad, visi¨®n que, adem¨¢s, me parece muy acertada. Y tambi¨¦n la mirada que lo femenino lanza sobre el mundo, sobre el orden del padre.??Cualquier tiempo pasado no fue mejor -dice Isabel Villar a EL PAIS-, pero seguramente esos retratos de ¨¦poca, tan sofisticados, tan sin naturalidad, me ayudan a separarme de lo que no quiero hacer. Yo prefiero que mi pintura no est¨¦ en la cr¨®nica social, porque trato de contar otras cosas. Si pudiera contar hablando lo que cuento pintando, todo ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil, creo, pero a lo mejor no pintaba.?

Habla Fernando Savater de un para¨ªso perdido, pero finalmente ah¨ª, de un mundo de sue?os que arrastra fuera de la cotidianidad ciertos deseos de oscura libertad quieta, de felicidad en un sentido ang¨¦lico. ?Si, creo que mis cuadros

est¨¢n cerca de la utop¨ªa, en estos jardines que, desgraciadamente no existen, y que seguramente por eso los pinto, porque no existen. A lo mejor, ya que hay que analizarlo todo, detr¨¢s est¨¢ la necesidad de crearlos, a partir de que vivimos en un mundo tan... potroso. En realidad, creo que estar¨ªa muy bien que existiera alg¨²n sitio as¨ª.? Y hay algo de triste en esas miradas, en esas caras, particularmente en los ni?os que parecen, seg¨²n Savater, nacidos ?para ser directores generales de algo?: ?En realidad, mis personajes no son m¨¢s tristes que cualquiera de nosotros. A lo mejor son m¨¢s simples, porque son frontales, parecen fotos poco espont¨¢neas, y andan como aislados, aunque alrededor est¨¢ todo su mundo. De todas maneras, me sorprendo muchas veces viendo sus modelos, vestidos de otras maneras y andando por la calle... Insisto en que lo que me ha ido apareciendo ha sido un mundo, que viene seguramente de una manera de pintar, m¨¢s que de los temas tratados, pero un mundo que es una manera de crecer, de instalarse en la vida. All¨ª, los ¨¢lbumes de familia, las mujeres que vuelan, los animales salvajes, se han ido instalando un poco sin darme bien cuenta... Los cuadros aparecen de una manera muy poco racional. Yo puedo arrancar de cualquier cosa: a veces una foto antigua, otras un recuerdo. Y, de esa peque?a idea va saliendo, ya con los pinceles en la mano, la historia definitiva del cuadro.?

? Si quieres que te diga la verdad, pintar para m¨ª, adem¨¢s de una profesi¨®n, y tal vez antes que una profesi¨®n, es una diversi¨®n, una fiesta. Una libertad. Yo me lo pase, muy bien pintando, y todo lo dem¨¢s lo siento como secundario. Creo que si no me divirtiera, no pintar¨ªa. Y creo tambi¨¦n que ese, en mi caso y en todos, es el sentido ¨²ltimo del arte.? ?Otra cosa que la vida, preocupada en tantas cosas, o que la pol¨ªtica, que hay que hacer. Pienso sinceramente que el inundo va a mejor, que las cosas cambian para lo bueno. Pero no puedo evitar que cuando pinto aparezca esa especie de nostalgia por algo que parece pasado, pero que en realidad no ocurri¨® nunca, que no existe.?