Ma?ana comienza en Gran Breta?a una nueva ola de huelgas
Con la huelga de camioneros todav¨ªa en su apogeo, el Gobierno brit¨¢nico afronta ma?ana el ?d¨ªa de acci¨®n? de casi mill¨®n y medio de empleados p¨²blicos, que ir¨¢n a un paro nacional de veinticuatro horas en demanda de mejoras salariales. Al margen de sus implicaciones ciudadanas -hospitales, escuelas, recogida de basuras y otros servicios b¨¢sicos se ver¨¢n afectados- y de su impacto, en una opini¨®n p¨²blica, ya muy sensibilizada, este nuevo aviso de confrontaci¨®n agravar¨¢ las dificultades pol¨ªticas de un gabinete maltratado por la crisis.
El ¨²nico signo de respiro en el horizonte del primer ministro son las negociaciones que comienzan hoy entre empresarios y los camioneros en huelga. Para propiciarlas, el Gobierno ha abdicado de su pretensi¨®n de congelar las tarifas del transporte, lo que permitir¨¢ a los patronos mejorar su actual oferta del 15%, rechazada por los conductores. La reuni¨®n de hoy se ve con cierto optimismo desde ambas partes, aunque, fuentes sindicales la califican de ?meramente exploratoria?.La evoluci¨®n de estas conversaciones y el comportamiento de los piquetes, tras la adopci¨®n urgente por su sindicato de un nuevo ?c¨®digo? dirigido a su control, van a ser los dos elementos b¨¢sicos manejados por el Gabinete en las pr¨®ximas horas para decidir sobre la implantaci¨®n del estado de emergencia. En cualquier caso, el desgastado Gobierno laborista est¨¢ pagando ya un alto precio pol¨ªtico por la degradaci¨®n de la situaci¨®n laboral. El ¨²ltimo sondeo de opini¨®n Gallup, coloca a la oposici¨®n conservadora un 7,5 % por delante del partido gubernamental en las preferencias de los electores.
El Ej¨¦rcito conducir¨¢ las ambulancias
El ?d¨ªa de acci¨®n? que los empleados p¨²blicos protagonizar¨¢n ma?ana, va a afectar especialmente a los ocho millones de londinenses. Ya se ha anunciado que el Ej¨¦rcito, bajo la direcci¨®n de la polic¨ªa, se har¨¢ cargo del servicio de ambulancias, cuyos conductores se niegan a efectuar los servicios de urgencia.Contemplada en perspectiva la evoluci¨®n de la situaci¨®n laboral brit¨¢nica ha ido reduciendo al, m¨¢ximo el espacio de maniobra gubernamental. Las optimistas previsiones econ¨®micas de hace s¨®lo dos meses han sido completamente socavadas y en medios oficiales se detecta claramente un ambiente de pesimismo; el objetivo laborista de estricto control de la inflaci¨®n a trav¨¦s de una r¨ªgida pol¨ªtica salarial parece definitivamente arruinado. James Callaghan ha probado ser un animal pol¨ªtico de grandes recursos, pero hay un sentimiento general de que, a menos que la situaci¨®n d¨¦ un gran vuelco, a corto plazo, vuelco que pasa ineludiblemente por un entendimiento con los sindicatos, el Gobierno est¨¢ sirviendo en bandeja de plata, a Margaret Thatcher las pr¨®ximas elecciones.
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