La piel de la realidad hist¨®rica
Terminada la lectura de este libro nos queda una extra?a sensaci¨®n de inquietud y tristeza. Si efectivamente somos as¨ª, si no podemos romper el cerco de nuestras pasiones, si ante todo somos dogm¨¢ticos y excluyentes, si al que no piensa como nosotros le tratamos con odio y desprecio, utilizando la conocida teor¨ªa del improperio, entonces el panorama es desolador y muy dif¨ªcil la posibilidad de una m¨ªnima convivencia en este pa¨ªs.Es perfectamente leg¨ªtimo que si adoptamos determinada posici¨®n pol¨ªtica estemos convencidos que nuestro credo es el mejor que el programa de vida que proponemos es el m¨¢s justo y conveniente para el beneficio de la colectividad, que si nos dejan hacer lo que pensamos se alcanzar¨¢ mayor felicidad y ventura.
Historia de La resistencia
antifranquista.Victor AIba. Editorial Planeta. Barcelona, 1978.
Una de las facetas m¨¢s curiosas y desconcertantes de nuestra vida pol¨ªtica, desde hace muchos a?os, es la fabulosa ascensi¨®n de la chismograf¨ªa. Claro es que donde no hay libertad el chisme ocupa lugar prominente. Todo es solapado, clandestino y vergonzante.
Por este camino es f¨¢cil perderse. Del chisme se pasa al denuesto. Y lo que pudo haber sido una obra valiosa y de singular sensibilidad en la evocaci¨®n de uno de los per¨ªodos m¨¢s tr¨¢gicos de nuestra historia se convierte en un alegato de vuelo corto contra los mismos compa?eros de lucha. Esta es la primordial objeci¨®n que hay que hacer a este libro, Historia de la resistencia antifranquista, de V¨ªctor Alba.
Asombra el sincretismo y la falta de rigor con que se tratan episodios muy controvertibles. El cap¨ªtulo sobre ?el caso Monz¨®n? es de una ligereza pueril irritante. La historia pol¨ªtica, por muchas circunstancias, es m¨¢s compleja. Con la regocijada premura de un ret¨®rico sofista. da por finalizado el asunto glorificando a Jes¨²s Monz¨®n y condenando a Santiago Carrillo.
Incompleta y pobre documentaci¨®n utiliza V¨ªctor Alba. Lo insuficiente de sus noticias le hace naufrauar en el torbellino de la lucha pol¨ªtica. En muchas de sus afirmaciones la exactitud hist¨®rica no es ni siquiera aproximada. Llega a confundir nombres y personas (don Angel Herrera con su hermano). Y como no explica sus fuentes, es l¨ªcito,suponer que sus juicios son tan s¨®lo efusiones l¨ªricas intencionadas.
As¨ª, cuando relata la ejecuci¨®n de Agust¨ªn Zoroa. se limita al siguiente texto: ?Los sustitutos de Jes¨²s Monz¨®n -Zoroa, S¨¢nchez Viedina y Lucascayeron r¨¢pidamente en manos de la polic¨ªa. Zoroa fue fusilado despu¨¦s de un proceso confuso donde su conducta personal qued¨® en entredicho.? Y no se dice nada m¨¢s sobre el tema. Los que conocimos a Zoroa y convivimos con ¨¦l los d¨ªas de su proceso y hasta el momento de su ejecuci¨®n, no podemos explicarnos las razones ocultas de esta aseveraci¨®n. Aqu¨ª no hay s¨®lo apasionamiento, sino falsedad e impostura.
Y ?c¨®mo es posible escribir una historia de la resistencia antifranquista sin mencionar al tristemente c¨¦lebre coronel Eymar? Dice V¨ªctor Alba que su libro pretende ser una palabra de recuerdo y de justicia ?para aquellos hombres absolutamente abnegados que se sacrificaron sin vacilar por una causa en la que cre¨ªan con toda su fe y de la que no esperaban obtener ning¨²n beneficio personal?. El mejor homenaje que aquellos hombres, vivos o muertos, se merecen es relatar ver¨ªdicamente su odisea sin dejarnos influir por la pasion partidista.
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