El Madrid se clasific¨® por penaltis, pero mereci¨® ganar el Atl¨¦tico
El Real Madrid se clasific¨® milagrosamente para la cuarta eliminatoria de la Copa de Espa?a ante un Atl¨¦tico que le super¨® en casi todo momento. Pese a ello, y aunque parezca mentira, logr¨® llegar hasta la pr¨®rroga y m¨¢s tarde a los lanzamientos (le penaltis, donde los fallos de Cario, sobre todo, y de Leivinha, junto a los aciertos de Garc¨ªa Rem¨®n, decidieron el cara o cruz. Si el partido de ida jugado en el Manzanares no tuvo demasiada historia, el de ayer fue uno de los m¨¢s emocionantes y de calidad entre los eternos rivales que se recuerdan en los, ¨²ltimos tiempos. M¨¢s de dos horas de dura lucha -s¨®lo a veces antirreglamentaria o excesiva- y con buen juego, dejaron extenuados a los dos equipos, pero especialmente al Madrid, que estuvo a merced del Atl¨¦tico desde el descanso.La baja inicial de Stielike ten¨ªa que pesar como una losa sobre el cuadro blanco y as¨ª fue. Por si fuera poco, la lesi¨®n de Pirri por una entrada de Cano, no jugando ya la segunda parte, acab¨® por hundir el ¨²ltimo revulsivo. Lo grave, lo realmente grave para el Madrid actual, es que a¨²n tenga que echar de menos a un Pirri veterano y a punto de decir su adi¨®s. El equipo blanco es viejo y fue sintom¨¢tico el agotamiento total de Benito ante Rub¨¦n Cano, luego de cumplir, eso s¨ª, honrad¨ªsimamente.
Qued¨® ya escrito hace bien poco en estas p¨¢ginas. que el Madrid sin fuerza es un equipo vulgar. Sus hombres se apoyan, pero sin la presencia de ?stielikes? no pasan de un bloque con pocas ideas. Pese a empezar arrollando en los primeros minutos del partido, pronto se vio que los contraataques atl¨¦ticos pod¨ªan hacer mucho da?o. Los esquemas eran cl¨¢sicos para equipos de casa y fuera: 4-3-3 el Madrid y 4-4-2 el Atl¨¦tico. Pero si el cuadro rojiblanco se distend¨ªa con flexibilidad sobrada, -el ataque y sus dos puntas, Leivinha y Cano, eran pronto apoyadas por Leal o Guzm¨¢n -al que no segu¨ªa Guerini, atento a su propio ataque, siempre menor- el Madrid no sacaba provecho de su esquema te¨®ricamente m¨¢s ofensivo. Juanito notaba la inactividad, magn¨ªficamente marcado por un Sierra que se puede convertir en un Marcelino de m¨¢s calidad; a Jensen lo oscurec¨ªa el propio Marcelino y Arteche cuidaba sobradamente esta vez de Santillana. Como detr¨¢s Del Bosque era equilibrado por Marcial, s¨®lo Guerini pod¨ªa aportar su individualidad -y bastante hizo con la jugada del prirner gol- mientras Wolf, demasiado atrasado, poco pod¨ªa frenar a un Leal que ven¨ªa desde atr¨¢s con campo para su peligroso regate a la carrera.
Lo incre¨ªble, despu¨¦s de todo esto, y aun contando con que Pereira, pese a una lesi¨®n en un muslo desde el minuto dos de partido (Jug¨® con una muslera y disminuido), cumpli¨® espl¨¦ndidamente, es que el Madrid llegara a ganar por 2-0. Pero as¨ª es el f¨²tbol y as¨ª ocurri¨®. Despu¨¦s de tres ocasiones claras rojiblancas, a la ¨²ltima contest¨® el Madrid con su gol, pues tuvo la fortuna o el acierto de concretarla.
M¨¢s tarde, fue Pirri (y no Marcial). El Atl¨¦tico iba a tener la desgracia de su lado. S¨®lo es explicable porque el f¨²tbol es un juego y no matem¨¢tico. Por otra parte, esta fortuna tampoco es nueva para el Madrid esta temporada. Recordemos el caso del Bilbao. Indudablemente, como aquel d¨ªa, ayer tuvo el m¨¦rito de no perder la cara e incluso levantarla en el primer tiempo de la pr¨®rroga. Pero las ocasiones de la segunda parte anterior y tambi¨¦n en la pr¨®rroga, goles aparte, fueron para el Atl¨¦tico en una proporci¨®n de diez a uno o a ninguno. El Madrid, hundido f¨ªsicamente mucho m¨¢s que el Atl¨¦tico, sin precisi¨®n en los pases adem¨¢s, fue un pelele.
El Madrid empeor¨® en la segunda parte del tiempo reglamentario, pues Wolf pas¨® a suplir a Pirri como defensa libre, pero la mejor condici¨®n f¨ªsica del Atl¨¦tico se impuso cada vez m¨¢s y la salida de Rubio por Guzm¨¢n, que igual¨® su 4-4-2 anterior al 4-3-3 del rival, a¨²n m¨¢s profundidad. Leal continu¨® jugando c¨®modamente en solitario y aunque brill¨® tambi¨¦n debe tener sobre su conciencia gran culpa de que su equipo no concretara su dominio en m¨¢s goles. Le falt¨® precisi¨®n. Ni Garc¨ªa Hern¨¢ndez ni, por supuesto, Guerini, cada vez m¨¢s adelantado a la vista de la nulidad de la delantera blanca, pudieron ayudar a Del Bosque a componer un centro de campo de entidad. El salmantino s¨®lo pudo centrar balones sobre el ¨¢rea, pero s¨®lo una vez encontr¨® -y -mal- la cabeza de Santillana.
El Madrid, pues, gan¨® la batalla de los millones injustamente y el Atl¨¦tico deber¨¢ empe?arse en la Liga. Su mejorjuego y su lucha no le sirvieron de-nada, confirmando su fama de ?pupas?. Pero debe tener el orgullo de haber ca¨ªdo honros¨ªsimamente. Al menos eso le puede quedar como renta. Gracias a ¨¦l, sobre todo, se vio un gran espect¨¢culo de f¨²tbol.
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