Dirigir sus transportes, un medio para controlar Barcelona
La sorprendente actitud de dos dirigentes de Comisiones Obreras en apoyo del cesado director de la Compa?¨ªa Municipal de Transportes de Superficie de Barcelona -actitud ahora sometida a investigaci¨®n por la mencionada central sindical- es el ¨²ltimo de los muchos episodios confusos aparecidos en el seno o alrededor de la compa?¨ªa a lo largo de su historia. El inter¨¦s pol¨ªtico del control de la compa?¨ªa aparece como evidente: su dominio puede equivaler a controlar la ciudad.
Cuando la actual compa?¨ªa de autobuses urbanos de Barcelona estaba en manos particulares, sus dirigentes representaban la patronal m¨¢s dura e intransigente. De ah¨ª el odio popular hacia el tranv¨ªa y, posteriormente, el autob¨²s, demostrado por las asambleas, consabidas pedradas estudiantiles y por las hist¨®ricas huelgas antifranquistas de 1951 y 1957.Ahora la compa?¨ªa municipalizada es vista como un medio para obtener el control de la ciudad, al igual que antes fue un medio para asegurarse s¨®lidos beneficios personales.
Por todo ello, los partidos pol¨ªticos de izquierda siguen de cerca la problem¨¢tica sindical de los 6.400 empleados de la empresa municipalizada, donde precisamente se han dado posturas encontradas entre UGT y CCOO.
El dimitido Soc¨ªas es el primer alcalde que intenta analizar y reformar el tema. Paralelamente a la llegada de Soc¨ªas a la alcald¨ªa (diciembre de 1976), cesa en el cargo de director general de la Compa?¨ªa Municipal de Autobuses Miguel Cabr¨¦ Llistosella, hombre de confianza de Porcioles, que sorprendentemente acumulaba el cargo citado con el de presidente del Sal¨®n Internacional del Autom¨®vil de Barcelona, instituci¨®n ¨¦sta esencialmente al servicio del autom¨®vil como veh¨ªculo de transporte privado.
Cabe dudar de que se diera el milagro de hacer coincidir dos intereses antag¨®nicos -el transporte p¨²blico y el privado-, que en ciencia econ¨®mica constituyen servicios sustitutivos. El hecho es que Cabr¨¦ -que ten¨ªa un contrato tan id¨ªlico como el de Hap, expuesto en el anterior art¨ªculo- acep¨® una jubilaci¨®n que, seg¨²n fuentes altamentes responsables, es s¨®lo de una cuarta parte de lo que contractualmente le correspond¨ªa, ante ello fue m¨¢s prudente que Hap.
Este ¨²ltimo, en cambio, opt¨® por reaccionar. Al cesar Soc¨ªas, el consejo de administraci¨®n de la compa?¨ªa acord¨® su reingreso, posteriormente vetado por el alcalde interino. Seg¨²n fuentes directas, los dos miembros de CCOO, ahora sometidos a expediente por su central sindical, fueron los m¨¢s entusiastas defensores de Hap, de cuyo caso dijeron en rueda de prensa que ?no es m¨¢s que una cortina de humo?. Actitud sorprendente, por cuanto que ten¨ªan en su poder el informe del consejero-delegado nombrado por Soc¨ªas, Roberto Cortadas. Ahora fuentes socialistas se refirieron expresamente a un presunto pacto secreto entre los comunistas y Hap, pero no logran demostrar su existencia real, si bien cuentan a favor de su argumentaci¨®n con la actitud de los dos vocales obreros, el m¨¢s cualificado de los cuales pertenece al partido de los comunistas catalanes.
En el Consejo de Administraci¨®n, al lado de los dos dirigentes obreros y tambi¨¦n en favor de Hap, se situaron activamente dos personas dignas de atenci¨®n. En primer lugar Jos¨¦ Fern¨¢ndez Ram¨ªrez. Se trata de un falangista de la primera hora -que fue nombrado por Primo de Rivera jefe territorial de la milicia falangista- y fue gobernador civil de Castell¨®n de la Plana, cargo del que fue cesado a principios de los setenta, despu¨¦s de que la polic¨ªa gubernativa a sus ¨®rdenes detuviera a una profesora de instituto que acababa de suspender a uno de sus hijos. Incre¨ªble, pero cierto. Su cese fue r¨¢pido, despu¨¦s de una inefable protesta por escrito al ministro por parte de la Asociaci¨®n Nacional de Profesores de Instituto. El segundo en entusiasmo en apoyar a Hap en el consejo de administraci¨®n fue el concejal franquista Rogelio Mir, ex presidente del sindicato vertical de sanidad y miembro destacado del bunker municipal. Las cuatro personas configuran un p¨®ker impensable.
Pero esta situaci¨®n actual se da porque en el pasado reciente se dieron y permitieron otras. ?Por qu¨¦ antes de Soc¨ªas no se hab¨ªa efectuado ninguna auditor¨ªa, ni censurado las cuentas ante el incre¨ªble aumento del d¨¦ficit?
Grandes y peque?as anomal¨ªas pueden completarse. As¨ª, en la venta a la empresa Huarte de las antiguas cocheras de Sarri¨¢ -donde ahora precisamente se alza la farmacia a de la esposa de Had, el cual, por cierto, tom¨® parte directa en la operaci¨®n de venta- hubo, seg¨²n la auditor¨ªa ordenada por Soc¨ªas, ?una donaci¨®n gratuita de edificabilidad a la empresa? compradora (es decir, Huarte). La lectura en una auditor¨ªa de la palabra donaci¨®n, refiri¨¦ndose a un patrimonio p¨²blico y con relaci¨®n a una sociedad mercantil,no deja de producir aut¨¦nticos escalofr¨ªos.
Otro gran tema con relaci¨®n al d¨¦ficit de los autobuses barceloneses fue la compra, bajo Porcioles y con el apoyo directo de ¨¦ste, de la compa?¨ªa privada de transportes Urbas por trescientos millones de pesetas. La auditor¨ªa afirma que aquella compra represent¨® para la empresa municipalizada de autobuses ?de entrada, una p¨¦rdida de activo por valor de 120 a 150 millones de pesetas, seg¨²n se desprende de la supervaloraci¨®n de los bienes de Urbas?.
En s¨ªntesis, para concluir, por un lado, buenos beneficios o ingresos privados, para unos pocos, y, por otro lado, un enorme d¨¦ficit y un mal servicio para los ciudadanos de a pie o de autob¨²s.
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