Nadie quiere apoyar econ¨®micamente a Emilio Villota
La situaci¨®n actual de Emilio Villota pone de manifiesto la compleja problem¨¢tica de la competici¨®n del motor a alto nivel. En otros pa¨ªses, mucho m¨¢s avanzados que el nuestro en lo que al automovilismo se refiere, la figura de Villota es dif¨ªcilmente repetible. El piloto que llega a poder disputar carreras de este tipo, una minor¨ªa frente a la gran masa de practicantes, lo hace por m¨¦ritos propios y con enormes posibilidades de ser respaldado econ¨®micamente. El resto no llega.
El problema principal ante el que se enfrenta Villota es, por un lado, el desconocimiento general que existe en este pa¨ªs sobre el automovilismo, un deporte que mueve masas en todo el mundo. Por otro lado, Villota suma a este desconocimiento general el particular de su propia figura, al no haber tenido una ascensi¨®n progresiva y lo suficientemente expectacular como para llamar la atenci¨®n del p¨²blico en general.A sus 33 a?os de edad, Emilio Villota lleva tres lustros de participaciones. Primero en forma t¨ªmida y espor¨¢dica, en subidas en cuesta. Luego, ya m¨¢s asidua, en las f¨®rmulas de promoci¨®n b¨¢sicas, como la Copa TS; la f¨®rmula 1430 y la f¨®rmula 1.800. En ninguna de estas actividades Villota destac¨® poderosamente, pese a que en una de ellas, la f¨®rmula 1430, lleg¨® a ser una vez campe¨®n. En muchos a?os de participaci¨®n asidua, Villota no pudo con la imagen de los Villacieros, Ca?ellas, Zapico, Jean Claude y otros, que fueron quienes usufructuaron la minoritaria fama que sus ¨¦xitos les produc¨ªan.
M¨¢s tarde, Villota tras unos problemas con la direcci¨®n de la organizaci¨®n de la f¨®rmula de promoci¨®n m¨¢s alta, decidi¨® pasarse a actividades de rango superior. Primero, con t¨ªmidas apariciones en el europeo de turismos para, casi sin soluci¨®n de continuidad, volcarse en los monoplazas de f¨®rmula 1. Al principio, y con un montaje publicitario desusado en Espa?a, logr¨® recaudar el dinero necesario para ello. Pero su actuaci¨®n en la pista estuvo lejos de lo que sus patrocinadores esperaban, porque ViIlota a¨²n estaba muy verde. Luego, a medida que el piloto mejoraba en su calidad y ganaba en experiencia, parad¨®jicamente le resultaba m¨¢s y m¨¢s dif¨ªcil conseguir el dinero. Porque los ¨¦xitos segu¨ªan sin llegar y su figura, de cara a la masa, se iba deteriorando.
Despu¨¦s de tres temporadas, en las que milagrosamente ha sacado adelante sus multimillonarios proyectos, gracias a una tenacidad y a una fe en s¨ª mismo asombrosas, Villota se encuentra en un impasse del que no se sabe si podr¨¢ salir. En otras ocasiones ha salido de situaciones dif¨ªciles, pero ¨¦sta parece m¨¢s dif¨ªcil que nunca. Porque, pese a los ataques que el propio interesado vierte contra la Federaci¨®n Espa?ola y el Consejo Superior de Deportes, ninguno de los dos le dar¨¢ dinero para que vaya a correr. El CSD ya no da dinero para estos casos, si no que lo canaliza a trav¨¦s de la Federaci¨®n. Y ¨¦sta no quiere patrocinar a todo aquel que quiera correr en coche, por espectacular que sea la especialidad a que se dedique. M¨¢xime teniendo en cuenta que la Federaci¨®n cuenta s¨®lo con veinte millones de pesetas de presupuesto -igual cantidad que la que necesita Villota para esta temporada-, cifra rid¨ªcula teniendo en cuenta los costos de este deporte.
En Francia o en Italia, por citar s¨®lo algunos ejemplos, los pilotos cuentan con muchas f¨®rmulas de promoci¨®n donde foguearse ganar experiencia y conocimientos, y, si les es posible, despuntar. S¨®lo una minor¨ªa llega a destacarse de la masa de practicantes. En la criba quedan la mayor¨ªa, algunos incluso con calidad, pero sin suerte. Pero en los que llegan, la calidad esta m¨¢s que demostrada. Y a ellos, aunque no sin problemas, hay ciertas marcas que les apoyan. Algunas petrol¨ªferas, al haber libertad de gasolinas. Otras que piensan que el automovilismo es buen veh¨ªculo de promoci¨®n de sus productos. En Espa?a, por ahora, no hay ni lo uno ni lo otro.
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