"El Hotel" y "Sumar¨ªsimo"
El hotel de las mil y una estrellas ha batido todos los r¨¦cords en la irritaci¨®n del respetable y sufrido telespectador. El ¨ªndice de aceptaci¨®n del programa ha conseguido descender de manera vertiginosa al 4,6, guarismo s¨®lo alcanzado en una ocasi¨®n por alguna ¨®pera mal realizada y pobremente cantada. El hotel... trataba de ser una especie de homenaje a la comedia americana, ofrecido en clave familiar. Un homenaje que, en palabras del personal de aquella casa, se convirti¨® ya antes de su nacimiento en una parodia que contrastaba con el programa que la segunda cadena ofrec¨ªa al mismo tiempo: Melod¨ªas de Broadway. La comparaci¨®n entre Fred Astaire y Luis Aguil¨¦, o entre Vicente Minelli y Jes¨²s Yag¨¹e como realizadores era, m¨¢s que patente, surrealista. En Televisi¨®n no se acaban de explicar el brutal rechazo del programa, pero pod¨ªan haber ca¨ªdo en la cuenta de que Luis Aguil¨¦ haciendo de Luis Aguil¨¦, evolucionando en el seno de un gui¨®n absurdo, ofrec¨ªa a la audiencia un punto focal y omnipresente hacia el cual dirigir sus iras. Alguno de los n¨²meros musicales puede ser incluso pasable, pero es que todo se va al garete bajo a ominosa recurrencia del protagonista. El ??ya est¨¢ otra vez ese t¨ªo!? convierte al programa en un discurso mon¨®tono, cuya descarada falta de respeto al buen gusto no le permite, para su desgracia, pasar inadvertido.
Por su parte, Sumar¨ªsimo, en principio ideado como una Hora de... ha cosechado tambi¨¦n un estimable fracaso para ser un programa de entretenimiento. Lazarov ha encerrado a sus personajes en un juicio improbable, que, de manera m¨¢s improbable todav¨ªa, da paso a n¨²meros musicales desarrollados en no se sabe qu¨¦ limbo del music-hall. Lazarov es un realizador espectacular, pero incapaz, a lo que parece, de contar una historia con un m¨ªnimo de sentido. As¨ª, un juicio falso que no interesa a nadie cumple el mismo papel como punto focal de irritaci¨®n que Luis Aguil¨¦ en el Hotel.
Los hechos demuestran una innata capacidad de aquella casa para realizar espect¨¢culos en condiciones. A Miguel de los Santos se le encarga Mundo noche, que de puro malo no lleg¨® a emitirse (con todo el gasto hecho). A Luis Aguil¨¦ se le pone a una hora de m¨¢xima audiencia, y a Lazarov tres cuartas partes de lo mismo. Y, as¨ª, la pregunta que surge por s¨ª misma es la de qui¨¦n es el responsable de unos desaguisados que con el propio dinero del personal consiquen la dudosa iron¨ªa sacarle de quicio.
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