El porqu¨¦ de unas muertes
Para este su primer filme, realizado hace ahora ocho a?os, Francis Girod, relacionado ya anteriormente con el periodismo y el cine, ha escogido un c¨¦lebre caso, ya tratado. en novela dentro de la tradici¨®n de los m¨¢s populares criminales galos.Este abogado Sallet, pariente cercano de Landr¨² o Petiot, de tantos otros nombres se?alados por haza?as siniestras, le ha servido para, evocando los d¨ªas de la primera guerra mundial, alzar una historia en la que el humor sangriento, lo popular y lo macabro, se dan la mano con. bastante inteligencia.
Realizado sin grandes alardes, muy bien interpretado por Piccoli y Romy Schneider, su ¨¦xito quiz¨¢ se deba a su misma medida, que s¨®lo sobrepasa en determinadas ocasiones, como el episodio del ¨¢cido sulf¨²rico, cuando el tr¨ªo aut¨¦nticamente infernal hace desaparecer los restos de sus v¨ªctimas en la oscuridad del jard¨ªn convertido en cementerio.
Tr¨ªo infernal
Direcci¨®n: Francis Girod. Int¨¦rpretes: Michel Piccoli, Romy Schneider, Andrea Ferreol. Francia. Humor negro. 1973. Local de estreno: Torre de Madrid
Olvidando tal espisodio que, aun como revulsivo o provocaci¨®n, resulta demasiado largo y detallado, la historia, tal como est¨¢ contada, mezcla de violencia, humor y s¨¢tira resulta coherente y eficaz, cuando no pat¨¦tica.
La ambientaci¨®n deco, completada en algunos casos con escenarios naturales, compone un brillante marco en torno a los protagonistas, a la vez v¨ªctimas y verdugos. Incluso las escenas de amor aparecen sugeridas tan s¨®lo; en parte, por llegar a un p¨²blico m¨¢s amplio y, en parte tambi¨¦n, porque Romy Schneider s¨®lo mantiene a¨²n las formas de sus encantos exteriores. Impecable en su trabajo y con la especial belleza entre ingenua y perversa que el tiempo ha ido perfilando en torno a ella, forma con Piccoli una pareja extraordinaria, capaz de evocar por s¨ª sola el lejano recuerdo de una ¨¦poca.
Junto a ambos, la tercer protagonista interpreta el personaje m¨¢s humano de la historia, el que en realidad sirve para dar la dimensi¨®n total de ambos, de unos hechos que, por lo general, vienen sucediendo en la retaguardia.
Quiz¨¢ la impunidad, puede que el desd¨¦n por los m¨¢s d¨¦biles, el caso es que este Sallet de nuestro filme, h¨¦roe de la pa tria, futuro diputado, buen amador y asesino en horas libres, no debi¨® matar por razones econ¨®micas, aunque no desde?ara el bot¨ªn de sus v¨ªctimas. Seguramente llev¨® a cabo sus muertes por realizarse a trav¨¦s de los dem¨¢s -como hoy se dir¨ªa- en un mundo en guerra, miserable, culpable, de mente o grotesco, con el que posiblemente nunca lleg¨® a sentirse solidario.
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